«Para ella es como un juego”, nos cuenta Ramón Benach, padre de Julia y de María, “lleva escalando casi desde que nació porque desde siempre nos la llevábamos a escalar con su hermana. Antes iba escalando solo de vez en cuando, pero desde el pasado septiembre, que hizo su primer 8a, se empezó a motivar más”.
Julia se estrenó en el 8a con Sátiva Patática, en Margalef, que hizo también en pocos pegues, pues suele ser el estilo tanto suyo como de su hermana María, y “el sábado pasado, estábamos en Margalef y María le dijo a Julia que si quería probar un 8b que estaba probando ella, así que allí fue, simplemente a ver qué tal era. Se le dio bien, y al día siguiente le dio un pegue para matizarlo y al siguiente ya lo encadenó”. Se trata de la vía Zayka, en el sector El balcó del Torroner, una línea de 17 metros con la característica escalada sobre agujeros de la zona.
Ambas hermanas entrenan juntas unos tres días por semana, en el caso de María es Patxi Usobiaga quien le lleva el entrenamiento desde hace aproximadamente un año, mientras que Julia de momento sigue las enseñanzas y consejos de su hermana, y parece que mal no le va.
“La condición que le pusimos a Julia era que llevara siempre casco”, afirma Ramón que, aunque no es escalador, tanto él como su mujer siempre han apoyado la afición de sus hijas.
Julia adelanta así en un año el también precoz encadenamiento de María, que hizo su primer 8b con 14 años, con Marroncita, en septiembre de 2017. En su momento fue la escaladora más precoz en el grado, si bien hace solo unos meses que Geila Macià ha subido el listón estrenándose en el grado a los 12 años, con el encadenamiento de Vuelo a ciegas, en Montserrat, el pasado septiembre.
Actualmente María (18 años) combina la escalada con estudios de Psicología, y disfruta no solo de la deportiva, también de vías largas y escalada tradicional. Las hermanas se adoran y se motivan mutuamente.