Alberto Rocasolano consiguió encadenar la semana pasada su primer búlder de 8B+, con la primera ascensión de Papá oso en Torrelodones. Beto tiene ahora 20 años recién cumplidos y en febrero logró su primer 8B con Wild wild west en La Pedriza. Más tarde, en octubre, se hizo con otros dos en tres días, en Indartsu en Hoya de Moros y Explotación artificial en Torrelodones, y el cuarto 8B llegó en Albarracín a finales de noviembre, con la repetición de Zarzaparrilla al segundo pegue. Lo sorprendente de su caso es que no se adivina el techo de esta fulgurante progresión, puesto que sólo lleva cuatro años escalando.
“Siento que he cumplido un sueño antes de tiempo”, se confiesa Rocasolano, quien comenta que “hace tan solo cuatro años que empecé a escalar y haber conseguido hacer un 8B+ tan pronto me ha resultado bastante gratificante. Quién lo hubiese dicho!… Si hace dos años soñaba con hacer 8A… pero yo creo que es algo que me ha dado el entrenamiento en roca”.
Papá oso es “un problema en un techo que abrieron los hermanos Olcina hace muchos años”, cuenta Alberto, a quien sus amigos llaman Beto. “Es un techo donde al principio salían varias líneas y, debido a la rotura de un canto, tuve que descifrar otra línea”, explica sobre el nacimiento del proyecto Papá oso, y añade que “el problema del búlder se centra en una puerta bastante dura de aguantar y en un siguiente paso aéreo, ambos bastante aleatorios”.
La bloque en el que se encuentra Papá oso todavía tiene más posibilidades. El pasado mes de septiembre, Beto Rocasolano realizó la primera ascensión de una parte de ese bloque con Vuela 8A+. Papá oso viene a ser “la entrada desde el fondo” de Vuela, según explica Beto, quien se emociona cuando añade que “la salida es un tanto desconcertante, ya que hay algo de canto pero no hay pies… es raro, pero si alguien logra salir de ahí, no creo que baje del octavo grado de salida; y haciendo la extensión de Papá oso hablaríamos de 8C o más!!”
Un problema que se adapta a sus características
A la pregunta de por qué fijó su atención en este problema, Alberto comenta que “es un bloque que se adapta a mis cualidades escalatísticas casi a la perfección, por eso estuve trabajando días y días para poder hacer este búlder”. Al final, y con el inestimable apoyo de sus dos hermanas, llegó el día marcado para el encadenamiento: “Fue un día de unas condiciones meteorológicas perfectas, con unos 8ºC con viento y una humedad relativa bastante baja. Había estado entrenando bastante duro dos días seguidos en la sala King Kong Climbing Gym y, después de un día de descanso, pude realizar este magnífico búlder”.
Se hace difícil predecir qué sorpresas le deparará el futuro a Beto Rocasolano. “Ahora mismo tengo unos cuantos proyectos en el punto de mira, pero en Navidad volveremos a Targassonne y me gustaría disfrutar de esta escuela al máximo, haciendo el mayor número de problemas posibles”, comenta al respecto.
¿Qué balance hace de este 2011? “Muy bueno, he cumplido en este año mis objetivos del año que viene!! Así que no sé qué plantearme para 2012…”. De todos modos, “espero que Papá oso sea el primero de unos cuantos 8B+”, se despide riendo Beto.