
Hay un grupo de mutantes americanos que no suele dejar pie con bola cuando se trata de bloques de su tierra. Daniel Woods, Tyler Landman o Paul Robinson, en la veintena o por debajo, llevan un año dedicado a la resolución de algunos de los problemas más duros del mundo. Y a parte del acné, las manos duras y la confianza juvenil, los tres tienen algo más en común: Jade. Un 8c de Chaos Canyon, de nombre original Green 45, que era resuelto, tras seis años de intentos de Dave Graham, entre otros, por Daniel Woods y que era repetido poco tiempo después por su colega de correrías sin cuerda Tyler Landman.
Ahora le ha llegado el turno a Paul Robinson, que no ha perdido el tiempo en este verano de viajes a las Montañas Rocosas. El de Nueva Jersey cuenta con 20 añitos y tras seis días consecutivos de intentos se hacía con este problemón que ha tenido en vilo a toda una generación. «Estaba teniendo muy buenas sensaciones y me lo estaba pasando muy bien escalando», afirma el americano, apuntando ciertas características del espíritu de unos jóvenes que están llegando a lo más alto de esta disciplina deportiva. «Sin miedo y sin fantasmas» escalaba Paul, mientras junto a él, Ty Landman y Daniel Woods le daban unos tientos a otro proyectazo situado a la izquierda de Jade, también, probablemente, de 8c.
El duro bloque americano

Turno, pues, de Dave Graham, James Litz y Tony Lamiche, que a no mucho tardar se acercaran al pie de Jade, que antes de final de año conocerá, si se ponen serios, otra repetición, con lo que podría llegar su decotación. Sólo resta un gran bloque, por encima del 8b, en Colorado esperando su repetición: Dark Crystal, cuya primera corrió a cargo de Wade David en Swissco.
Paul, por su parte, no se conforma y ya anda dándole pegues a otras dos líneas sobrehumanas: Ode to the modern man (8c) y Suspension of disbelief (8b+). Y para ello se está entrenando fuerte, pues Jade no fue la única «bichada» que se sacó Robinson. Freaks of the industry se llama el 8b/b+ del que protagonizó su quinta ascensión en tan sólo una hora de trabajo. «Un feliz Día-B para mí», reconocía el americano, que no conforme con aquello se embolsaba The Lockness monster (tercera muesca), Child Stars, «una primera repetición de movimientos inverosímiles y locos gancheos de talón» y D´ont get too gredy, otra línea «realmente buena» de la que se llevaba la primera ascensión y repetida el mismo día por Daniel Woods y Sean McColl. Y todas ellas de 8b. En su libreta también apuntó unos cuantos 8a+´s y 8a´s, en apenas una semana y media de trabajo.