EXPLORANDO

Bienvenido Mr. Winter

Siguen en Kathmandú, celebrando una de las grandes conquistas de la década. La invernal del Makalu ya tiene dueños (la montaña nunca): Denis Urubko y Simone Moro. Charlamos con el italiano, adalid del ochomilismo invernal.Vídeo de Moro y Urubko el día de cumbre.

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Simone Moro, Mr. Winter.- Foto: Cortesía de Simone MoroSimone Moro, Mr. Winter.- Foto: Cortesía de Simone Moro

La nieve suele cubrir todas las huellas. Primero parecen perennes, cuando la humedad mantiene su forma, pero a las horas, otras huellas, otras tormentas cubren el rastro que uno deja. A menos que tu huella sea tan especial que trascienda la montaña, la ruta, y nunca el viento pueda arrancarlas de la memoria. Simone Moro y Denis Urubko han fijado un camino dorado, intemporal, en una de las cumbres más prominentes de la Tierra. El Makalu, con sus 8.463 oscuros metros, tiene ahora un invisible itinerario a su cumbre que guarda los recuerdos y las penas de la primera ascensión invernal de esta cordada «mágica», que ha vuelto a poner el listón del himalayismo donde corresponde.

Simone Moro es, ahora, el único alpinista vivo que cuenta con dos primeras invernales (expediciones íntegras en fechas oficiales) a los ochomiles, y solo un ser humano antes que él había logrado algo semejante: el loco, el genio, Jerzy Kukuzka. Hemos vuelto a hablar con el alpinista italiano, criticado en ocasiones por la desmesurada ambición de su actividad, pero que no va a tardar mucho, si no lo ha hecho ya, en convencer a todos sus detractores para que centren sus malas pasiones en otros objetivos. Al habla Simone Moro; al habla Mr. Winter.

English version.

El Makalu, de noche.- Foto: Cortesía de Simone MoroEl Makalu, de noche.- Foto: Cortesía de Simone Moro

¿Cómo están tus pies Simone?
Muy bien, lo cierto es que no me preocupan, no llegué a tener las clásicas congelaciones con dedos negros y ampollas, simplemente perdí parcialmente la sensibilidad de mis dedos debido al intenso frío de la noche posterior a la cima. Estaba a 7.600 metros, sin botas, y la montaña no perdonó.

¿Y cómo esta tu mente?
Realmente feliz y motivada para seguir por este camino. La exploración y la aventura es lo que busco para mi alpinismo. No estoy interesado en coleccionar montañas de 8.000 metros con un jumar y un «ticket de cumbre» en mis manos… Puedo entender muy bien que alguien quiera practicar ese tipo de alpinismo, pero no va conmigo.

Denis Urubko en la cima del Makalu.- Foto: Cortesía de Simone MoroDenis Urubko en la cima del Makalu.- Foto: Cortesía de Simone Moro

Con el Makalu sumas tu segundo ochomil conquistado en inivierno, algo que solo había hecho Kukuzcka. ¿Qué significa esto para ti?
Significa que hice bien en no prestar atención a las voces que me criticaron en el pasado, debido a que siempre escogía grandes proyectos y escaladas de alta dificultad. A veces fallo, a veces gano, pero jamás busco una victoria fácil y que me garantice el éxito. Quiero seguir el alpinismo de los grandes del pasado, los que me inspiraron y me hicieron soñar. Algunos de ellos no fueron «amados» en sus tiempos, pero escribieron buena parte de la historia vertical de la exploración. Deseo que esto sea lo que pase, lentamente, conmigo.

Después de cuarenta expediciones y diez intentos invernales he logrado seguir con vida y acumular una enorme experiencia. Eso es algo imposible de olvidar, mis logros, alguno histórico, no podrán ser negados. Para mí esto es un punto de partida y no una meta: sigo teniendo cientos de proyectos y sueños y proseguiré por un camino que no han escogido el 90% de los himalayistas.

Rodrigo Granzotto te definió como la actual estrella del alpinismo invernal…
Sí, estoy muy agradecido a Granzotto, y también a Messner y a Wielicki, quienes me escribieron y llamaron para darme la enhorabuena. Esas son las voces a las que presto atención, y no a otros rumores…

«Hice bien en no prestar atención a las voces que me criticaron en el pasado».

Simone durante la ascensión invernal al Makalu.- Foto: Cortesía de Simone MoroSimone durante la ascensión invernal al Makalu.- Foto: Cortesía de Simone Moro

Algunas palabras sobre Urubko
Denis es mi compañero ideal. Empezamos a escalar juntos en 1999. Nuestro equipo, en el que marchábamos cuatro, logró escalar, en 42 días, cinco cimas por encima de los 7.000 metros en el Pamir y el Thien Shan (yo escalé cuatro de ellas en 38 días y me retire en la quinta por problemas estomacales cuando estaba cerca de los 7.000 metros). Ahora celebramos el décimo aniversario de nuestra amistad, de tantas ascensiones en verano e invierno.

En 2004 escalamos la inexplorada cara oeste del Baruntse Norte y ganamos el campeonato ruso de alpinismo. Ningún occidental había ganado tal premio hasta ese año. Como se ve, hemos pasado momentos geniales. Es muy similar a mí físicamente y mentalmente, y le considero uno de los mejores del planeta, lo que me hace sentir orgulloso de haberle «descubierto» en el 99 y ayudado a financiar sus expediciones. Creo que nuestra cordada es mágica. Denis es una máquina perfecta que no rechaza compartir cualquier escalada.

¿Cuál fue el mejor momento en el Makalu?
Seguro que el de cumbre. Estrechamos nuestras manos sintiéndonos realmente orgullosos allí arriba. Sin oxígeno, sin porteadores, en estilo alpino, después de 29 años de intentos de los mejores alpinistas mundiales, en un estilo súper ligero y súper rápido (solo 19 días después de nuestra llegada al CB). Estos días en Katmandú vamos a seguir celebrándolo y estrechando nuestras manos.

Simone durante uno de sus intentos invernales al Broad Peak.- Foto: Cortesía de Simone MoroSimone durante uno de sus intentos invernales al Broad Peak.- Foto: Cortesía de Simone Moro

¿Y el más duro?
Resistir el frío y el viento durante el ataque a cumbre. Quizá sea difícil de entender viendo el vídeo y las fotos, pero el viento y el frío eran terribles, muy peligrosos. En cualquier caso, nunca pensamos en rendirnos. Estábamos muy preparados para afrontar las ascensión y francamente motivados para llevarles un regalo a todos los «enemigos» que tenemos en nuestros países.

¿Tenías en mente lograr una ascensión tan fugaz?
Sí, por eso decidimos ir al valle del Khumbu para aclimatar, además de haber realizado un entrenamiento especial para esta montaña. Decidimos confiar plenamente en los partes meteorológicos. Todo, al final, salió perfecto.

En una de tus cartas comentas que tan solo quedan vírgenes en invierno los ochomiles del Karakorum… ¿Es el próximo objetivo?
Me gustaría mucho, podría pasar, pero no será la próxima temporada. Llevo muchos años sin pasar el invierno en casa y ahora deseo compartir más momentos con mi familia y mi hija. He gastado muchísimo dinero en mis expediciones, y siempre iba por encima del presupuesto, así que necesito un tiempo para recuperarme a mí y a mi bolsillo.

¿Cuál es ahora tu visión del Makalu?
Ahora creo que he escalado lo que había soñado escalar. Es una hermosa montaña, muy salvaje. Creo que dentro de dos meses habrá muchas personas ocupando su ruta normal, y el Makalu no será el mismo que nosotros hemos conocido estas semanas.

Después del Shisha Pangma en invierno, la nueva ruta en el Nanga Parbat, el ascenso rapidísimo del Broad Peak, el Cho Oyu y el Lhotse, mi travesía del Everest en 2006, la ascensión al Beka Brakai Chook en estilo alpino y otras tantas escaladas en sietemiles y seismiles, en todos los continentes y todas las estaciones, el Makalu ha supuesto otro momento maravilloso en mi carrera (y vida) personal. Ahora es el momento de mirar al futuro, en el que seguro que volveré al Everest, una cumbre que desafortunadamente he escalado tres veces usando parcialmente el oxígeno. Es el momento de remendar esto y ascenderlo sin ningún tipo de ayuda artificial.

Vídeo de Moro y Urubko el día de cumbre.

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