La primera ascensión de Dreamcatcher 9a fue una gran noticia en su día, hace más de quince años. Terminaba el verano de 2005 cuando Chris Sharma conseguía pintarle el punto rojo a la vía que había equipado junto con el local Sonnie Trotter en el sector Kacademon Rock de Squamish. Fue la segunda línea de noveno grado de Canadá y, desde entonces, se ha convertido en el que ha recibido más repeticiones, desde la primera de Sean McColl en 2006.
Primera femenina
Ninguna de ellas, no obstante, había sido protagonizada hasta ahora por una escaladora. La primera femenina la firmó el pasado jueves Paige Claassen. La escaladora estadounidense parece haberse aficionado al FFA (siglas de primera ascensión femenina en inglés), pues ya firmó las primeras repeticiones para una mujer de Algorithm 9a en The Fins, Shadowboxing 9a y Kryptonite 9a, ambas en Rifle.
Dreamcatcher es, pues, el cuarto 9a de Paige Claassen, que es una de las escaladoras más prolíficas en el grado.
Siete años después
La historia de Paige Claassen y Dreamcatcher comenzó hace siete años. Fue entonces cuando realizó los primeros intentos a la vía canadiense de Chris Sharma: “Para el final de un viaje de un mes, apenas podía hacer cada movimiento individualmente, y podía enlazar solamente dos o tres movimientos seguidos como máximo”, recuerda.
En estos siete años que han pasado desde entonces, Paige Claassen se ha esforzado en convertirse en “una escaladora diferente, intentando escalar más rápido, más explosiva y con mayor confianza. He levantado pesas y he montado simuladores para romos laterales en campus y he ensayado talonajes de izquierdas hasta provocarme una distensión en el tendón”.
Estaba preparada, pero no lo veía claro del todo:
Llegué sin saber qué esperar. Quería hacer esta vía más que cualquier otra vía que haya hecho, pero también sabía estaría bien si no la hacía. Después de seis sesiones progresando, subí hasta la vía el jueves sintiéndome lejos de la escalada en mente y cuerpo, pero con la intención de ensayar algunas nuevas secuencias que había encontrado.
Cuando dejé el suelo, un grupo de gente surgió inesperadamente de algún agujero en el suelo justo debajo de la vía. Mi mente estaba en todas partes y en ninguna parte. Escalé bien hasta el reposo final, agarré mi punta de altura, y luego tomé la decisión consciente de no dejarlo. Creo que la intenté lo más duro que jamás lo he intentado en mi vida. Qué día más raro, pero muy feliz de haberme reencontrado con mi pasado en esta línea de ensueño.