Un par de días atrás informamos acerca de la histórica ascensión de Carla Pérez al Everest sin oxígeno, seguida de la de Melissa Arnot, séptima y octava mujeres en lograrlo, respectivamente. De las cerca de 400 cimas registradas durante la ventana de buen tiempo de esta última semana, una media docena fueron sin oxígeno artificial. A continuación repasamos las historias particulares de esas otras meritorias ascensiones.
Cory Richards, el fotógrafo del G-II invernal
El estadounidense Cory Richards saltó a las portadas de las noticias sobre alpinismo en invierno de 2011, cuando participó en la primera ascensión invernal al Gasherbrum II, como tercer hombre de la cordada de Simone Moro y Denis Urubko. Él fue como fotógrafo y cámara, y sus instantáneas e imágenes dieron la vuelta al mundo por su valor documental y estético. También su documental Cold fue un gran éxito y contribuyó a dibujar mejor la aventura que vivieron sus tres protagonistas.
El año siguiente, formó parte del equipo de National Geographic con Conrad Anker que pretendía emular a Tom Hornbein y Willy Unsoeld ascendiendo la montaña por la ruta de 1963 a través de la Arista Oeste y Cara Norte, que inauguró el conocido como Corredor Hornbein. Sin embargo, un problema de salud obligó a su evacuación inmediata desde el campo base.
Este año había regresado al Everest para intentar la ascensión sin oxígeno por la cara norte junto a Adrian Ballinger, seguida por un descenso en esquís. Su compañero se dio la vuelta en las cercanías del Segundo Escalón, mientras él continuaba hasta la cima. Es su tercer ochomil, junto con el Lhotse (2010) y el citado Gasherbrum 2 (2011).
Azim Geychisaz, el único por el sur
Si se habla de ochomilistas fuertes de hoy en día, es inevitable hacer referencia a Azim Geychisaz. El iraní no figura entre los alpinistas más mediáticos del momento, pero el estilo y nivel de sus ascensiones no pasan desapercibidas. De hecho, el propio Ferran Latorre mostró su admiración por él cuando sumaron fuerzas en el Cho Oyu (otoño de 2013), que consiguieron coronar tras menos de dos semanas en el campo base y en un ataque de sólo 30 horas de CB a CB. Esa misma primavera, Azim ya había logrado la primera ascensión a un ochomil de la temporada, en el Makalu. Además, también Òscar Cadiach ha mostrado en repetidas ocasiones su admiración por el iraní, con quien compartió las ascensiones al Annapurna y al K2 (ambas en 2012).
Esta vez, parece que Azim Geychisaz ha sido el único alpinista del que se tiene noticia que haya conseguido ascender el Everest sin oxígenos desde la vertiente nepalí, mucho más concurrida y, en consecuencia, mucho más peligrosa en cuanto a congelaciones se refiere para los alpinistas sin máscara.
Este ha sido el decimotercer ochomil sin oxígeno para Azim Gheychisaz, quien ya había ascendido el Everest en 2005 con oxígeno. Ahora sólo le falta el Lhotse para completar su 14×8000. En principio, había planteado la expedición de esta primavera con el doble objetivo, pero ha decidido finalmente cancelar el intento al Lhotse debido al retraso en la fijación de cuerdas y la peligrosidad en ese otro pico.
Thomas Lammle, pedida desde la cima
Una historia curiosa es la del alemán Thomas Lammle quien, después de ascender sin oxígeno al Everest, aprovechó para mandarle a su novia un mensaje con una petición muy especial: «Heike, ¿quieres casarte conmigo?». Fuera cual fuera su respuesta, la ascensión de Lammle no contará en las listas oficiales debido a que terminó usando oxígeno durante el descenso, en el C3, por «razones de seguridad».
No se trata de que esten libres, sólo de una elemental norma de cortesía… y, porqué no, de paso resolver la masificación con criterio deportivo y ético. En los itinerarios difíciles no se plantea el problema de no poder pasar por las aglomeraciones, no viene al caso.