“Hemos subido a una cumbre maravillosa, nos ha ayudado un poco la suerte. Después de tres ocasiones hemos conseguido subir al Annapurna”, contaba Carlos Soria ya desde Pokhara, un pueblo tranquilo de Nepal donde se repone del esfuerzo del pasado fin de semana. Este lunes, en el programa de radio Al Primer Toque (Onda Cero), Darío Rodríguez y Héctor Fernández le preguntaron por la experiencia. “Todo el equipo hemos trabajado mucho y hemos conseguido conmover al mundo con las imágenes que hemos tomado durante el ascenso”, contaba él.
En las imágenes que habéis difundido se ve ventisca y se aprecian las tremendas condiciones que tuvisteis.
Sí, fueron tremendas, no éramos capaces ni de beber agua. Hizo viento y muy mal tiempo, toda la ascensión fue muy dura. Luis Miguel López Soriano iba con su cámara y le dije que hiciera una foto a la funda, que la lleva siempre fuera como buen profesional que es, porque daba una idea de lo que vivimos. Dicho esto, ha sido algo fantástico.
Una vez pasado el C3 teníais la sensación bastante firme de que el Annapurna se podía hacer, ¿verdad?
Sí. Aunque la ascensión del C2 al C3 ha sido durísima, la montaña no ha sido tan peligrosa como en otras ocasiones porque tenía menos nieve. Dicho esto, las avalanchas aquí son de seracs, pueden caer en cualquier momento, pero la ascensión estaba en buenas condiciones. Por eso hemos insistido, sabíamos que algún día pararía el viento. Víctor Bahía, nuestro meteorólogo, que siempre hace un gran trabajo, esta vez se equivocó y tuvimos una noche verdaderamente complicada. Habíamos llegado al C4 y estuvo cinco horas nevando, pensábamos que se iba a calmar y al ir hacia la cumbre fue tremendo. Pero no fue un problema, estábamos preparados para lo que viniera.
«La bajada fue muy estresante»
Entonces salisteis del C4 nevando
No eran exactamente nubes porque en algún momento veíamos las estrellas, así que no se nublaba del todo, pero siempre había una ventisca de nieve. Nevó poca cantidad pero mucho tiempo y eso fue duro. La bajada fue muy estresante y en cuanto pudimos nos bajamos de allí para llegar al campo base. Los rápeles del C3 al C2 era como en una pared de los Alpes, estábamos colgados de un clavo haciendo los movimientos y pensando en no hacer ninguna tontería. Había mucho hielo y roca, terreno difícil, pero es el que hay. Ese trozo era el peor, salió todo estupendo y estamos encantados.
¿Cómo es la cima del Annapurna?¿Se parece al resto de ochomiles?
Es como una arista, la tocamos pero casi no estuvimos en ella porque hacía mucho viento. La cima del Annapurna es maravillosa pero no es lo más importante de la expedición, lo relevante son los dos meses y pico que llevamos viviendo una montaña muy intensa. Igual que los días de aclimatación en el valle del Khumbu, en los que nos hemos divertido mucho. El colofón de toda la experiencia ha sido la cumbre. Eran las nueve y pico de la mañana cuando llegamos a ella y habíamos salido casi a las 7 de la tarde, todo el rato con mal tiempo.
Llevabais mucho tiempo en el campo base, más de dos meses, pero es la primera cima que se hace en primavera en Nepal…
Era el momento y lo hemos intentado aprovechar. Hemos intentado hacer las cosas lo mejor posible y nos ha dado resultado.
¿Ir al Dhaulagiri ahora os obliga a arriesgar porque lo habéis preparado con poco tiempo o está todo planeado?
No, la decisión de ir al Dhaulagiri estaba tomada antes de salir de España porque podíamos haber subido al Annapurna muy pronto. Viajamos muy al principio de la temporada porque creíamos que la montaña iba a ser más segura, pese a que luego ha sido distinto. Ir al Dhaulagiri es lo lógico, tenemos permiso para ello. Ahora solo estamos Luis Miguel López Soriano y yo, el resto de compañeros trabajan, claro, y ahora nos vamos los dos solos. Hay muchas posibilidades de subir y muchas de que no lo hagamos, hay que aprovechar la motivación y la aclimatación. Además, allí están Juanito Oiarzabal y Albero Zerain, será muy agradable estar con ellos.
«Me emociona el haber llegado a donde estoy, el haber contribuido a que nuestro deporte sea digno»
Es la quinta vez que pruebas el Dhaulagiri, es el ochomil que más se te resiste.
Sí, la última vez estuvimos en un último campamento a 7.600 m y pasamos dos noches con un viento terrible. Es una montaña a la que he ido muchas veces y he estado cerca de la cumbre en tres ocasiones. Siento que estoy en una buena racha, creo que los dos sietes de mi edad me van a dar suerte.
Estás recibiendo el cariño de mucha gente, hay noticias sobre ti en medio mundo.
Es cierto. En el Annapurna había más alpinistas, por ejemplo una chica china muy amiga y también un chico búlgaro que me han dicho que en sus países no les preguntaban por ellos sino por mí. Mi amiga china me enseñó mi historial escrito en su idioma, estoy casi avergonzado de la que se está armando. En general la gente es muy cariñosa y tiene muy buen talante. Yo empecé a subir pequeñas montañas muy joven, cuando España era un país muy distinto, y me emociona el haber llegado a donde estoy, el haber contribuido a que nuestro deporte sea digno y la gente hable bien de él. También tengo que añadir que lo de los 77 años le llama mucho la atención a la gente pero a mí no demasiado, ¡los he ido cumpliendo poco a poco!
Hay una frase importante que has repetido estos días: lo importante no es la cima sino hacer las cosas bien.
Claro, nuestra meta no era subir por subir, sino intentar hacer casi un encaje de bolillos para que pudiésemos llegar a la cumbre. Mucha gente nos pregunta si hemos disfrutado de la cima y yo digo que ya lo creo, aunque haya sido poco tiempo. Solo una vez he estado en una cumbre de un ochomil dos horas. Fue en el Gasherbrum y porque hacía muy buen día. Aunque en el Annapurna no se podía disfrutar de la cumbre, sí hemos disfrutado de dos meses en el Himalaya viviendo nuestro deporte intensamente.
Enhorabuena Carlos ,eres un dios para mí.