El catálogo de vías de escalada deportiva de extrema dificultad de la cueva de Hanshelleren (Flatanger, Noruega) parece no tener fin… al menos, en manos de Adam Ondra. El escalador checo equipó el año pasado varias líneas futuristas que tenía intención de ir encadenando este año, junto a alguna otra creada por escaladores locales como su última primera ascensión Iron courtain 9b, obra de Lars Audun Nornes.
Después de terminar con Iron courtain, Adam Ondra se fue directamente a la línea de Move, una vía muy exigente que recorre el techo de la cueva a lo largo de 55 metros de recorrido y que inicialmente él pensaba que podía cotarse al menos como 9b+. “No era la más fácil de elegir, ni tampoco la mejor línea de la cueva (aunque sería la mejor línea en miles de otros sitios), pero quería demostrarme a mí mismo que puedo escalar en el techo y que he adquirido algo de fuerza de bíceps en los últimos años”, comentaba el propio escalador.
El mismo inicio para tres vías
Los 55 metros de Move se dividen en tres partes, según explica Adam Ondra. La primera de ellas consta de 20 metros de 8b hasta un buen reposo de rodilla, recorrido en común con Nordic flower 8c+, una de las pioneras del lugar, abierta por Jorg Verhoeven. Los siguientes 20 metros, de 8c+/9a conducen hasta otro reposo de rodilla, aunque este malo, para resultar “hasta aquí 9a”, en opinión del aperturista.
Desde este punto, parte hacia la derecha una variante realizada por Seb Bouin. El escalador francés busca una salida diferente y menos exigente a través de “grandes lajas que son 7b+ por ellas mismas” para terminar resultando en una nueva vía que ha bautizado como Little badder (traducible como ‘un poco peor’), propuesta de 9a “real”, según la opinión de Ondra.
Mientras tanto, Move continúa recto hacia arriba, enfrentando los 12 metros más duros del itinerario, que “conllevan un 9a muy a bloque e intenso”. Los números (8b, 8c+/9a, 9a) le dan a Adam Ondra un resultado que no llega al 9b+. “Hice la vía después de dos semanas y media de trabajo, algo decepcionante, ya que estaba seguro de que iba a ser 9b+, pero teniendo en mente que no es mi estilo, tengo muchas dudas sobre darle 9b+… a pesar de que creo que Change pudo ser un minúsculo puntito más fácil (trabajé en Change mucho más tiempo, pero ahora me siento más fuerte). Así que le doy 9b/+ o 9b duro, lo que cada uno prefiera”, explica.
En cuanto al sistema de trabajo en la vía, el escalador checo explica que se inventó “una aproximación sofisticada: como escalar toda la ruta es extramadamente agotador y al principio hubiera sido imposible ni tan siquiera estar cerca de hacerlo en la última parte, instalé tres cuerdas fijas y empezaba ya fuera desde dos terceras partes, a media vía o desde una tercera parte. Una vez hice todas las partes, finalmente hice la vía entera en mi segundo intento desde abajo, el último día de mi viaje, en unas condiciones de viento y adherencia”.