Como en todo “conflicto”, siempre hay dos partes, a priori con intereses distintos. Para ser un conflicto como “Dios manda”, tienen que existir además intereses culturales y, si me apuras, hasta políticos enrevesadamente entendibles… En el caso de Palestina, se daban ambas cosas, e incluso alguna variante más.
Por un lado estaba la “zona de conflicto”, Valdecabras Sur, una zona conquense de reciente colonización y con unos recursos naturales muy tentadores para los colonizadores que poblaban desde hace ya muchos años los territorios de esta basta zona.
Dentro de esta zona de conflicto se hallaba uno de los yacimientos más ricos del mineral llamado Extraplomio, cotizado por cierto en los más insignes parqués de todo el mundo.
Un magnate, con un gran historial a sus espaldas sobre la prospección y extracción de dicho material, llamado Campe, puso el ojo en una porción de este territorio y se puso manos a la obra.
Pronto empezaron lo primeros problemas. “Esto desploma, aquí no lo veo claro, etcétera”, y se vio obligado a tomar decisiones comprometidas. Por un lado estaba la opción de encargar el trabajo de perforar, a una empresa que, años antes, había conseguido amasar auténticas fortunas gracias a sus actividades. Esta empresa no era otra que Hilti y su cuadrilla letal Broca del 12.
Campe, que es un hombre astuto, decidió entonces esperar y no utilizar la fuerza bruta contra este preciado recurso natural. Un día, cuando ya estuvo casi todo el territorio explotado, el magnate decidió retomar el trabajo de extracción de Extraplomio y como la opción de contratar a Hilti le seguía sin parecer justa, decidió llamar a un mediador internacional que, a petición propia, quiere mantenerse en el anonimato por miedo a represalias…
El mediador vio que aquello que con tanto cuidado había guardado Campe durante años merecía la pena y felicitó al magnate por haber sido paciente. Juntos trabajaron en una Hoja de ruta que definieron a la perfección. Al principio, las negociaciones fueron duras y alguna vez que otra tuvimos que abandonar la mesa de reuniones. Pero, siempre desde la tolerancia y el respeto, todas las partes alcanzamos intereses comunes.
Como aquello parecía que iba a ser un acontecimiento de calado internacional, el mediador viajó a otras zonas de conflicto para experimentarse en otras tácticas de negociación. Después de una primavera caliente y un verano abrasador, coincidiendo con la caída de la hoja, llegó también el tan ansiado “desenlace” del problema.
Ambas partes quedaron satisfechas y la paz regresó a aquella zona.
Nota: Cualquier parecido con la realidad de cualquier conflicto, lamentablemente es pura coincidencia.
Luis Alfonso Félix
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8 comentarios
Sin palabras Luis… ¡Chapeau!
Supongo que toda transición va seguida de largas y duras negociaciones. Gracias de parte de los futuros mutantes, que quizá algunos no hayan nacido ni sus abuelos…, los cuales podrán explorar los límites del extraplomio en Valdecrabras. Sois gente como vosotros, Campe y tú Luis, los que podeis hacer que la roca sea la que mande, la marque el progreso, la que diga si una vía es homogenea o no … y no el equipador con tintes de escultor. Un gusto ver que las negociaciones van por buen camino
Bien hecho, y bien escrito.
Buena jugada: la paciencia y el esfuerzo tienen doble recompensa, y la roca lo agradece. Bien por ti, Luis! Los ansiosos del tallaje que liberen su estrés en el roco para ponerse a la altura del desafío, y vuelvan cuando estén preparados, o que dejen el reto para las siguientes generaciones.
Lo confirmo Climbermania, la tengo pequeña…..la nariz, digo….!!! Me alegro que os guste, esa era la intención….!
Me ha gustado, para tí mi voto. Extraplomio… jode, ¡se te va la olla! Saludos y sigue así campeón.
Muy bueno Luis! Escalas duro, le das a las letras y tienes ingenio… La tienes q tener pequeña… pues el equilibrio tiene q estar en algún lado. La nariz digo!
Exijo el premio Desnivel en la modalidad de relato corto…!!!