Aunque dilatados en el tiempo, los encadenamientos de Ekaitz Maiz siempre resultan ser de aúpa. No solo por el hecho de alcanzar la cadena, más bien porque a tal esfuerzo suele unirle el de equipar la vía, cediendo al mundillo friqui un buen número de bancos de pruebas de alta dificultad.
Sus últimos rotpunkts se los ha apuntado en la escuela navarra de Aizpún, donde pasaba casi todo el verano, recuperándose de una lesión, por lo que se encontraba «más motivado que nunca». Allí, en 2005, equipaba 25 metros de resitencia y pura fuerza que recorren el techazo de la cueva y a los que ha bautizado como Sistematik ihes. «La vía ha estado esperando su momento hasta ahora» y añade: «Es una línea muy técnica con un paso de bloque en la salida».
Ekaitz propone 9a para su proyecto recien sacado del horno. Tiene donde comparar. Por ejemplo con Begi puntuan, línea que resolvía a finales de 2007 y que definía como «una vía increíble, una línea preciosa que te exige la máxima precisión y sus movimientos además de difíciles son super estéticos». Los 20 metros de dicho 9a, por cierto, también fueron diseñados por él.
Además, las buenas nuevas no suelen venir solas y Ekaitz se apunta otra línea propia que equipaba este 2008, para la que propone 8c y a la que ha llamado Ttipi Ttapa.
El listado de vías que Ekaitz ha equipado y encadenado en Aizpún no acaba, ni mucho menos, con lo expuesto. Pistoleraen mintoza (8c+, primera ascensión) y Ergeltasunaren pandemia (8c+, primera ascensión) son algunos de los ejemplos de ese «yo me lo guiso, yo me lo como» que destila su actividad.
Cuando Ekaitz coge la cuerda (y el taladro), las paredes navarras tiemblan.