Una nuevo episodio en la siempre conflictiva relación entre las autoridades chinas y las expediciones himalayísticas. En esta ocasión, China ha anunciado unas medidas especiales para regular la concesión de permisos de ascensión para el Everest desde la vertiente norte en 2019.

Dichas medidas planean recortar en un tercio los permisos destinados a intentos de ascensión a la montaña más alta del mundo desde el lado tibetano para este año. Así pues, serán menos de 300 los alpinistas que tendrán la posibilidad de coronar el Chomolungma (su nombre en tibetano). Además, todos los permisos aprobados deberán inscribirse en la temporada de expediciones de primavera y no se permitirán expediciones en otras épocas del año.
Durante el año 2018, según los datos proporcionados por The Himalayan Database, un total de 811 personas hicieron cumbre en el Everest, 249 de ellas por el lado norte de la montaña.
Según fuentes oficiales chinas, se estima que cada año son 60.000 las personas que viajan hasta la zona del campo base del Everest, entre alpinistas, guías y simples turistas. Conviene recordar que existe una carretera que lleva hasta allí cómodamente y sin esfuerzo alguno para quien quiera conocer el lugar.
Gran operación de limpieza
La razón por la que China ha decidido tomar estas medidas de regulación provisional del acceso a la montaña es que tiene previsto llevar a cabo una importante operación de limpieza. De hecho, y tal como ya denunció en 2013 el alpinista ecuatoriano Iván Vallejo tras dirigir a los jóvenes del equipo Somos Ecuador en una expedición a la cara norte del Everest y descubrir grandes cantidades de basura en los campamentos de altura y en la ruta misma.

Así pues, los necesarios trabajos de saneamiento en el Everest incluirán el reciclaje de la basura esparcida a diferentes alturas en la montaña y la recogida de las ingentes cantidades de material viejo abandonado por las expediciones a lo largo de los años, como latas, bolsas de plástico, botellas de oxígeno, hornillos y tiendas.
Fuentes periodísticas chinas, citadas por el periódico inglés The Guardian, aseguran que las tareas de limpieza tienen previsto incluir también la retirada de los cuerpos de las personas fallecidas por encima de los 8.000 metros. Un trabajo que conllevará una enorme complejidad y la participación de un buen número de operarios especializados.
Ya el año pasado hubo un equipo de 30 personas limpiando la cara norte del Everest, de la que consiguió evacuar unas 8,5 toneladas de basura, heces y equipo.