Lo habitual es que los protagonistas de la noticia de una gran apertura de una línea de big wall procedan de una seria corta de países de Europa y Norteamérica. Y es muy poco común que esos protagonistas procedan de un país como Irán, aunque los alpinistas de esa nacionalidad se han ido prodigando los últimos años en las grandes montañas del Himalaya y el Karakórum, como por ejemplo Azim Ghychisaz, ejemplo de fortaleza que está a punto de completar los Catorce.
La cordada formada por los iranís Hassan Gerami, Hamid Reza Shafaghi y Farshad Mijoji se han encargado de desmontar ese tópico con la apertura de The change experience a la Karambony Tower, en el macizo del Tsaranoro (Madagascar). Un destino lejano y exótico, para nada desconocido entre los círculos de amantes del big wall.
De hecho, allí se sitúa una de las líneas más duras del mundo de la escalada de vía larga, Tough enough original (8c, 380 m). La vía, abierta por los alemanes A. Steinel y D. Gebel con unas dificultades cotadas en 8b+ y A3, recibió una primera liberación en 2008 por Arnaud Petit, aunque con una variante en un largo que la dejaba en 8b+. La versión original no fue liberada hasta 2010, por Adam Ondra.
Antes de dirigirse a Madagascar, el trío iraní se preparó a conciencia. Hassan Gerami y Hamid Reza Shafaghi son expertos escaladores, mientras que Farshad Mijoji es una joven promesa de 17 años. Juntos repitieron la ruta Eslovena a la Gran Torre del Trango. En los Alpes franceses, realizaron la vía Rebuffat a la Aiguille du Midi y la de Bonatti al Grand Capucin. Además, también abrieron en estilo alpino una nueva ruta en el Alam Kooh (Irán), donde también ascendieron la ruta 48 en invierno.
The change experience
Pero la nueva línea en Madagascar significa un sensible aumento de nivel en sus realizaciones. Un verdadero «cambio», que han querido dejar patente en el nombre de la vía The change experience. «Todo fue como un sueño y como un deseo», apunta Hamid Reza Shafaghi en el inicio del completo informe de su expedición.
La cordada abrió la vía desde abajo y, durante la apertura, ya fueron capaces de escalar en libre tres de sus largos. El resto del itinerario fue desarrollándose y dibujándose en artificial, usando sobre todo ganchos. Una vez terminada la vía, los tres escaladores volvieron a pie de vía para intentar forzarla en libre. La liberación de los largos les obligó a colocar un centenar de parabolts, que les permitieron escalar en libre otros cinco largos. Sin embargo, todavía quedan por liberar un par de los once largos que conforman la ruta.
