Dice que no sintió la presión de enfrentarse a la vía “mas dura del mundo”, si acaso algo más de curiosidad de lo habitual, pero desde el primer pegue lo tuvo claro: esa vía era escalable. La primera sección de techo imponente (8c+), con un paso morfológico muy largo, la leyó rápido.
Casi todas las cintas las encontró puestas, y también era consciente de la falta de una chapa, que el viento ha robado en estos años de olvido (haciendo girar la cinta y con ella la tuerca), pero eso no fue un problema; se la saltó…
La sección superior, más plaquera, es la que más se le resistió, hasta que encontró un lateral clave para la solución del crux. “Los últimos 14 metros serán 7c+ de bloque”, detalla.
También dice que la fase en la que estás probando la vía y no estás muy seguro de poder hacerlo duró poco, ni él mismo se esperaba un encadenamiento tan rápido.
En realidad, la hizo al primer pegue “en serio”, el segundo que le daba desde abajo, tras ensayarla durante tres días y unos cuatro pegues: “Es difícil concretar”, comenta, “en la sección de arriba estuve colgado mucho tiempo”.
En cuanto al grado, Adam habla de 9b “suave”, más fácil que Chaxiraxi (Oliana) y La capella (Siurana).
Después de bajar de Chilam ¡se llevó a vista el 8c+ de La rubia y el 8b+ de Queimada!, unos encadenamientos ya impactantes para cualquier mortal.
Nosotros llegamos tarde, una pena no presenciar el encadenamiento, pero por allí sí estaba Bernabé, que se había acercado en su único día libre en el trabajo en esta semana. Parece que el destino quería que él fuera testigo de ese encadenamiento. Comenta Adam que no hablaron mucho. Al bajar, Bernabé le preguntó su opinión sobre el grado, y le felicitó. “Muy cordial”, asegura Adam, quien no entra en la polémica: “Nunca diría si la hizo o no, solo él puede saberlo”, aunque matiza: “Puedo decir que no había nada de goma en las presas de pie, que son obligadas, en la parte de arriba, lo que es raro para una vía que se ha estado probando mucho tiempo, aunque es cierto que fue hace años, igual se han limpiado con la lluvia”. Bernabé tiene otros dos proyectos en el sector, pero están cerrados; como aperturista de la “vieja escuela” se reserva la primera ascensión. “Yo no lo haría», comenta Adam, “pero por supuesto lo respeto, no es la primera vez que me pasa”.
También estaban por allí varias decenas de espectadores, desde escaladores que habían recorrido más de 200 km para verle, hasta vecinos del pueblo que nunca se han puesto un arnés. Cuentan que hubo aplausos y vítores cuando llegó a la cadena. Un espectáculo. Y al bajar, Adam tiene una palabra de agradecimiento para todo el que le felicita, tiene un minuto para atender todas las llamadas, tiene una sonrisa para los muchos que le piden hacerse una foto con él… Es consciente de que tiene un don para la escalada y lleva con paciencia lo que esto conlleva, siempre bajo la mirada cariñosa y atenta de su padre, que le acompaña en este viaje.
Y luego sigue a lo suyo, a lo que le apasiona. El miércoles añadió un 9b a su libreta (el cuarto), y el jueves ya trabajaba en un nuevo proyecto: La planta de Shiva, una línea de unos 55 m más a la derecha, posible 9a+, equipada por José Irigoyen; mañana… quizá Orujo. Puede ser. A Adam no le gusta desvelar sus proyectos, pero aún le queda una semanita de estancia por Andalucía…
(Para el lunes, las respuestas a vuestras preguntas del Encuentro digital y un vídeo de la primera parte de la vía, que Adam repitió ayer para la sesión de fotos).