HISTORIAS DE LA HISTORIA

La historia del Cho Oyu invernal

La ‘Diosa Turquesa’ es el ochomil que más veces ha sido ascendido en invierno. Catorce personas lo coronaron en fechas del calendario invernal entre 1985 y 1994, todas sin oxígeno. Acumula curiosidades, récords y noticias interesantes.

Cho Oyu invernal 2022 (Foto: Gelje Sherpa).
Cho Oyu invernal 2022 (Foto: Gelje Sherpa).
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El campo base de la vertiente sur del Cho Oyu alberga en estos instantes la primera expedición invernal a los ochomiles de la presente temporada. Liderada por Gelje Sherpa, su objetivo es abrir una nueva ruta en la vertiente nepalí. Forman parte del grupo otros cinco sherpas, así como Kristin Harila y Adriana Brownlee.

El Cho Oyu es, históricamente, el ochomil que más veces se ha ascendido en fechas invernales. Entre 1985 y 1994, un total de catorce personas pisaron su cumbre en invierno. Además, curiosamente, ya ha sido ascendido en invierno desde la vertiente nepalí y abriendo una nueva ruta; también registró una ascensión femenina en invierno. Anecdóticamente, en caso de que la expedición invernal 2022-2023 tenga éxito y alcance la cima, será la primera que lo haga usando oxígeno suplementario.

Equipo del Cho Oyu invernal 2022-2023 (Foto: Adriana Brownlee).
Equipo del Cho Oyu invernal 2022-2023 (Foto: Adriana Brownlee).

Eso sí, las ascensiones previas al Cho Oyu han supuesto varios logros históricos:

Nueva ruta en la vertiente sur

Una expedición polaca liderada por Andrzej Zawada firmó la primera ascensión invernal al Cho Oyu el 12 de febrero de 1985, con Maciej Berbeka y Maciej Pawlikowski como puntas de lanza. Los polacos eligieron la cara sureste de la montaña, en el lado nepalí del Cho Oyu, y no la vertiente oeste (tibetana) por donde circula la ruta normal. En esa vertiente, solamente figuraba una ruta, abierta por el centro de la pared por los austriacos Edi Koblmüller y Alois Furtner en 1978.

El campo base (5.200 m) se instaló el 30 de diciembre y ocho alpinistas polacos, cuatro canadienses y cuatro sherpas se reunieron allí el 2 de enero. Solamente faltaba Jerzy Kukuczka, que dinamitó el inicio de la expedición solicitando permiso para intentar primero el Dhaulagiri con otra expedición polaca organizada ese invierno, con la promesa de sumarse posteriormente a sus compañeros en el Cho Oyu. Muchos vieron en ello un acto de egoísmo, que permitía a Jurek evitar todo el trabajo previo en la montaña y aprovecharse de sus compañeros para ir solamente a la cumbre.

Los expedicionarios se enfrentaron a un reto formidable en pleno invierno: un muro de 3.000 metros verticales, con notables dificultades técnicas, concentradas principalmente en el primer tercio. De hecho, tardaron un mes completo en superar las complejidades de ese tramo e instalar su campo 3 (6.700 m), el 29 de enero.

Maciej Pawlikowski y Maciej Berbeka en el Cho Oyu

Desde ese momento, el equipo intensificó el ritmo de ascensión, conscientes de que el calendario solamente les ofrecía un par de semanas más de permiso, que expiraba el 15 de febrero, como era usual en la época.

En un trabajo de equipo perfectamente coordinado, las cordadas formadas por Andrzej Zawada y Zyga Heinrich primero, y Genek Chrobak y Miroslaw Gardzielewski después, consiguieron abrir el terreno de hielo muy vertical que daba acceso al C4 (7.200 m), instalado por estos últimos el 8 de febrero.

Mientras Genek Chrobak y Miroslaw Gardzielewski descendían cansados al CB el 10 de febrero, Marciej Berbeka y Maciej Pawlikowski ocupaban su lugar en el C4. El 11 de febrero, Marciej Berbeka y Maciej Pawlikowski ascendieron hasta 7.500 m fijando cuerdas y montaron allí el C5.

Finalmente, el 12 de febrero fue la jornada del ataque final. Bajo unas condiciones meteorológicas perfectas, aunque con un viento bastante fuerte que apenas les permitía mantenerse en pie en el plateau somital, Maciej Berbeka y Maciej Pawlikowski firmaban la primera invernal del Cho Oyu… además, por una ruta nueva y peligrosa. Eran alrededor de las 14:30 horas de la tarde y a las 18:00 horas se refugiaban de nuevo en el C5.

Doblete de ochomiles en un invierno

El citado Jerzy Kukuczka llegó al CB cuando Marciej Berbeka y Maciej Pawlikowski subían al C3 camino de la cima, el 9 de febrero. El 21 de enero de aquel mismo 1985 había conseguido la primera invernal del Dhaulagiri y, ante la inminente llegada de la fecha de caducidad del permiso de ascensión, se lanzó enseguida hacia los campamentos de altura instalados por sus compatriotas.

Con Zyga Heinrich como compañero de cordada, subieron directamente al C2 el 10 de febrero, y el día 11 progresaron hasta el C3, dos campamentos por debajo de la cordada Berbeka-Pawlikowski, que ya preparaba su asalto a la cumbre del día siguiente.

Krzysztof Wielicki y Jerzy Kukuczka descansando tras su descenso de la cumbre del Kangchenjunga en invierno (1986).  (Col. Krzysztof Wielicki)
Krzysztof Wielicki y Jerzy Kukuczka descansando tras su descenso de la cumbre del Kangchenjunga en invierno (1986).

Jerzy Kukuczka y Zyga Heinrich descansaron el 12 de febrero y se cruzaron con sus compañeros que descendían de la cima el día 13. Aquella noche, vivaquearon a unos 60 m del C5, que no pudieron encontrar en la oscuridad. El 14 de febrero, optaron por reponer fuerzas en el C5 y dejar su ataque a cumbre para el 15 de febrero.

Partieron a las 7:30 horas y no llegaron a la cima hasta 12 horas más tarde. La noche los alcanzó en el descenso y tuvieron que vivaquear a 7.700 m. Totalmente exhaustos, necesitaron cuatro jornadas para desandar toda la ruta y llegar al campo base.

Primera invernal a un ochomil en solitario y sin oxígeno

En el invierno de 1988, el Cho Oyu fue testigo de una expedición extraordinaria. Nadie había ascendido en solitario a un ochomil en invierno cuando Fernando Garrido organizó su expedición al Cho Oyu para enero de 1988.

El alpinista español se instaló en su primer campo base (5.200 m) el 10 de enero y, acompañado del sherpa Tenzing, montó el C1 (5.850 m) el 20 de enero, en una localización cercana a donde suele situarse el campo base avanzado de muchas expediciones.

El 1 de febrero, Fernando y Tenzing partieron del CB (que habían trasladado a 5.400 m) al citado C1. Desde allí, el 2 de febrero, Fernando Garrido inició su ascensión en solitario, mientras Tenzing permanecía para realizar fotografías con teleobjetivo (desde el CB no se ve la ruta).

Aquel día, llegó al C2 (6.400 m), donde unos días antes ya había ascendido solo para dejar un depósito de material. El 3 de febrero, permaneció allí debido a un viento demasiado fuerte. El 4 de febrero subió hasta los 7.000 m, que se convertiría en su C3. El 5 de febrero a las 9:00 horas salió hacia la cumbre, pero se le hizo tarde y no pasó de los 7.600 m, antes de regresar al C3.

El 6 de febrero de 1988, Fernando Garrido volvió a salir del C3, aunque esta vez con una tienda que dejó a 7.600 m (sin comida, ni agua, ni gas). Siguió hasta la cima, que alcanzó a las 18:00 horas, recorrió todo el plateau somital para evitar equivocarse de cumbre y descendió siguiendo sus propias huellas en la oscuridad hasta los 7.600 m, donde llegó a las 22:00 horas y vivaqueó.

Exhausto y temiendo haber sufrido congelaciones –posteriormente se descartaron–, el 7 de febrero bajó hasta el C3 y el día 8 se reencontró con Tenzing en el C1.

Primera femenina a un ochomil en invierno

El Cho Oyu también fue el escenario de la primera ascensión femenina a un ochomil en invierno, el 10 de febrero de 1993. Lo consiguió la suiza Marianne Chapuisat, integrada en una expedición española liderada por Lolo González.

A principios de 1993, Marianne Chapuisat contaba solo con 23 años y nunca había escalado más allá de los 6.960 m del Aconcagua (1991). Así que un ochomil invernal no parecería el paso más lógico en su carrera. Pero se enamoró de un chico argentino que se iba al Cho Oyu ese invierno y que la invitó a irse con él… y aceptó.

Aquel invierno de 1993, había una gran cantidad de nieve en el Himalaya y la expedición tuvo que montar el campo base (13 de enero) a 5.070 m, muy por debajo de lo habitual y todavía en territorio nepalí. Hasta el 26 de enero no pudieron llegar a los pies de la montaña, donde instalaron su C2. El 7 de febrero, ya contaban con cuatro campamentos de altura, el último a 7.400 m, desde donde lanzaron su ataque a cumbre.

El 8 de febrero, hicieron cima Lolo González, Manuel Morales, Manuel Salazar y Fernando Guerra. Y el 10 de febrero, subió un segundo grupo con Luis Arbués, el argentino Miguel Ángel Sánchez y la suiza Marianne Chapuisat. Ninguno de ellos utilizó oxígeno suplementario ni tampoco colaboraron sherpas en la ascensión.

“Tuve la suerte del principiante”, reconocía la alpinista suiza en una entrevista concedida a Desnivel.com en 2014, y aseguraba que “hice cumbre por casualidad, porque no tenía ni idea de nada… No tenía ni mono de plumas, y me lo prestó el sirdar, que se quedó en el campo base. Yo ya estaba contenta por pasar los 7.000 metros, que era mi récord de altura”.

Marianne Chapuisat
Marianne Chapuisat

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