Parece que no le cansó mucho, porque sólo una hora después realiza en este mismo estilo el 8b La genèse des mutants, y completa el listado al día siguiente con Snails paradis (8b+) y La mémoire des mutants (8b).
La joven francesa (20 años) es toda una especialista de la escalada a vista, entre su asombroso listado en este estilo cuenta con 17 rutas de 8b y cuatro de 8b+. También sus ochocés (lleva 15 encadenados, y otros dos 8c+) suele lograrlos en pocos intentos. Intentamos comprender las claves su éxito en estas tres preguntas:
Probablemente eres la mejor especialista de escalada a vista del mundo, sólo algunos escaladores (hombres) han logrado 8c a vista…
Ser la mejor especialista no es para mí una meta. Yo tengo una forma de escalar que de vez en cuando me aporta escaladas exitosas “a vista”. Desde mis inicios, hace ya 10 años, me esforcé por gestionar bien el esfuerzo y subir sin “violencia”. Con la experiencia, enseguida me di cuenta que esta gestión del esfuerzo me era necesaria para abordar las vías de un nivel superior, ya que no tenía la fuerza de un hombre, pero también porque no me gusta el estilo de escalada violenta. Gracias a esta economía de medios compenso en parte la confrontación al dolor que implican ciertos esfuerzos.
Mi escalada se expresa en la resistencia, y creo poder decir que es mi firma. Este estilo está en el origen de todos mis aprendizajes. Quizá en competición me penaliza, pero me aporta buenos resultados. En la roca me permite esperar buenos resultados con más regularidad. Hasta hace uno o dos años, probablemente yo había desarrollado esta capacidad mucho más lejos que la mayoría de los escaladores de roca de referencia, pero hoy he constatado que en la competición internacional, la escalada femenina es sobresaliente en este estilo, como Kim, Alexandra o Nathalia. Esta tendencia hará progresar enormemente la escalada femenina.
Después de más de 2.000 vías por encima de 7a y de una centena de vías por encima del 8b, no me parecía anormal que algunas se pudieran pasar de una forma más elegante. Bastaba con que no tuvieran ningún movimiento a bloque o morfológico, y que los largos me permitieran instalarme en la continuidad, para que de vez en cuando lograra un encadene a vista.
¿Tienes algún proyecto de 9a?
Cada uno se construye su imaginario apoyándose en su inexperiencia, o al contrario apoyándose en los medios que yo no tengo. Yo no soy una adicta de la dificultad para la consecución de un grado. Mi camino y su evolución me bastan y me satisfacen plenamente. No busco específicamente la realización de un 9a o más. Prefiero verdaderamente una experiencia bien solucionada en pocos ensayos, puesto que soy consciente de tener sólo los medios propios de la categoría femenina. Hace un tiempo, forzar mi escalada hasta el 8a me asombraba, después el 8b me volvía loca de contenta. Fue gracias a un compañero muy felino por su forma de escalar que me pude representar el 8c como algo que no tenía que ser siempre violento. El tiempo me ha enfrentado a vías que me inspiran por la lógica de su trazado natural.
A veces las he leído mal y me han obligado a movimientos probablemente más técnicos que los necesarios y salían en pocos ensayos, y a veces he podido utilizar mis medios con más armonía y estas vías han salido a vista… y hay algunas que no he solucionado. Dicho esto, en el otoño de 2009 realicé Pull over en el sector Galetas de Gorges du Verdon, y la confirmación de su grado quedaba subordinada a una repetición. En esa vía, fui en pos de una voluntad que no me conocía, hecha de una paciencia extrema, de una resistencia y de una aplicación técnica intransigente. Invité a Adam a realizarla. Él pensó que era un 8c+ duro, con solo una muy pequeña diferencia de apreciación con su vecina Les 3 P, que él pensaba que era un 9a “pequeño”. Eso me dio mucha satisfacción.
En cuanto a compararme con los éxitos masculinos, no hay ninguna comparación posible. Los hombres basan sus éxitos en la diversidad de estilos y en la cantidad. Yo no soy capaz más que de hacer a vistas vías que sean muy continuas.
También has tenido buenos resultados en competición (felicidades por tu éxito en Chamonix). ¿Cómo abordas tus proyectos en la roca y en la competición? ¿Qué tipo de entrenamiento sigues?
No soy una profesional del circuito. Yo continúo mis estudios, sin dejar de estar implicada en la escalada. Quizá lamento no tener más disponibilidad, puesto que siento que podría llegar un poco más lejos.
Parece que mi principio de entrenamiento me aporta resultados a largo plazo. Se basa en un volumen de 6 a 7 vías por sesión, mientras que la dificultad se adapta a la temporada. Yo trabajo por tanto exclusivamente con el volumen de las vías. Nunca abordo vías que estén más allá de mi nivel del momento.
En plena temporada, aparte del calentamiento, puede que haga entre cuatro y cinco vías de resina de octavo, y dos o tres de entre 8b y 8b+. Roca o competición es un mal debate. Para participar en la competición, hace falta tocar activamente la resina para competir a un buen nivel. El compromiso competitivo me confronta a la gestualidad simple que hace falta para tener éxito en un tiempo muy corto. Este principio competitivo no me gusta, pero así es y me hace progresar. No considero la competición como un fin en sí mismo, incluso si a veces es extraordinariamente seductora por su forma, como en Arco este año, con Kim y Ramon. La roca es para mí un lugar de creatividad gestual mucho más rica de lo que me permite la competición. Las soluciones pueden ser mucho más diversas que la idea preconcebida que tenemos. Con la experiencia, yo escojo mis vías por su seducción, prefiero las líneas marcadas por la lógica de una línea elegante y natural, o sorprendente y provocadora. Mi aplicación y mi gestión del esfuerzo pueden ser excesivos, pero los recuerdos que guardo son duraderos y muy enriquecedores.