Hay bloques y bloques. Cada semana, el mundo del búlder da a conocer nuevas líneas, nuevas piedras y nuevos encadenamientos. Sin embargo, pocos quedan grabados en la retina de los fanáticos de esta modalidad de la escalada como lo han hecho las redondeadas formas y la resonancia fantástico-medieval y casi mágica de Zarzafar. No tiene más que un año de vida, pero este durísimo problema de Zarzalejo ha sido escalado ya en tres ocasiones y ha sido protagonista además del Premio FEDME 2013 de escalada deportiva y bloque.
El último en anotarse Zarzafar 8B+ ha sido uno de los más fanáticos bloqueros de la actualidad, Iker Arroitajauregi. El escalador vasco lleva una temporada prácticamente hiperactiva, repleta de viajes y encadenamientos por doquier: su primera propuesta de 8C con Txapela en Albarracín el mes pasado fue la culminación de un año en el que también destacó poderosamente en Fontainebleau (encadenó las clásicas Kheops assis y Gecko assis, ambas 8B+, en una misma noche) y Hoya Moros (primera de la altísima Ikara y repetición de Indartsu, ambas también 8B+).
Realizó el anuncio de su encadenamiento de Zarzafar con una ilustrativa fotografía colgada en su perfil de Facebook, en el que se le ve triunfante encima del bloque. Además, con la foto confirma el grado de 8B+, algo de lo que no ha dudado ninguno de los tres escaladores que se han hecho con la línea. Ya más descansado, el escalador bilbaíno comentaba que ya había probado el problema durante un par de días el año pasado, y que esta vez ha necesitado otras cuatro jornadas para darlo por finiquitado. Un bloque que no es de su estilo –de regletas-, pero que califica de muy bonito y con movimientos dinámicos espectaculares.
Trío en el reino de Zarzafar
Zarzafar fue estrenado en diciembre de 2012 por Nacho Sánchez. El escalador murciano había reparado en esa estética roca de formas redondeadas y desplomes imposibles por mediación de Iván Luengo, quien se lo había enseñado años atrás. A raíz de su encadenamiento, lo definía como una línea de “movimientos largos y físicos al principio y un final ‘curioso’”. Esa ‘curiosidad’ se centra en un difícil mantle que a él mismo se le resistió varios pegues, algo que también le ha sucedido a Iker Arroitajauregi. Quizás incluso más curioso sea el hecho de que ambos escaladores lograran salir por arriba justamente en la misma fecha, separada por un año de diferencia: el 8 de diciembre de 2012 Nacho Sánchez y el 8 de diciembre de 2013 Iker Arroitajauregi.
Entre el murciano y el bilbaíno, el reino de Zarzafar acogió a un tercer escalador, el madrileño Alberto Rocasolano, que se anotó la primera repetición de la línea el pasado mes de enero. Sin duda, la confirmación de que la condición es importante para encadenar este bloque, que requiere esencialmente una temperatura fría para otorgar la adherencia necesaria. Una vez más, también Alberto Rocasolano apuntaba el dichoso mantle como el movimiento más difícil de resolver durante el encadenamiento, aunque aisladamente no parece tan duro.
La estética del bloque, que ha dado la vuelta al mundo en forma de fotografías publicadas en páginas webs especializadas, ha comenzado a crear cierta mitología sobre este problema. Una ‘popularidad’ que se ha encargado de terminar de encumbrar la misma Federación, que premió a Nacho Sánchez con el Premio FEDME 2013 en la categoría de escalada deportiva y búlder precisamente por su primera ascensión de Zarzafar.