En 1939, la primera expedición americana al K2,liderada por FritzWiessner, y que incluía en su equipo a un adinerado norteamericano, DudleyWolfe, se vio envuelta a su regreso en una gran polémica. Especialmente sulíder Wiessner, y en relación a la desaparición de Wolfe, el primer hombreque murió intentando escalar el Chogori. Wiessner era un escalador de un nivelexcepcional para su época. Durante los años treinta realizó las escaladas enroca de mayor dificultad en ese momento, y a finales de aquella década,emprendió su particular proyecto de ascender al K2, la segunda montaña másalta del mundo, cuando ningún ochomil había sido todavía conquistado.
Después de varios meses en el Himalaya, y dos semanas sin descender de lamontaña, en su ataque a cumbre consiguió resolver los problemas técnicos ysuperar las última de las dificultades de esta montaña, el llamado Cuello de Botella,por una variante sobre roca. Se encontraba a 8. 385 m, sólo le faltaban 200 metrospor una pendiente de nieve, cuando el sherpa que lo acompañaba, Pasang Lama,rehusó a continuar por temor a pasar la noche a la intemperie. Wiessner tuvoque renunciar de esta manera a culminar su proyecto más ambicioso.
En un campo inferior, el ocho, a unos 7.800 m, Dudley Wolfe esperó durantecinco días el regreso de Wiessner. Wolfe era el segundo de los escaladores quehabía conseguido llegar hasta ese cota, en contra de algunos de los miembros dela expedición que le tachaban de falta de condiciones, experiencia y habilidad.Esperó el regreso de su compañero hasta la extenuación, agotando víveres yquedándose hasta sin cerillas. Para sorpresa de Wiessner, Wolfe no teníaninguno de los sherpas de apoyo con él, que pensaba utilizar para un siguienteataque a cumbre.
Por ello, decidieron bajar los tres a un campo inferior, pero al llegar alcampo 7 descubrieron que se encontraba roto, sin sacos ni rastro alguno de lossherpas. Pasaron la noche sin medios y al día siguiente Wiessner y Pasangcontinuaron un rápido descenso dejando a Wolfe en espera de los sherpas quesubirían a ayudarle, en vista de su precario estado. La visión de lossiguientes campamentos fue la misma: desolación. Pasaron una última noche y lapareja llego al campo base donde nunca hubo una respuesta clara a las exigentesy encolerizadas preguntas de Wiessner por el desmantelamiento de loscampamentos.
Tres sherpas subieron a por Wolfe al campo 7. Éste, en un estado precario,les pidió que regresaran al día siguiente, cuando estuviese listo para partir.En ese momento, los sherpas, disciplinados a las órdenes de su patrón,obedecieron y bajaron a dormir al campo 6. Al día siguiente (Wolfe llevaba yanueve en el campo 7), los tres sherpas regresaron pero nunca más se supo deellos ni del propio Wolfe. El K2 se cobraba las primeras cuatro victimas de suhistoria. Jamás se llegó a saber si los sherpas alcanzaron el campo 7, siperecieron en el descenso o si Wolfe murió solitario en su tienda. Al regresara Estados Unidos, Wiesnner, y sobre todo su actuación, abandonar a Wolfe a supropia suerte, fue duramente criticada. Pero de lo que no cabe duda es queWeisnner estuvo a punto de cambiar el curso de la historia en el Himalaya:escalar por primera vez en 1939 una montaña de 8.000 metros, la segunda delmundo, la más difícil…..y sin oxigeno. Sólo le faltaron 200 metros.
Hace tan solo unos días, dos miembros de nuestra expedición, Jeff yJennifer, encargados de la filmación del documental «Mujeres y K2″para Nacional Geographic, paseaban por el glaciar y encontraron ciertos restoshumanos. Tras un par de días de rastreo, las confirmaciones a sus sospechasfueron más que evidentes. Huesos humanos de cadera y pierna, restos de tiendasde lona y varillas, y un pote de cocina con su tapa «made in India»,que delata a una expedición realizada antes de la partición de este país en1947. Al día siguiente, después que la reciente nieve caída se derritiesealgo más, se encontraron más restos. Trozos de pantalón con una etiqueta deCambridge, un trozo de polaina, y la prueba irrefutable: como si estuviesedeseando ser encontrada, y apoyada sobre una roca, yacía una manopla con elnombre de Wolfe escrito en mayúsculas.
Uno de los misterios del Himalaya podría estar resuelto. Según lasevidencias, Wolfe murió solo en su tienda o cerca de ella. Los restos de unosde los sherpas, Pasang Kikuli, fueron encontrados en 1993. Los otros dos siguendescansando en este inmenso glaciar que de vez en cuando nos devuelve alguna delas más de 50 personas desaparecidas en esta montaña. Después de ponernos encontacto con los familiares de Wolfe, estos están planeando un viaje al campobase donde probablemente se celebrará una ceremonia para depositar y enterrarsus restos en el Gilkey memorial, el lugar donde se han ido depositando placasen recuerdo a los que aquí dejaron su vida.
Araceli Segarra
Campo Base del K2