Los sherpas del Himalaya lo habían adoptado bajo el cariñoso apodo de Tolito Sherpa, y bromeaban con él sobre que al final tendrían que contratarlo ellos para subir a los ochomiles. Es sólo un ejemplo de algo en lo que todas las personas que lo conocían coinciden: Tolo Calafat, de 40 años, se hacía querer por todo el mundo. Además, su espíritu alegre, extrovertido y divertido lo hacía repartir bromas sin parar, y reirse mucho, sobre todo de él mismo.
“Voy a ser el primero en subir a las antecimas de los catorce ochomiles, que eso no lo ha hecho nadie”, afirmaba orgulloso por el campo base del Annapurna, según explica Xavi Arias, alpinista catalán que lo conoció hace un mes y con el que trabó una buena amistad. Era su sexta expedición a un ochomil, tras haber ascendido al Cho Oyu (2004), Everest (intento en 2005 y cima en 2006), Broad Peak (cima central en 2007) y Shisha Pangma (antecima en 2009).
Hace dos años, había empezado a escalar con Juanito Oiarzabal, con quien ya compartió la expedición al Shisha. Hasta entonces, su compañero en la montaña era el también mallorquín Juan Antonio Olivieri, que recordaba hoy aquella primera ascensión al Aneto cuando tenían 18 años. Hoy, Olivieri estaba en Palma al lado de la mujer de Tolo, que deja un hijo de 7 años y un bebé de 13 meses. “Todos pensábamos que iban a poder rescatarlo, porque era un tío muy fuerte; todavía no nos hacemos a la idea”, comentaba Olivieri.
Una buena persona
Juan Antonio Olivieri describe a Tolo como “una bellísima persona, era como un niño grande, muy divertido y muy fuerte psicológicamente a la vez que competitivo”. “Se llevaba muy bien con todo el mundo y tenía un carisma especial que hacía que casi lo adoptaran en todas partes como a un hermano pequeño o a un hijo”, dice, y añade que “cero que no se había peleado ni llevado mal con nadie desde que en la escuela no le dejaron jugar un día a pelota”.
Charlamos con Carlos Pauner tras el descenso del Annapurna
Xavi Arias comparte la misma opinión. “He tenido la suerte de conocerlo en el campo base del Annapurna y hemos conectado muchísimo”, señala. “Al lado de todos esos monstruos como Juanito Oiarzabal, Carlos Pauner, Jorge Egocheaga o los de Al filo de lo imposible, nosotros dos éramos los que teníamos menos ochomiles, pero él conocía a todo el mundo y se llevaba bien con todos, y es que se hacía querer por su manera de ser: simpático, extrovertido, coñón…”, recuerda Arias, quien salía hoy del hospital de Barcelona donde le siguen haciendo pruebas por la lesión en la espalda que se produjo en el C3 del Annapurna por culpa de un alud de bloques de hielo.
Entrevistamos a Juanito desde el CB del Annapurna
Un montañero polifacético
Tolo Calafat era un gran amante de la montaña. Dedicaba tres horas diarias a entrenar, y salía con varios grupos al monte para practicar btt, carreras o alpinismo. Todo el mundo montañero de Mallorca se ha vestido de luto por el primer mallorquín –junto a Olivieri- en alcanzar la cumbre del Everest. La organización de la Cursa Vall de Sóller, que este fin de semana inaugura la Copa de España de Carreras por Montaña de la FEDME, ha anunciado que se guardará un minuto de silencio antes de la salida en su honor.
Según recuerda Olivieri, en 1999 decidieron hacer su primera expedición más allá de los Pirineos y los Alpes. “Fuimos al Aconcagua y nos fue de maravilla, así que seguimos subiendo más y más”, comenta. Su primera experiencia en un ochomil, en el Cho Oyu en 2004, le impacto muchísimo. “Él era un poco mitómano y allí coincidimos con algunos de los ídolos que conocía a través de las páginas de Desnivel, y en los ochomiles de los años siguientes se fue haciendo una especie de familia en la montaña, especialmente con Juanito Oiarzabal y Carlos Pauner pero también con Jorge Egocheaga, Iván Vallejo, Iñaki Ochoa de Olza, Jesús Calleja, la gente de Al filo de lo imposible…”, explica Olivieri.
Audio entrevista a Edurne Pasaban desde el CB del Shisha.