En 1995, Topher Donahue y Kennan Harvey se aventuraron a intentar ascender el Mt. Neacola (2.873 m) por su inmensa cara norte. Consiguieron escalar algo más de 1.000 metros de desnivel, antes de darse la vuelta. La entrada de mal tiempo motivó su retirada, en medio de la tormenta. Por encima, estimaron que les quedaban unos 300 metros más de “escalada fácil” hasta la cima. Fueron ellos quienes bautizaron aquella pared como la Medusa Face.
Desde entonces, nadie había vuelto a interesarse por ese rincón de la Cordillera Aleutiana de Alaska. El Mt. Neacola está íntimamente ligado con Fred Beckey, quien lo visitó ya en 1970 y que posteriormente lideró desde el campo base la expedición que se hizo con la primera ascensión en 1991.
Avalancha en la cara este
Ryan Driscoll, Justin Guarino y Nick Aiello-Popeo llegaron a Alaska a principios de primavera, con el Mt. Neacola como objetivo. Se instalaron en el campo base sobre el glaciar Lobsterclaw a principios de abril y desde allí planearon posibles líneas de ascensión en la Medusa Face (cara norte) y en la cara este, de la que tenían una excelente visión desde sus tiendas.
Una noche, durante el transcurso de una tormenta, los despertó un enorme ruido, seguido por una inquietante sensación de movimiento y aceleración. Se había desencadenado una avalancha que arrasó su campo base. Los casi cien metros que el alud desplazó su tienda por el glaciar fueron aterradores para los tres alpinistas. Estaban dentro de la tienda, abriendo los brazos todo lo que podían para crear una bolsa de aire cuando la nieve los enterrase.
Cuando el desplazamiento terminó, la tienda quedó encima de los restos de la avalancha. Perdieron, eso sí, casi todo el resto de material del campo base, así como la práctica totalidad de la comida y combustible. Tuvieron que ser evacuados del glaciar todavía en plena tormenta.
Segundo round
Regresaron a sus casas en New Hampshire, pero no le quitaron el ojo a las previsiones meteorológicas de Alaska. Apenas dos semanas después, ante la mejoría del tiempo, volvían a instalar otro CB en el glaciar… esta vez un poco más retirado.
Finalmente, decidieron acometer la misma línea trazada 26 años atrás por Topher Donahue y Kennan Harvey en la Medusa Face. En sus descripciones del itinerario, hablan de una roca de condiciones perfectas, preciosas secciones de hielo y terreno mixto.
Llegaron hasta la punta de altura de sus predecesores y, para su sorpresa, todavía tuvieron que afrontar la parte más compleja y con roca de menor calidad en esos últimos cien metros que se prometían “fáciles”. Los últimos seis largos les llevaron doce horas de escalada. A las nueve de la mañana del séptimo día en la pared, llegaron a la arista somital.
Descenso por la cara este
Allí, montaron la tienda con la idea de continuar hasta la virgen cumbre norte la mañana siguiente. No obstante, el viento lo impidió. Decidieron emprender el descenso por el lado este, siguiendo la línea de ascensión que habían imaginado en esa vertiente. Rodearon el serac responsable de la avalancha sufrida un par de semanas antes y llegaron sin mayores dificultades a la base de la pared.
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