Seb Bouin tiene 22 años y ya ha encadenado una de las vías más duras del mundo, al alcance de muy pocos. De hecho, sólo media docena de escaladores en el mundo pueden presumir de haber encadenado alguna vía deportiva más dura que él.
Oyó hablar de Chilam Balam, la probó un poco en 2013 y esta primavera ha viajado en dos ocasiones a Villanueva del Rosario para terminar de matizarla y llevarse el encadenamiento… no sin antes superar la barrera tanto física como psicológica que supone enfrentarse a 80 metros de vía, 400 movimientos, grandes desplomes y un bloque final que no permite respirar hasta haber chapado la cadena.
Francés del sur y reciente titulado como profesor de educación física, se define como «apasionado de la escalada en roca». De hecho, reconoce que es esta actividad la que «organiza mi vida, no al revés».
«Es una vía de locos, me encantan este tipo de vías holgadas y con ambiente»
Hablamos con él unos días después de su encadenamiento en Chilam Balam para hacer balance de su experiencia en la línea y para escuchar sus conclusiones y pensamientos al respecto. En cuanto al grado, apunta que 9a+/b sería la cotación más ajustada en su opinión. Una postura que coincide mucho con la de Adam Ondra, que encadenó la vía en 2011.
¿Qué te motivó suficiente para ir hasta Andalucía a intentarla?
Es una vía de locos, me encantan este tipo de vías holgadas y con ambiente. Además, es perfecta para mi currículum. No hay que negar la evidencia, también fui a por ella por su grado. Me parecía muy asequible para ser un 9b comparada con otras como First round, first minute.
¿Cuánto tiempo te ha costado encadenarla? ¿Cómo ha sido el proceso?
Este año he ido hasta allí dos veces. Una durante las vacaciones de Semana Santa y otra dos semanas después. La primera vez no sabía si probaría esta vía o no. No conocía en qué estado de forma me encontraba y creía que no tendría el nivel suficiente. De hecho, antes de irme probé un proyecto de 9a+ en Mollans y no me hacía con él, así que ni pensar en el 9b.
Pero al final sí te decidiste…
Al principio, hice vías más fáciles, como Matar a Platón 8c+, MD-MDA 8c+ o La rubia 8c+. Viendo que la cosa no iba mal, empecé a probar Chilam Balam. La trabajé poco a poco, al principio o al final de la jornada, para poder hacer también otra vía que hay al lado. Como vi que iba bien, decidí centrarme sólo en ella. Después de 5 o 6 días de trabajo, empecé a darle pegues. Me caí una vez en la segunda parte. En el pegue de después me caí en la parte alta. El principal problema era que sólo me quedaban dos días. Decidí descansar una jornada y volví a darle a la siguiente, pero me caí arriba… ¡Horror! Creo que tenía demasiada presión.
Nada más volver a casa compré billetes para ir de nuevo. Una anécdota simpática es que tenía programado ir a los Campeonatos de Francia, de hecho ya tenía los billetes, pero entre estos y Chilam… Además, no me sentía demasiado preparado para los Campeonatos. No quería que mi segundo viaje fuese como el primero.
«Tenía dos opciones, o me ahorcaba con la cuerda o volvía a probar suerte dos días más tarde. Tomé la segunda opción»
¿Cómo fue el segundo viaje?
Llegamos con toda la motivación y subimos al sector para empezar a darle pegues, pero no había tenido en cuenta un pequeño detalle: Dani Andrada y Edu Marín también estaban trabajando la vía. Después de hora y media de subida, no podía escalar. ¡Qué nervios!
El segundo día quedó libre un hueco y, entonces sí, empecé. Todavía escalaba con mucha presión y me caí en el último paso antes del bloque final. Tenía dos opciones, o me ahorcaba con la cuerda o volvía a probar suerte dos días más tarde. Tomé la segunda opción (risas).
«Para darlo todo, hay que alejarse del objetivo y concentrarse en cada problema concreto»
¿Cómo fue el pegue definitivo del encadenamiento? ¿Te lo esperabas?
Ese día no estaba particularmente en forma. Incluso me costó volver a hacer el primer largo; sufría en los reposos… ni de broma podía pensar en que iba a encadenar la vía. Sin embargo, todo salió bien, no cometí errores, no tenía presión, me daban ánimos en español que me motivaban. Todo fue perfecto. Creo que el hecho de haberme caído en el último paso dos días antes me permitió comprender que, para darlo todo, hay que alejarse del objetivo y concentrarse en cada problema concreto. Es necesario llegar hasta el punto en el que dejas de lado las emociones.
¿Qué ha sido lo más difícil para ti de la vía?
La mayor dificultad para encadenar se encuentra arriba, en los ocho últimos metros antes de la reunión. Yo me caí allí tres veces antes de encadenar, una vez por estar mal colocado, otra al chapar y otra en el último movimiento para llegar al bloque final. Es una sección de bloque que empieza por unas chorreras romas, luego debes hacer unos invertidos para llegar a la placa final. Esta parte es dura, pero no es lo único que hay que gestionar…
¿Qué otros problemas hay?
Nada más empezar la vía hay un paso que hay que volver a hacer cada vez, estando lo más relajado posible. Después, hay que hacer grandes movimientos físicos durante 40 metros. La clave está en hacerlos invirtiendo la mínima energía posible. Hay que manejar la contradicción: no caerse y gastar poca energía para no estar exhausto arriba. En cuanto a la cabeza, la vía parece muy dura al principio.
«Lo que me ha permitido encadenar ha sido aceptar que puedo caerme arriba del todo, para así poder escalar como si estuviese en una vía normal»
¿Cuál es la importancia del componente mental?
La primera vez que llegué arriba fue una explosión para mí y me pudo la presión de no caer para no tener que volver a hacerla entera. Y me caí. La presión tiene un efecto nefasto en mí, la manejo muy mal. Lo que me ha permitido encadenar ha sido aceptar que puedo caerme arriba del todo, para así poder escalar como si estuviese en una vía normal. Para poder forzar al máximo y mantenerse lúcido hay que poner distancia con el objetivo. De hecho, he repetido la pared de arriba un montón de veces antes de encadenar. Además, el hecho de haber repetido la parte de abajo muchas veces hizo que se convirtiera en rutina, así que al final no tenía la presión de encadenar la parte baja porque sabía que la hacía seguro. Eso me permitió concentrarme bien en la parte superior. A la hora de gestionar el riesgo de caída ya no pensaba en encadenar la vía, sino sólo en la sección superior.
«Después de reflexionar, yo propongo 9a+/9b. Creo que hay 9b’s mucho más duros…»
¿Cuál es tu opinión sobre el grado de la vía?
¡Está claro que la propuesta de 9b+ era un gran chiste! Tampoco creo que sea un 9b real. Para Adam Ondra es un pequeño 9b. Para Dani Andrada, que la ha probado conmigo, es 9a+. Para Edu Marín es 9a+/9b. Después de reflexionar, yo propongo 9a+/9b. Creo que hay 9b’s mucho más duros…
En esta vía hay 4 partes: una primera de 8c+, la segunda de 8c, la tercera de 8a+/b y la última con la sección de bloque. Esta última no es extrema, simplemente un poco aleatoria. Para Adam merece un 7c de bloque, para Dani un 7a+ y yo me quedo en el medio y digo que es un 7b/+ de bloque.
«Lo que más me gustaría es escalar a tiempo completo, pero de momento no tengo ingresos como para hacerlo»
Has escalado otras veces en España, ¿tienes más proyectos en nuestro país?
Este verano me gustaría volver a Noruega para probar Thor hammer 9a+ y quizá Move de 9b/+. Ahora mismo quiero hacer mi proyecto de Mollans y luego también pasaré por La Ramirole, el País Vasco, Rodellar…
Eres una persona poco dada a redes sociales (Facebook, Twitter, etc.), ¿qué piensas de ellas? ¿Buscas mantenerte un poco al margen?
No creo que esté al margen. Sí trato de buscar patrocinadores financieros y de material. Sin embargo, creo que no me desenvuelvo demasiado bien. En cuanto a ser mediático, estoy trabajando en ello. Lo que más me gustaría es escalar a tiempo completo, pero de momento no tengo tantos ingresos como para hacerlo. Estoy todavía lejos, así que hace falta trabajar. Quizá algún día…