Gerlinde Kaltenbrunner ha hecho cumbre en el Everest por su vertiente norte, aunque no por la ansiada y exigente ruta que enlaza el Corredor Hornbein y el Corredor de los Japoneses. Finalmente, tras cambiar de línea a causa del riesgo de aludes, ha seguido la ruta Odell hasta el Collado Norte y desde allí la arista NE hasta la cima. A pesar del fuerte viento reinante, parece ser que la alpinista austriaca no ha echado mano del oxígeno, en la que es su decimotercera cumbre de más de 8.000 metros. Sólo le queda el K2 para completar los catorce y convertirse en la primera mujer en lograrlo sin utilizar oxígeno artificial en ninguno de ellos.
La ha acompañado en toda la escalada, como es habitual, su marido Ralf Djumovits. El alpinista alemán, que ya figuraba en la lista de los catorce ochomiles desde el año pasado, ha borrado con esta ascensión la única cima ‘con oxígeno’ de su lista. Así pues, es el undécimo hombre que ha ascendido los catorce ochomiles sin utilizar oxígeno artificial.
El ataque a cumbre de Gerlinde Kaltenbrunner y Ralf Djumovits ha contado con más acompañantes. Parece ser que los italianos Silvio Mondinelli (otro con los catorce ‘sin’ y 16 ochomiles en total, que ahora añade el Everest por las dos vertientes), Abele Blanc, Marco Camandona y Michele Enzio tampoco han necesitado utilizar oxígeno artificial. Además de ellos, los españoles Alfredo y Pedro García también han hecho cumbre en el mismo asalto, aunque ellos sí han utilizado oxígeno en el tramo final de la ascensión.
La méteo empeora
Las condiciones meteorológicas que han afectado a la montaña durante el día de hoy han sido bastante peores que en los dos días precedentes, en los que numerosísimas expediciones han hecho cima en el techo del mundo, especialmente desde su vertiente sur. El fuerte viento, las bajas temperaturas y en algunos momentos incluso débiles nevadas han dificultado la progresión de los alpinistas.
Todos los alpinistas que han hecho cima hoy se encuentran en pleno descenso, que debería llevarles a pasar la noche en el C2 (7.500 m), ya fuera de la conocida como zona de la muerte. Aún así, todavía no estarán a salvo de posibles congelaciones, sobre todo aquellos que se han aventurado hasta la cumbre sin oxígeno.