
Fiel a un estilo, Silvia Vidal continúa con su actividad en grandes paredes, combinando soledad y patios acongojantes. Del 23 de julio al 9 de agosto, y tras 7 agotadores días de porteos, de aclimatación y de fijar los primeros 200 metros de ruta, la catalana y Youri Cappis, suizo afincado en Cataluña, escalaban una nueva ruta en la virgen vertiente Este del Huascarán Norte, un merengue helado de 6.655 metros que se levanta en la Cordillera Blanca peruana. «Montamos el campo base avanzado a 5.200 metros y después de esos primeros días de aclimatación, porteos y fijar, nos trasladamos a vivir a la pared».
En esta ocasión, la actividad de Silvia bien se puede denominar como «solo acompañado», pues Youri no tenía ninguna experiencia en Big Wall: «Quiso venir a experimentar lo que significa estar colgado varios días en una pared, en altura, sin conexión alguna con la civilización», afirma Silvia. El suizo, hasta 10 días antes del viaje, nunca había usado un jumar: «Lo practicó durante dos días y se vino… ¡Toda una experiencia, tanto para él como para mí!».
A esta escogida dificultad se unió un intenso frío durante toda la apertura. «Se nos congelaba el agua de las botellas y nos provocó, al cabo de los días, problemas en las manos, en los pies y en la nariz», motivo fundamental por el que Youri no se movió de la hamaca muchos días, dejando la labor en manos de Silvia, que escalaba en solitario con ayuda del Soloist. «Este año ha hecho muy mal tiempo por la zona andina, aunque tuvimos breves momentos de sol, y básicamente siempre estuvimos acompañados de niebla y nevadas», asegura Silvia, que había encontrado la inspiración idónea para bautizar el itinerario: Entre boires (entre nieblas, en catalán).
Piedras, nieve y un rápel complicado
La intención de la cordada era escalar la pared, un triángulo rocoso con mala leche, para luego coronar la montaña. Lo último no fue posible debido a las condiciones adversas del clima combinado con la tremenda dificultad para descender desde la cumbre hasta la hamaca de su tercer campo de altura, el más alto. «Era imprescindible rapelar por la misma vía pues escalábamos en estilo cápsula y debíamos volver a la pared para bajar por la ruta con los petates. Y el ascenso hasta la cima era una laberinto».
Para la escaladora catalana la dificultad de la ascensión radicaba principalmente en el recorrido de la vía: «Es lo que hace compleja la logística y sobretodo el descenso». Las primeras secciones transcurren por un conglomerado de techos que dan acceso a la parte media del itinerario, una suerte de aventura sobre nieve y hielo, con hasta 80 grados de inclinación en la que subir y bajar los petates fue «muy laborioso». La parte final de la pared, «muy desplomada y con una calidad de roca muy variable», se mostró como un recorrido más directo. «Decir que el acceso a pie de pared es bastante peligroso debido a las avalanchas provocadas por el continuo desprendimiento del gran serac que hay entre los dos Huascaranes».
Silvia afirma que la ruta es bastante segura «debido a los grandes techos y desplomes», aunque eso también supuso problemas a la hora de ejecutar los rápeles. Desde el final de la ruta hasta el pie de la pared, Youri y Silvia emplearon dos días y medio. En total pasaron 18 jornadas (17 vivacs) colgados de la pared, «de los cuales ninguno fue enteramente bueno». La cordada regresa a casa con el trabajo hecho y habiendo cumplido los montaraces deseos de Youri, con mil nuevos metros en el bolsillo y habiendo superado dificultades de A3 y 6a+.
Datos:
Vía: «Entre boires»
CBA: 5.200 m
Pie de pared: 5.350 m
Fin de la ruta: 6.150 m
Metros escalados: 970 m
Desnivel: 800 m
3 campos de pared:
C1/R5 5.500 m
C2/R10 5.750 m
C3/R14 5.950 m
Dificultad: A3/6a+/80º
Días de pared: 18
Metros fijados: 200 m