El Parque Nacional de Yosemite ha sido, es y seguirá siendo la principal meca de peregrinación de la escalada y el big wall mundial. A lo largo de la historia, el Valle -así, en mayúsculas- ha sido habitado por una fauna muy particular, formada por algunos de los escaladores más destacados del planeta roca. La película Valley uprising se encarga de enumerarlos sistemáticamente: John Salathé, Royal Robbins, Warren Harding, John Bachar, Jim Bridwell, Lynn Hill, Dean Potter o Tommy Caldwell son algunos de ellos.
En ese elenco de grandes mitos de la escalada de Yosemite también podría situarse por méritos propios Hans Florine. A sus 51 años, acaba de completar su escalada número 100 a The Nose, una vía que conoce mejor que nadie y de la que actualmente también ostenta el récord de velocidad tras ascenderla en 2 horas, 23 minutos y 46 segundos con Alex Honnold en 2012. Además, Florine cuenta en su haber con un total de más de 160 ascensiones registradas a El Capitan.
La última, la que le sirvió para cumplir este particular ‘centenario’, la realizó en una cordada de tres escaladores y tardó tres días. Junto a él subieron la aventurera polar británica Fiona Tornwill, que ostenta el récord de la travesía femenina en esquís al Polo Norte más rápida (56 días), y el escritor Jayme Moye.
Obsesión por la velocidad
Muchas de las escaladas de Hans Florine a The nose han sido intentos de récord de velocidad o bien entrenamientos para ello. Marcó su primer récord de velocidad en The nose en 1990, con un tiempo de 8 horas y 6 minutos, haciendo cordada con Steve Schneider. En aquellos primeros años de la década de los noventa se vivió una intensa competencia por el mejor registro en la vía. En aquel mismo 1990, Dave Shultz y Peter Croft batieron a Schenider y Florine por hora y media.
Hans Florine no se quedó satisfecho con ello y en 1991 se encordó con Andres Puhvel para volver a hacerse con el récord, en 6 horas y 1 minuto. Sin embargo, de nuevo esa misma temporada Shultz y Croft se lo arrebatarían de nuevo rebajándolo en más de una hora.
La solución fue evidente para Florine y la puso en práctica en 1992, cuando obtuvo el récord por tercera vez, encordándose a su máximo adversario por ese objetivo, Peter Croft, y parar el crono en las 4 horas y 22 minutos. Aquella marca se mantuvo durante nueve años, hasta la aparición de otro de los grandes de Yosemite, Dean Potter, a principios de este siglo.
En 2001, Potter y Timmy Oneil bajaron por primera vez de las cuatro horas y batieron el récord de Croft y Florine, aunque este reaccionó rápidamente y lo recuperó con Jim Herson (3:57:27). Sin embargo, en la misma temporada, de nuevo Potter y Oneil se hacían otra vez con el mejor registro.
En 2002, Hans Florine encontró al compañero de cordada ideal, el japonés Yuji Hirayama, con quien bajaría de las tres horas y pondría el listón muy alto (2:48:50). Tuvieron que pasar cinco años hasta que los hermanos Huber pasaron por el Valle y rebajaran dos veces seguidas el récord. Hans Florine y Yuji Hirayama volvieron a reunirse en 2008 para desbancar a los alemanes y recuperar el récord (2:43:33).
Los dos últimos episodios de esta historia apasionante de carreras en vertical se vivieron en 2010 y 2012. Dean Potter volvía a aparecer en escena en 2010, con el también malogrado Sean Leary, para hacerse con el récord. Y en 2012, Hans Florine se unía al más rápido de la actualidad, Alex Honnold, para establecer la actual marca de 2:23:46 y lograr de esta manera su séptimo récord de velocidad en The nose.
Esa obsesión por la velocidad de Hans Florine no se ha circunscrito sólo a The nose, sino que el escalador estadounidense la ha trasladado a otras numerosas vías de las que ostenta el récord. La última fue en verano de 2014, cuando hizo el récord en solitario a la Triple Direct, también en El Capitan. Además, mantiene la página web SpeedClimb.com, con toda la información sobre escalada de velocidad en Yosemite