Oriol Baró no necesita presentación. Alpinista inquieto originario del pirenaico valle de Boí, pasa buena parte del año en América del Sur, donde es buen conocedor de las montañas patagónicas y andinas en general. Ha realizado por aquellas latitudes ascensiones originales y aperturas como las del Cerro San Lorenzo con Jordi Corominas (2008), la Aguja Bífida con Paula Alegre y el Pilar Norte del Chacraraju Este con Jordi Corominas (2011), el Cerro Moyano y la cima Noreste del Cerro Norte, ambas con Jordi Corominas (2012) o la travesía de las Torres del Paine con Paula Alegre y Esteban Degregori (2015), entre otras.
Andrés Zegers tampoco es un desconocido. Miembro destacado de la comunidad alpinística chilena, destacó en 2012 la variante que abrió con Andrea di Donato en la cara sur del Aconcagua. Posteriormente, también batió el récord de velocidad en la cara oeste del Huayna Potosí (Bolivia) y completó la primera travesía del cordón Plomo-Paloma (Andes chilenos).
Cerro Yeguas Heladas
Una visita de Oriol Baró a Andrés Zegers a Santiago no podía terminar de otra manera que en las montañas. El alpinista chileno le propuso al catalán una salida a uno de los picos que se hallan en las cercanías de la capital y para allá se fueron. «Salimos de casa de Andrés, en Santiago, a las 6 de la mañana, hacia las 9 ya estábamos caminando y sobre las 13 montamos el campamento», explica Oriol Baró.
El objetivo era el Cerro Yeguas Heladas (4.771 m) que, según especifica Andeshandbook.com, es un pico cuya denominación «delata la antigua presencia de arrieros en la zona, que con respeto y temor recuerdan en su nombre una trágica jornada de tormenta en la que murieron alrededor de 100 animales congelados a los pies de la montaña».
Ascendido por primera vez en 1942 a través del glaciar suroeste, el Yeguas Heladas recibió la visita de Patrick Gabarrou en 1991, quien abrió allí una ruta junto a su compatriota François Marsigny, el chileno Rodrigo Mújica y el italiano Giorgio Passino.
Ruta Yeguas salvajes
Jugando con ese nombre, Oriol Baró y Andrés Zegers realizarían la primera ascensión de un nuevo itinerario al que llamarían Yeguas salvajes (1.100 m, MD). «Es una vía guapa, muy elegante y directa», asegura Oriol Baró, quien explica que empezaron la ascensión «a la una de la madrugada, primero a pelo y, antes de que claree, encordados. Después de 12 tiradas, a las cuatro y media, llegamos a la cumbre».
Oriol añade que «durante el descenso, el frío y el viento nos castigan; llegamos a la tienda algo más tarde de las nueve de la noche». En total, más de 20 horas seguidas de actividad, de campamento a campamento, tras superar «una sucesión de rampas de nieve, con placages de nieve dura, aristas con cornisas muy complicadas y zonas de mixto de hasta M5«.