El hambre escaladora de Álex Garriga es insaciable. Si hace dos semanas anunciaba su primer 9a+ con Ali Hulk Extension Total en Rodellar, esta vez, ya de regreso a su Cuenca natal, acaba de tachar Leire 9a.
“Por fin encadeno mi rambla personal”, avanzó el joven en sus redes sociales. Y es que, no en vano, ha habido mucho trabajo detrás de esta vía. “La empecé a probar en marzo. Ya en pocos intentos conseguí llegar hasta la sección de arriba, pero siempre me caía –nos cuenta por teléfono-. La intenté un montón de veces y la abandoné otras tantas porque siempre me caía en el mismo lugar. Así he estado hasta la vuelta de verano, que le he vuelto a dar y tras caerme por lo menos otras 10 veces arriba, ha salido. No te engaño si te digo que me he caído por lo menos 30 veces en los pasos finales. Acababa yendo a la vía por compromiso. La clave estuvo en que al final cambié el método y me acabó saliendo”, nos explica al otro lado del teléfono.
Con 20 años, se trata de la decimosegunda ruta en la novena dimensión que apunta en su libreta. Todas las ha firmado en los últimos 12 meses. Empezó en Cuenca con El Intento 8c+/9a, Seta Total 9a, Palestina 9a y La Copa del Guey 8c+/9a, para continuar en Villanueva del Rosario (Málaga) con Mandanga Total 9a y seguir en verano en Rodellar con Fin de Alí Hulk Extension Total 8c+/9a, P con Fin + Hulk Extension Total 9a y Ali Hulk Extension Total 9a+. Ahora, de vuelta a la ciudad en la que se forma como aparejador, ha llegado Leire 9a, además de Circo Total 9a, Circo Negro 8c+/9a y El intento deseado 9a.
Ideada por José Luis ‘Caco’ García y Luis Alfonso Félix, Leire es una de las vías míticas de la zona conquense, donde fue uno de los primeros novenos que se encadenaron. Lo consiguió Pablo Barbero en 2008, después vendrían otros como Luis Alfonso Félix, Ramón Julián, José Luis Palao ‘Primo’, o más recientemente Jorge Díaz-Rullo o Jonathan Flor.
Ubicada en el sector del Rincón de la Ermita, la línea se curva durante 30 metros con cerca de 30 grados de inclinación con monodedos, bidedos y bloqueos largos. El crux para muchos, incluido Garriga, está situado en la parte más alta: “Es una vía de pura resistencia, con algún reposo malo que mucha gente prefiere ni utilizar.
Tiene una sección muy exigente arriba. Si la coges suelta no es tan dura, pero tratando de encadenarla a mí me ha costado muchísimo”. Equipada a la antigua usanza, cuenta con algunas presas retocadas, aunque para Garriga “no se hace muy desagradable”.
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