En el blog de los Wide Boyz, Tom Randall explicaba ayer su regreso a la vía que junto con Pete Whittaker había escalado en punto rosa el pasado 5 de octubre. Entonces, los 40 metros de este techo horizontal partido por una fisura ancha habían sido encadenados con los friends precolocados. Se convertía así en la vía de off-width más dura del mundo, aunque quedara una incógnita por resolver, la que separa el punto rosa del punto rojo en sentido estricto: ¿cuánto más difícil sería poniendo friends? Para algunos esta mejora del estilo implica un aumento de la dificultad de al menos un signo y en ocasiones una letra.
Antes del punto rosa, Randall y Whittaker llevaban dos años preparándose para encadenar esta vía que había sido rebautizada como Century Crack (La fisura del siglo) por el también británico, y reconocido, Steve Haston; impresionado por la magnitud que implicaría resolver en libre esta línea abierta en A1 por Steve “Crusher” Bartlett y bautizada como Chocolate starfish en 2001. Aunque al principio públicamente no quisieron graduarla se fue sabiendo que podría tratarse de un 5.14b (8c) y finalmente el 19 de octubre, «después de horas y horas de debate» ambos plantearon este grado como punto de partida. «Nuestra impresión cuando salimos por arriba es que era 5.14b (8c)», pero por si estaban equivocados prefirieron repetir unas cuantas vías más para al final llegar a la misma conclusión. «No es un grado astronómico como sería 9a/+ ni tampoco una vía tradicional de 8b». Pero especulando, ¿podría subir Century Crack al menos 8c+ en punto rojo?
Tan importante como el grado, el tema de fondo radicaba en aceptar como encadenada una vía de fisura con los seguros preemplazados. En escalada de fisuras, el «punto rosa» está más discutido que aceptado, al contrario que en escalada deportiva donde una vía se considera encadenada sin necesidad de poner las cintas de primero y en la práctica no existe diferenciación entre punto rosa y rojo. Randall y Whittaker estaban entonces al principio de su viaje de escalada por Estados Unidos con una agenda repleta de proyectos y renunciaron después de su punto rosa a gastar más tiempo en esa ruta.
Poner en orden la línea
Pero, un mes después, “de repente”, como cuenta Tom en su blog, se encontraron con el 95 por ciento de los objetivos cubiertos y dos semanas de tiempo libre para seguir escalando. Decidieron volver a Century Crack. “Ya no teníamos ninguna razón para no hacer un esfuerzo último para poner en orden la escalada o, en todo caso, sabríamos al 100 por cien si la colocación del material de primero implicaría alguna diferencia”.
Una vez escalada, afirman que no hay diferencia. Century Crack sigue siendo 5.14b (8c). Entre las claves que Randall desgrana en su blog y detalla también en la web UKC destaca que “llevar el material hizo la escalada más potente, pero no más difícil. Llevar más friends sí habría significado un incremento de peso destacable que afectaría a la escalada”. Asegura, por un lado, que los ocho friends del nº 5 (en el punto rosa preprotegieron con doce) que llevaban eran el límite para que el peso hubiera afectado a la escalada y por otro que podían poner algunos friends una vez dado el paso con lo que se redujeron el número de “mini-crux” de la ruta. Por último concluyen con el comentario “del gran maestro de las fisuras Peewee (el franco-canadiense)» con quien estuvieron escalando mucho: «una línea horizontal arrastrando los pies es una cagada, así que no te ralles con grados, estilos ni nada”. “¡Eso nos dijo!”, concluyen.