Ferran Latorre regresaba el sábado a su casa de Vic (Barcelona) después de una de las expediciones más extrañas de su ya larga experiencia en el Himalaya. Viene de sumar su octavo ochomil principal con la cumbre del Lhotse, contento por haber realizado junto con Enric Llonch una expedición casi perfecta y bajo parámetros normales: “No tiene mucho mérito, pero la normalidad empieza a tener mérito”, reflexiona. Esos parámetros normales se basan en cumplir unos horarios razonables, no utilizar oxígeno y ser autosuficientes en la montaña, aun a sabiendas de que han gozado de cuerda fija hasta la cumbre.
Pero la normalidad acaba ahí. Admite que se ha encontrado un Himalaya al que apenas reconoce en comparación con sus inicios en las grandes montañas, y no precisamente por la climatología más benigna que recuerda, sino por otros factores bien distintos. Un Himalaya en el que la comercialización le come año tras año terreno al alpinismo. En el que la gente cada día apura más, con ataques a cumbre de duración desorbitada y utilización masiva de oxígeno. Un año también marcado por la trifulca vivida entre un grupo de sherpas y el equipo de Simone Moro, Ueli Steck y Jon Griffith, que le pilló a él también en el campo 2, donde ocurrieron los hechos más graves. Una expedición, además, que ha concluido con el mal sabor de boca de la muerte de Juanjo Garra, en cuyo intento de rescate participó Ferran.
¿Cómo valoras tu expedición al Lhotse?
Muy bien. Nos enfrentamos a la montaña bien entrenados y aclimatados e hicimos una ascensión muy decente: con buen horario y siendo autosuficientes… Esto no debería de ser noticia, pero… La verdad que no hemos batido ningún récord ni nada de eso, simplemente salimos del campo 4 (7.800 m) a las dos de la madrugada, llegamos a la cima (8.516 m) antes de las diez de la mañana y a eso de las doce del mediodía o la una de la tarde volvíamos a estar en el C4, y bajamos esa tarde hasta el C3 para dormir y desmontarlo tranquilamente. Nosotros subimos todo nuestro material, aunque tenemos que recordar –y agradecer- la cuerda fija.
Actualmente es difícil ser autosuficientes en una montaña como el Lhotse, ¿no?
Autosuficientes no se puede decir, porque al final son los sherpas quienes colocan las cuerdas fijas. Allí y en todos los ochomiles.
¿Y lo del horario?
La gente se tira muchas horas en los ataques a cumbre y superan todos los límites. Nosotros hemos llevado un horario normal, hemos hecho las cosas bien hechas. Hemos llevado unos parámetros de normalidad que hacen que corras un riesgo menor. Eso no quiere decir que no te pueda pasar nada, porque la verdad que nos hemos encontrado una montaña muy seca y hemos visto caer piedras que nos han pasado cerca. Tenemos que ser humildes, ya que sólo puedes controlar lo que depende de ti.
«En el Kangchenjunga, ¡algunos hicieron una jornada de cumbre de 25 horas!»
Es algo parecido a lo que comentaba Carlos Soria de su experiencia de este año en el Kangchenjunga…
Está pasando en todas partes. En el Kangchenjunga, ¡algunos hicieron una jornada de cumbre de 25 horas! Nosotros tampoco fuimos a batir ningún récord, pero es importante seguir unos horarios normales, porque si no te puedes meter en problemas graves si cambian las condiciones.
¿Cómo os habéis encontrado la montaña a nivel de equipamiento, cuerdas, etc.?
Totalmente equipada. Nosotros no teníamos sherpas para que llevaran nuestras cosas, pero indirectamente hemos utilizado ‘centenares’ de sherpas. En definitiva, nuestra ascensión no tiene mucho mérito, pero la normalidad empieza a tener mérito.
«El ‘estilo Everest’ se está extendiendo a los otros ochomiles».
¿Cómo te has encontrado el campo base del Everest?
Más que el del Everest, del que ya se ha hablado mucho, lo que me da verdadera pena es que estamos viendo que las grandes expediciones están extendiendo la comercialización a todos los ochomiles… y eso devalúa lo que hemos hecho en años anteriores. El ‘estilo Everest’ se está extendiendo a los otros ochomiles. Lo que ha pasado en el Nuptse [cuerda fija hasta arriba] me parece ignominioso. Las expediciones comerciales ya habían prostituido el Everest y el Cho Oyu, y ahora, para nuestra desgracia, están llegando a todos los ochomiles y están eliminando la parte de aventura… A mí me duele que ahora sea fácil subir al Annapurna o al Shisha Pangma, cuando a nosotros nos costó muchísimo en su día. Está claro que nuestras expediciones quedarán en nuestra memoria, pero me da rabia y me entristece tener que explicar que “yo subí al Annapurna hace años, cuando todo era diferente…”.
«Respecto al uso del oxígeno, se ha normalizado una cosa que debería de estar desfasada».
Además del tema del oxígeno, claro.
También me crea tristeza la utilización que se hace del oxígeno como algo natural y normal… Cuando yo me hice como alpinista, en los años ochenta y también en los noventa, era un tema casi prohibido. Ahora se ha normalizado una cosa que debería de estar desfasada.
¿El turismo está ganando la partida al alpinismo?
La comercialización de los ochomiles nos está desplazando… Y te preguntas si vale la pena acabar los Catorce, porque han perdido aliciente. Eso no quiere decir que un año te encuentres en una montaña sin nadie, como nos sucedió el año pasado en el G2. Pero ahora puedes subir fácilmente a casi todos los ochomiles yendo a rueda de las grandes expediciones comerciales.
Y ¿cuál es el espacio que le queda al alpinismo?
Las rutas que no sean las normales, fuera de época o, por supuesto, en montañas de menos de 8.000 metros… pero es que a cualquier montañero le hace ilusión subir a un ochomil, porque son las montañas más bonitas y más grandes.
«Hay alpinistas para hacer buenas actividades, pero no lo están afrontando con buen planteamiento».
Además, este año, las expediciones que se planteaban mayores ambiciones en el Everest han acabado precipitadamente con muy mala suerte. Me refiero al problema que tuvieron Simone Moro, Ueli Steck y Jon Griffith con los sherpas, y al fallecimiento de Alexey Bolotov en la Cascada de Hielo…
Sí, está claro que en el Everest todavía quedan cosas por hacer. No se ha repetido la Bonington sin oxígeno, por ejemplo… Este año las expediciones más ambiciosas han tenido mala suerte o mal planteamiento… Creo que hay alpinistas para hacer buenas actividades, pero no lo están afrontando con buen planteamiento.
¿Crees que el problema entre los sherpas y la expedición de Simone Moro fue por un mal planteamiento?
No lo sé. Yo estaba en el campo 2 pero es muy grande y no me enteré. Cada uno tiene su versión, pero me parece que era un problema que ya venía de lejos, con envidias y mala sintonía por muchos temas. Creo que también está detrás la cuestión del negocio del Everest, que mueve mucho dinero y los sherpas quieren dominarlo… Esto condiciona un poco todo.
¿A ti te condiciona?
A mí no me condiciona para nada y, además, me parece bien. Es su país y en cierto modo es su montaña, así que es natural que quieran hacer ellos el negocio.
«Voy a mirar el ampliar las coberturas de mi seguro de cara a próximas expediciones».
Un negocio que parece haberse extendido también a los rescates. Participaste en el intento de rescate de Juanjo Garra en el Dhaulagiri, pero se ha hablado de la dificultad el enorme de movilizar al helicóptero. ¿Cómo lo ves tú?
Realizar un rescate en helicóptero a más de 7.000 metros es muy caro y lo sabemos. De hecho, en los quince días que voy a estar por aquí, me voy a mirar el ampliar las coberturas de mi seguro de cara a próximas expediciones.

Pero, ¿no te parece exagerado que se pidiera un aval de más de 70.000 € para enviar el helicóptero?
Como el helicóptero B3 es el único que lo puede hacer, te cobran lo que quieren. Es lo que hay. No sé si es exagerado o no, pero evacuar a una persona de más de 7.000 metros no es fácil. Y en aquel momento, pagas lo que haga falta.
Pero es un problema que el seguro no cubra más que una pequeña parte de ese dinero…
Esta es una inquietud nueva. Hasta ahora tampoco existía la posibilidad de que un helicóptero te rescatara a tanta altitud, y ahora tenemos que ver cómo conseguimos esa cobertura. También puede ser que alguien tenga la iniciativa de crear un grupo de rescate fijo en el Himalaya; me parecería muy lógico y eso contribuiría a establecer unos costes fijos por los diferentes tipos de rescate.
«Le dije a Juanjo Garra que lo sacaría de allí, pero no lo pude cumplir…»
¿Cómo viviste el intento de rescate de Juanjo Garra?
Nos enteramos de que tenía problemas el mismo día que bajábamos al campo base desde la cumbre del Lhotse, a través de internet, y alucinamos… Era ya de noche y lo primero que pensamos es que alguien lo estaría ya ayudando. Pero al día siguiente nos enteramos de que se estaba organizando el rescate y nos pusimos a disposición del campo base del Dhaulagiri para todo lo que pudiésemos hacer. Intentamos movilizar el helicóptero, intentamos que fueran cuatro o cinco sherpas fuertes y motivados… Teníamos la esperanza que entre el helicóptero y los sherpas conseguirían sacarlo.
Yo hablé con Juanjo por teléfono el segundo y el tercer día del accidente. Le dije que lo sacaría de allí, pero no lo pude cumplir…
Álex Txikon y tú estuvisteis muy cerca de llegar hasta él.
Después de que el helicóptero dejara a Jorge Egocheaga y Migma en el C3, se cerró el tiempo y a nosotros no nos pudo dejar más arriba de 5.800 o 5.900 metros. Andamos toda la noche y conseguimos llegar al C3 (7.200 m) a las dos de la madrugada, siempre pensando que ya lo estarían bajando y con ganas de ayudar. Pero cuando llegamos, Jorge nos dijo que ya había muerto… nos quedamos hechos polvo… estuvimos allí sentados con muy mal rollo hasta las cuatro, cuando empezamos a bajar. Luego el helicóptero nos recogió entre C1 y C2 y nos llevó a Katmandú.
¿Álex y tú conocíais el Dhaulagiri?
Sí, ya habíamos estado allí en 2008 con Edurne y conocíamos la ruta.
«El 20 de junio me voy a Pakistán con el G1 y el K2 en la cabeza».
Los dos frecuentáis los ochomiles ahora por vuestra cuenta, después de compartir tantos días de campo base, ¿no os planteáis hacer nada juntos?
Quizás hagamos algo juntos con Álex de cara al año que viene. Tenemos muy buena relación personal, hay muy buen rollo.
Pero de momento, lo próximo es el Karakórum este verano. ¿Cuáles son tus planes?
Hacia el 20 de junio me voy a Pakistán con el G1 y el K2 en la cabeza, pero con el plan abierto. Todavía no he decidido si intentaré la una o la otra o las dos. En función de cómo se desarrollen las cosas allí.
¿Con quién vas?
Esta vez voy solo, aunque sé que va a haber mucha gente allí. Sé que precisamente Álex estará en el K2, habrá otra gente de España, gente del valle de Arán… Ya me lo organizaré allí.
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![Portada de la revista Desnivel nº 324. Junio 2013. Especial Gredos [WEB] ()](https://www.desnivel.com/images/2013/04/d324_g-150x211.jpg)
Desnivel nº324
En este número: Especial Gredos: Comenzamos con la zona estrella de la escalada, los Galayos
30 comentarios
P.R tienes tanta envidia jijijiji sisi jumar me gustaria verte a ti a esa altura, como siempre ningun niño si su juguete.
La foto es una gracia. «Cima del Lhotse»: Guantes, plomo, casco, arnes, piolet… piolet… piolet? Ah, no! Claro… jumar! Alpinismo?! En serio?
Grande Ferrán!!!!!!…….Hay pocos tan prudentes como tú.A pesar de tantas variables y tantas incertidumbres en la montaña. Grande y buen compañero!!! Un saludo
Hay un montón de picos de 7000 metros que casi nadie intenta. No dan de comer al alpinista y es una pena porque no están equipados y tienen muchas vertientes vírgenes. El verdadero alpinista estaría allí, toda vez que actualmente subir un ochomil tiene un mérito limitado. También los que desprecian a los que suben con oxígeno deberían pensar en el material que llevan y sustancias que emplean para mejorar su rendimiento. Saludos.
Canuto; por supuesto, y, es mas, incluso Alpinistas!!
Al final, Ferrán escaló, hizo cumbre, bajó y esta en casa sin tanto bombo. Como debe ser, piensa en su siguiente expedición.
Como dijo el filosofo y alpinista Barón Von Lobatowski: «Menos es más». Felicidades a Ferrán x su saber estar. Y mucha suerte a los Alkayata Riders en el G1.
Lo que realmente hace un circo este escenario del himalaya, es el interés de los medios por divulgar todo lo que allí ocurre; publicidad totalmente necesaria para que las casas comerciales aporten sus dineros (para material, viajes, sherpas, … en fin). Desnivel es el primero y principal en Españá, y sabe perfectamente que cuanta más polémica y más controversia, más interés (tráfico y ventas). Y para conseguirlo, se puede escribir de muchas maneras, incluso manipulando y opinando sobre hechos.
Fijaos quién sube a los picos principales (Aneto, Monte Perdido, Mont Blanc, Everest, …): las grandes masas que no hacen buen equipo con la soledad. La inmensa mayoría de los montañeros, empiezan por los picos principales; es una buena forma de medirse (controlado y atendido, llegado el caso). Lo difícil viene después, cuando tienes que enfrentarte a la montaña en soledad, escalando con la cuerda por debajo. Pero eso no debe quitar el empeño a los ochomilistas «normales».
Es claro que existen muchas contradicciones; la normalidad, tal como se presenta es auténtica controversia: se habla mal de lo que provocan las expediciones comerciales llevando las marcas de esponsor en toda la ropa. Se critica por «ignominioso» la equipación del pico Nupse, a la vez que se declara haber subido al Lothse a través de las cuerdas colocadas por los mismos sherpas. Se habla del circo actual con añoranza al pasado, olvidando que SIEMPRE ha sido un circo.