Es una de las cordadas más auténticas del alpinismo, acostumbrada a resolver algunos de los enigmas más duros del Himalaya y con suficiente nieve a sus espaldas como para hacerlo con filosofía. Marko Prezelj, Steve House y Vince Anderson ya caminan por el Valle de Charakusa, en Pakistán (Karakorum) tras descender del K7, donde protagonizaron el primer ascenso de los 6.858 metros de la vertiente Oeste.
Kelly Cordes y Scott DeCapio llegaban al Valle el 28 de agosto, siendo recibidos por unas lluvias torrenciales y por otro equipo canadiense del que formaban parte Maxime Turgeon y L.P. Menard. Otra cordada potente que compartía objetivos con las dos anteriores. House, por su parte, asegura que en ningún momento hubo tensión y el ambiente fue de camaradería. «Las otras dos cordadas persiguen los mismo objetivos que nosotros, pero todos podemos ser amigos», afirmaba House en una conversación de voz por teléfono satelital con el equipo de Patagonia. «Esto no es una competición por ver quien tiene un mayor nivel en el alpinismo, buscaremos siempre lo más beneficioso para todos», continuaba House, quien explicaba que sería el clima quien determinaría el éxito de las expediciones.
Esperando a la ventana
Una advertencia de un Steve House que conoce como nadie el Karakorum tras nueve expediciones a la región y la primera ascensión en solitario de la Sur del K7 (VI, 5.10, M6, WI4, A2, 2400 m). Una ruta que completaba mientras por la Oeste, Prezelj, Steve Swenson y Jeff Hollenbaugh intentaban la cumbre sin éxito. El equipo de aquel año 2004 tuvo que retirarse a pocos metros de la cima por la presencia de placas de nieve poco consolidadas.
El 24 de Agosto, Marko, Steve y Vince cruzaban el glaciar desde el Campo Base, mientras les azotaba una tormenta intermitente: nieve en ocasiones, lluvia las más de las veces… todo intensificado durante las noches. Tras horas de indecisión la cordada fijaba su vista en el corredor que lleva hasta el Farol de la Sur. Cuando se ponía el sol, pequeñas avalanchas de nieve y roca amenazaban su objetivo. Cuando salía el sol el terreno no mejoraba, obligándoles a regresar hasta el CB y a aguardar una ventana de buen tiempo que no llegaba. Por fin, el 1 de septiembre el clima cedió y los tres alpinistas comenzaron con los progresos en el K7, alcanzando la cima y descendiendo en cuatro días. Según lo planeado.
Fuente: alpinist.com, thecleanclimbing.com