EXPLORANDO

Nueva ruta al Makalu II

Vince Anderson y Marko Prezlj establecen un nuevo itinerario al Makalu II (7.600 metros) como parte de su aclimatación para inaugurar una «auténtica» línea directa a la oeste del Makalu, uno de los grandes retos pendientes del ochomilismo.

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Marko Prezelj.- Foto: Anna PiunovaMarko Prezelj.- Foto: Anna Piunova

A mediados de octubre, Marko Prezlj y Vince Anderson, una de las cordadas más poderosas de los últimos tiempos, abrían una nueva ruta en la oeste del Makalu II (7.600 metros) como parte de su aclimatación para afrontar un intento de abrir una ruta directa en la cara oeste del Makalu (8.463 metros), uno de los grandes problemas pendientes del ochomilismo.


El día 16, Marko, Vince y Steve House, el otro portento que forma en este equipo ligero, establecían el segundo campo de altura de la ruta normal del Makalu (abierta por Kukuczka en solitario en el 81), a 6.700 metros. Su intención era pasar algunas noches en altura para acomodar su cuerpo a las inclemencias del Himalaya, y ya de paso realizar un intento al Kanchungtse (conocido como Makalu II). Steve House, por abatimiento, decidía aguardar en el CII, pero Prezlj y Anderson ponían pies en polvorosa hacia los 7.600 metros. «Nos despertamos temprano, con cielos despejados, vientos suaves y temperaturas muy bajas», escribe Anderson en su diario de expedición. «Empezamos la escalada por la vertiente oeste, de mala roca y mal hielo. Nos encontramos con terreno de dificultad moderada hasta que la ascensión se volvió más interesante con ocasionales pasos de mixto. El viento empezaba a morder y, a veces, la montaña rugía como sin un tren de carga recorriese sus aristas».

Steve House posa en la casa del también alpinista e himalayista canadiense Barry Blanchard.- Foto: grivelnorthamerica.comSteve House posa en la casa del también alpinista e himalayista canadiense Barry Blanchard.- Foto: grivelnorthamerica.com

La cordada se fue encontrando secciones más complicadas a medida que le ganaban terreno a la cumbre. Cerca de los 7.000 metros la altitud tomó la palabra, obligándoles a un lento avance que lo fue más con la llegada de una inoportuna nevada. «Sobre nosotros aún esperaban pasos de roca y la oscuridad y las nubes se nos echaban encima. Empezábamos a pensar que no llegaríamos». Pero como esta aventura la protagonizaban dos proyectiles con botas, la cumbre iba deslizándose hacia ellos, puede que imperceptiblemente, pero sin pausa. Anderson explica lo que veía en esos momentos: «Me giré y pude contemplar un hermoso atardecer entre el Everest y el Lhotse, a kilómetros de distancia». La noche venía y con ella un frío más intenso y terrible. «Seguimos avanzando».

Exhaustos, sin comida, tras un duro día de escalada en altitud, con las primeras luces de la luna, Vince Anderson y Marko Prezelj culminaban su nuevo itinerario al Kanchungtse, alzado donde comienza la arista noroeste al Makalu, del que se separa por el largo paso del Makalu La. Estaban a 7.600 metros y en una inquietante oscuridad. «Sin fotos, ni celebraciones, sintiendo los colmillos del frío, Marko y yo comenzamos el descenso». Mientras, Steve House seguía la ascensión desde el CII y empezaba a sentir cierta consternación por la tardía cumbre de sus compañeros. «Por alguna razón (¿deshidratación?), no podía ver con mi ojo izquierdo. Empezaba a tener serios problemas», relata Anderson, recordando como cedió la cabeza de la marcha a Prezelj. «Solo podía seguir sus huellas en la nieve». No sin complicaciones, alcanzaron el Makalu La, donde tomaron la ruta normal para el descenso hasta su segundo campo de altura, al que llegaban pasadas las 11:00 p.m. «Steve nos esperaba con bebida caliente y sopa». Pasaron una intensa noche en la tienda, con el ulular insistente del temporal, pero a la mañana siguiente pudieron descender hasta el campo base.

Directa a la Oeste del Makalu

El Pilar Oeste del Makalu.- Foto: Jerónimo LópezEl Pilar Oeste del Makalu.- Foto: Jerónimo López

Tras el éxito de establecer una nueva ruta al Makalu II, el auténtico objetivo de la expedición se muestra ahora más inminente. Abrir una línea directa en la oeste del Makalu supondría una de las actividades más serias de la última década del alpinismo, algo que ya intentaron Jerzy Kukuczka (en el 81, cuando abría en solitario la que se ha convertido en la ruta normal), Wojtek Kurtyka (en el 81 junto a Jerzy y Alex MacIntyre) o Destivelle (con D. Low y E. Decamp), todas en estilo ligero y sin éxito.

Aunque ya hay rutas en la vertiente oeste, ninguna afronta los bastiones finales de la montaña, lo que implicaría una muy difícil escalada en roca a una altitud homérica, con la añadida propensión del muro superior al desprendimiento de rocas.

Lo más parecido a una «auténtica» ruta por la oeste se establecía en 1997, cuando una expedición rusa en la que marchaba Alexei Bolotov iniciaba el camino pero se desviaba hacia el estético pilar oeste, lo que en cualquier caso les valió para alumbrar una de las rutas más difíciles del ochomilismo.

 

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