Y es que se da esa cualidad a veces mágica que comparten los números con las historias: Olayo acaba de cumplir 23 años y el Premio Desnivel va por su edición 23. ¿Nacieron juntos y se han encontrado en un momento del camino? Nos pareció un detalle curioso para seguir celebrando todos estos años de Premio con sus 21 criaturas en forma de libros maravillosos. Y, concretamente, con Por donde sale el sol, el libro ganador de esta edición.
Este año se presentaron 140 manuscritos lo que requiere un trabajo de selección potente; primero de los finalistas y luego, mano a mano, con los miembros del jurado. Son muchos los elementos que valoramos. Este año brilló y tuvo mucho peso que el texto fuese acorde a nuestro espíritu de aventura; y desde luego que el viaje de un joven de 17 años de Francia a China durante un año, donde la bicicleta es solo el medio… era una apuesta arriesgada e imprescindible a la vez.
Como dijo Ramón Portilla, miembro del Jurado, «es un libro que nos hace soñar con los viajes auténticos, con la aventura en estado puro, un soplo de aire fresco en los tiempos que corren…».
Esa frescura la percibimos en la Librería Desnivel con Olayo contando su viaje y enseñando la primera foto: encima de la bicicleta con una sonrisa algo forzada que esconde miedo y nerviosismo, y la última imagen, un año después, también sobre la bici, sonriendo abiertamente. El libro cuenta todo lo que pasó entre esas dos fotografías. Según Chus Lago, «Por donde sale el sol es un viaje en bicicleta donde lo importante está en lo que te depara el camino. Junto a su autor seremos testigos de su transformación a lo largo de esta bonita experiencia, de su viaje vital».
Y Olayo ayer hablaba como escribe: franco, sencillo, confirmando algo que valorábamos mucho en su texto y que recalcó Carmen Samper, editora de Desnivel: «no hay postureo, hay mucha veracidad». Y cuando le preguntamos por qué en estos tiempos se decide a viajar sin redes sociales, o sin actualizar su blog y, por el contrario, escribe un libro nos cuenta: «Mucha gente me dijo que si hubiera estado activo en redes igual hasta hubiera ganado dinero pero me di cuenta que me daba mucha pereza, que si estaba pendiente de contar a los demás mi viaje me perdía lo que estaba pasando».
La madre del autor salió a corroborar lo que ya queda claro entre las páginas del libro: que su familia le apoyó a tope para que emprendiera su aventura y confesó que estaba muy orgullosa porque había aprendido mucho leyendo Por donde sale el sol. Su profesor de matemáticas, también viajero infatigable, tomó la palabra, él no se sorprendió nada cuando Olayo le contó que marchaba de viaje, ya que desde niño salía con su familia en bicicleta y también era el alumno que le hacía las preguntas más complicadas. Javier Selva, conocido del autor y uno de los primeros lectores del manuscrito, felicitó a Olayo porque no es fácil encontrar gente que viaje y que a la vez sepa contarlo tan bien.
Por donde sale el sol no es un libro de récords, ni de un viaje imposible, es una buena aventura humana con mucho humor, que especialmente te conecta con la esperanza, la alegría y con esa espontánea sabiduría que surge del autor sin pretensiones ni prejuicios.
Olayo no nos dejó claro si seguirá escribiendo, pero sí aseguró que la bicicleta es su forma preferida de viajar, de ver el mundo pasar. Y que antes o después volverá a partir.
«La bicicleta te permite percibir todos los pequeños detalles, y llegar a la conclusión de que no hace falta ir buscando los lugares más bonitos, porque estos detalles muestran que el mundo es precioso vayas donde vayas».