Adam Bielecki regresa esta primavera al Himalaya para protagonizar junto a Felix Berg una de las expediciones más interesantes de la temporada. El polaco y el alemán volverán al Annapurna (8.091 m) con el objetivo de intentar abrir una nueva ruta en su cara noroeste. Se trata de una de las vertientes históricas de la décima montaña más alta del planeta.

De hecho, no será la primera vez que Adam Bielecki y Felix Berg realicen un intento a esta pared. Ya estuvieron allí en la primavera de 2017, en una expedición formada también por el escocés Rick Allen. En realidad, aquella expedición pretendía abrir una nueva ruta en la cara norte del Cho Oyu, pero problemas de última hora con los visados para el Tibet los llevaron a Nepal y al Annapurna, su plan B.
El cuarteto escaló el pico Tilicho (7.134 m) a modo de aclimatación, antes de enfrentarse al Annapurna. Una vez en la cara noroeste, ascendieron hasta los 6.700 m, donde tuvieron que soportar un vivac horrible antes de darse la vuelta debido a las malas previsiones meteorológicas.
Desde entonces, Adam Bielecki y Felix Berg han compartido algún que otro viaje a las montañas. Especialmente fructífera fue su expedición del pasado verano al Karakórum, con ascensión al Gasherbrum II (8.034 m) por la poco frecuentada vertiente oeste. Fue el quinto ochomil de Bielecki después del Makalu (2011), Gasherbrum I (primera invernal en 2012), K2 y Broad Peak (primera invernal en 2013).
Solo dos cimas en la historia
La vertiente noroeste del Annapurna ha sido intentada al menos en diez ocasiones a lo largo de la historia, según los datos de la Himalayan Database, aunque solamente dos de ellas lograron su objetivo de plantarse en la cumbre. Algunos de los alpinistas que han pasado por ella la consideran incluso más lógica que la normal, que tiene un riesgo de avalanchas mucho mayor.
El primer éxito se lo llevó el 24 de abril de 1985 la cordada formada por Reinhold Messner y Hans Kammerlander, en una expedición que culminaría con la posterior cumbre también del Dhaulagiri. En 1988, los checos Josef Nezerka y Jindra Martis siguieron en buena medida los pasos de los surtiroleses para llevarse la segunda y –según los datos– última ascensión de esta vertiente.
Desde los años ’80 hasta la actualidad, la pared ha atraído a varios fuertes alpinistas, que han tenido que marcharse de vacío a pesar de sus esfuerzos. Es el caso de Jean Troillet, que fue en 1985 con Pierre-Alain Steiner pero no pasaron de los 5.600 m debido a las malas condiciones que encontraron… y que regresó en 2011 con Jean-Yves Fredriksen, para darse la vuelta al sentirse mal a 6.000 m.
El francés Patrick Gabarrou se quedó muy cerca de la cumbre (7.900 m) en 1986 con Pemba Norbu Sherpa, pero el viento les obligó a darse la vuelta. Todavía más cerca (7.950 m) se quedó en primavera de 2008 un potente equipo formado por los polacos Piotr Morawski, Piotr Pustelnik, Darek Zaluski y el eslovaco Peter Hamor, detenidos por una tormenta. Ese mismo otoño, el eslovaco Dodo Kopold y los checos Martin Minarik y Petr Masek subieron hasta los 7.500 m.
En 2009, los rusos Valeri Babanov y Victor Afanasyev no llegaron ni a meterse en la pared, debido al excesivo riesgo de avalanchas.
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