Hacía años que no llegaban tantos manuscritos hasta Desnivel. En las últimas ediciones superaban por poco la centena y en esta edición los 171 nos han pillado por sorpresa. Quizá la alta participación se deba al momento excepcional que nos ha tocado vivir con la crisis de la covid-19. El confinamiento en algunos casos ha sido propicio para terminar esos textos, para comenzar esa historia para la que nunca había tiempo, con el consuelo de transitar otras vidas y montañas a través de las palabras.

Como siempre los libros han ido cayendo en goteo constante desde que se convocó una nueva edición en octubre. Las lluvias primaverales trajeron más manuscritos y, como en tormenta casi veraniega, los últimos días son un aluvión de historias que aún no nos da tiempo a asimilar.
Y con este aluvión el viaje comienza, como siempre para nosotros a las puertas del verano. Cerca de la noche más corta nos disponemos a abrir nuestra maleta de libros, en la que nos sumergiremos con refrescante alegría.
Ni siquiera Ulises, un héroe en el que reconocemos a un navegante solitario, viajaba solo, así que nosotras también viajaremos bien acompañadas. Siendo muy conscientes de la cantidad de personas y narrativas que hay detrás de este premio literario que ya va por su XXII edición. Desde cada participante hasta las editoras, jurado, correctores, diseñadores, impresores, libreras… hasta que finalmente el libro ganador llega a las manos de ese lector o lectora que le dará su propia vida, que recorrerá su propio camino singular en el global de aquella historia. Un viaje largo, que para nosotros hoy acaba de empezar, con todas esas historias vuestras a las que damos la bienvenida, agradeciendo que llenen nuestra maleta durante parte del camino.
Y esta vez no viajamos ligeros, cargadas con relatos de escalada, confesiones de montaña, naturaleza, encuentros, intimidad, descubrimiento, pérdidas… textos llegados de todos los rincones del mundo. Y como al principio de cada viaje la ilusión nos llena, la incertidumbre y la certeza de que encontraremos hermosas sorpresas nos alienta.
Vamos a pasar un verano entretenido leyendo en profundidad todo lo que nos habéis regalado. Os iremos contando, compartiendo un poquito de lo que vamos andando por acá… Uno de los recién llegados comienza con esta cita de Juan José Saer:
«De estas costas vacías me quedó sobre todo la abundancia del cielo».
Y así es como hoy nos sentimos ¡agradecidas por tanta abundancia!
¡Mucha suerte y muchísimas gracias a cada participante! No os olvidéis que entre el 25 y el 30 de septiembre se hará público el fallo del jurado en nuestra web.