Tom Randall y Pete Whittaker, más conocidos como los Wide Boyz, son dos de las figuras más rutilantes en el particular mundo de la escalada de fisuras off-width. Suyo fue el brillante encadenamiento de Century crack en otoño de 2011. Los 40 metros de techo horizontal partido por una fisura ancha fueron graduados como 8c, y ellos fueron capaces de escalarla poniendo las cintas. Una verdadera hazaña en la escalada de autoprotección.
Cuando se habla de fisuras de dificultad extrema, sin embargo, la mente conduce a una línea anterior, que ha reinado durante años entre las fisuras más duras del mundo. Esa línea se encuentra en el sector Cirque of the Uncrackables de Squamish, y fue abierta en 2006 por el local más internacional de la zona, Sonnie Trotter, que completó el proyecto largamente trabajado por Didier Berthod. Trotter la calificó de “sólido 5.14” (8b+), aunque el experto Nico Favresse, que fue autor de la primera repetición dos años más tarde, la calificaba de 8c y, en sus primeros intentos, llegó a pensar en el noveno grado. Posteriormente, los dudosos encantos de Cobra crack han seducido a otros reputados especialistas como Will Stanhope, Ethan Pringle, Alex Honnold o el japonés Yuji Hirayama, quienes han firmado algunas de sus repeticiones.
El estilo de Cobra crack tiene poco que ver con el de Century crack y el resto de líneas por las que destacan la pareja de británicos. Tom Randall y Pete Whittaker son más dados a fisuras anchas, donde empotrar puños, brazos y lo que puedan, mientras que Cobra crack incluye 10 metros de técnica y dolorosa fisura de dedos. “La línea es todo lo ‘reina’ que esperas de ver los vídeos a lo largo de los años, y la calidad de movimientos no tienen igual: monodedos invertidos, movimientos de pies por delante, empotramientos de meñiques… ¡Mega!”, apuntan en su blog sobre la vía, de 30 metros en total.
Una vía más ‘deportiva’
Randall y Whittaker se habían preparado a fondo para Cobra crack. Durante el último año habían realizado entrenamientos específicos para enfrentarse a la línea de Squamish, y habían realizado escaladas en otras vías de roca de condiciones similares para habituarse a un itinerario con un estilo más “deportivo”, según su propia valoración. Al final, pusieron toda la carne en el asador en un viaje de tres semanas a Canadá en el que han tenido que enfrentarse no sólo a Cobra crack sino también a unas condiciones meteorológicas muy ‘británicas’, con bastantes días de lluvia que hicieron peligrar su objetivo.
Una de las primeras dudas cuando comenzaron a probar la vía fue si el entrenamiento que habían llevado a cabo les habría servido de algo: “Cobra es una pieza enormemente variada de escalar. Tiene tantos estilos de movimientos diferentes en un largo…”, apuntan Randall y Whittaker, quienes añaden también que “el factor dolor en la vía es monumental; cada presa del desplome clave te hace saltar las lágrimas y a veces resulta bastante duro convencerse a uno mismo de que quieres darlo todo”. Así pues, no tenían opción de dar más que dos pegues diarios a la vía y la gestión de la piel se convirtió en un tema fundamental.
Después de un par de semanas de trabajar los movimientos y matizar la vía, los dos escaladores creían ya sin dudarlo que el encadenamiento era cuestión de tiempo… aunque quizás sea mejor decir de tiempo y de meteorología, puesto que la lluvia parecía querer frustrar ese pegue definitivo. Finalmente, de todos modos, aprovecharon las ventanas que la climatología les dio y terminaron llevándose el premio de la repetición de Cobra crack.
En su valoración final comparándola con Century crack, consideran que la línea de Utah se sitúa “claramente un paso por encima de Cobra en términos de dificultad”. Esencialmente, creen que “puedes ser un buen escalador deportivo y transferirlo rápidamente a Cobra, ya que esta vía se escala de forma muy deportiva pero es poco probable hacer lo mismo con Century, en la que probablemente tienes que dedicar cierto tiempo de entrenamiento específico”. Finalmente, auguran que “hay todavía un gran margen de mejoría en los grados de fisura, y con seguridad estamos en el umbral de nuevos niveles en los próximos años”.