Marek Holecek y Radoslav Groh han protagonizado la ascensión más destacada de esta primavera en el Himalaya de Nepal. Se intuía desde que plantearon su proyecto en el Baruntse (7.129 m) y se sospechaba durante los días de incertidumbre en los que el mal tiempo los bloqueó a 7.000 metros durante el descenso. Ahora los checos llevan varios días retenidos en Katmandú por las restricciones a los viajes provocadas por la situación epidemiológica, pero ya han comenzado a compartir los primeros detalles sobre su nueva ruta Heavenly trap y todas esas suposiciones se van confirmando.
Cara oeste
Para empezar, Marek Holecek ha aclarado que la ruta en cuestión se encuentra en realidad en la cara oeste de la montaña, y no en la vertiente noroeste como siempre habían apuntado. Concretamente, accedieron a ella desde el valle del Hunku, en la región del Khumbu.
Esta vertiente apenas cuenta con una ruta que llega hasta la cima. Es la línea que abrió la expedición rusa liderada por Sergei Efimov en otoño de 1995 en el evidente pilar oeste, y que culminaron Yuri Ermachek, Nike Jiline, Salavat Khabibulin, Valeri Pershin y Evgeni Vinogradski.
Esta zona –aunque en un sector más cercano a la arista sureste– también atrajo a una expedición checa en 2013 que acabó en tragedia con la desaparición de Petr Machold y Jakub Vanek. A ellos dos han querido dedicarles su nueva línea Marek Holecek y Radoslav Groh.
“Nunca he escalado nada más duro”
Marek Holecek ha resumido las dificultades de Heavenly trap en un grado ABO, que ha cifrado en M6+, VI+, 80º. Según su experiencia, la ascensión obligó a escalar 1.800 metros, para superar un desnivel de unos 1.300 metros. Lo realizaron en estilo alpino, durante una aventura que finalmente se alargó diez días: desde el 21 hasta el 30 de mayo.
Para Marek Holecek, en cuyo historial figuran dos Piolets d’Or, su nueva ruta en el Baruntse se sitúa en la cúspide de su carrera como alpinista:
Por mi parte, puedo decir que no había hecho ninguna escalada más dura en las montañas. Me gustaría agradecer a mi compañero Radárek y al Todopoderoso por su paciencia. Fue gracias a ellos dos que se pudo crear una joya alpinística como esta.
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