James Pearson y Caroline Ciavaldini tenían anotado en rojo el mes de abril en su particular calendario de roca. Era el mes que tenían previsto dedicar a la escalada de vías largas en Cerdeña. Para ello, estuvieron escalando durante el mes de marzo en Catalunya, con la idea de coger fuerzas para lanzarse a la aventura que más les gusta, la tapia.
Y a fe que no andan perdiendo el tiempo en la isla italiana. A pesar de los fuertes vientos y alguna que otra jornada de lluvia que han tenido que soportar, han conseguido hacerse ya con dos vías de consideración en la roca sarda: Amico fragile (8b, 230 m) y Mezzogiorno di fuoco (8b, 270 m). Parece que el entrenamiento llevado a cabo en nuestro país fue más que efectivo… de hecho, vale la pena recordar que ambos consiguieron encadenar las vías más duras de su carrera: la francesa se hizo con Mind control 8c+ en Oliana, mientras el británico se anotó Esclatamàsters 9a en Perles.
Amico fragile
Después de un mes “con una media de cinco minutos de marcha de aproximación, 15 grados a la sombra y las cintas a menudo ya colocadas, James empezaba a encontrar el juego demasiado fácil… y yo también”, reconocía Ciavaldini en su blog a su llegada a la isla mediterránea. El primer día, calentaron motores con La cardaire, una vía de 8a max de St. Guilhem.
Al día siguiente ya se fueron a por objetivos mayores, con la vista puesta en los 230 metros (7 largos: 6b, 6c, 8b, 7b, 6a, 6b+, 6a+) de Amico fragile, una vía escalada por primera vez en 2006 por Marco Vago y Simone Pedeferri. “El largo principal es una tirada de 50 m y 8b impresionante, que toma un chorrera desplomada y sostenida”, señala Pearson, quien apunta que “incluso los dos primeros largos no deben ser subestimados, con grandes alejes sobre roca delicada”.
El largo de 7b fue el que se les encalló a los dos escaladores. De hecho, ambos tuvieron allí una caída. Caroline también tuvo que repetir el largo de 8b, que James, por su parte, logró resolver a vista. Las mayores dificultades, sin embargo, las encontraron en el descenso. “A las ocho menos diez, en la cumbre, imposible encontrar la reunión. A las ocho, noche cerrada”, señala Ciavaldini en su blog. Como resultado, un descenso nocturno con un solo frontal por la misma vía, el primero chapando las cintas y la segunda recuperando el material.
Mezzogiorno di fuoco
El siguiente objetivo se encontraba en la Punta Giradili. Mezzogiorno di fuoco es una sostenida línea de 270 m (7 largos: 7a, 8b, 6c, 8a+, 7c+, 7c, 7a) bastante expuesta, con alejes de hasta 10 metros. Fue equipada en 2006 por Rolando Larcher, Maurizio Oviglia y Roberto Vigiani; el primero de ellos se anotó la primera ascensión en libre al año siguiente. “Por encima de todo, contiene escalada impresionante en una situación espectacular”, resume Pearson.
En esta vía, tanto el británico como la francesa sacaron lo mejor de sí mismos. James Pearson consiguió completar Mezzogiorno di fuoco resolviendo todos los largos a vista o al flash, mientras Caroline Ciavaldini consiguió el encadenamiento en punto rojo.
Según cuenta Ciavaldini en su blog, las primeras dificultades consistieron en encontrar la aguja correcta. A partir de ahí, diez horas y media de escalada exigente y, en algunos tramos, expuesta. La escaladora tuvo caídas en L4 y L6, además de una ascensión previa para trabajar el más duro L2. Acerca del penúltimo largo, Ciavaldini comenta que “empezaba a sentirme falta de fuerza/resistencia/continuidad… me hicieron falta cinco intentos para un pequeño 7c de nada”. De todos modos, consiguió reponerse y encadenar el último largo para dar por terminado su Mezzogiorno di fuoco.
James Pearson y Caroline Ciavaldini todavía tienen tres semans por delante en Cerdeña que, habida cuenta sus ansias de roca, con toda seguridad darán más que hablar.
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