Comenzamos la crónica de la semana con dos escaladoras que no pierden el tiempo. Inmersos en verano y, los que pueden, en el periodo vacacional, Mar Álvarez y Helena Alemán nos traen sus últimos rotpunkts. La primera, Mar, ha pasado unos días en Terradets, descubriendo un nuevo sector llamado Bruixes de Verano. Allí hizo caer un par de vías: El repte y otra de nombre desconocido.
Y se atreve a proponer: «Las vías del sector tienen muy pocas repeticiones, con lo que los grados de las mismas aún no están muy definidos; es un sector de relativa reciente apertura y aún muy poco frecuentado por los escaladores. Así que propongo 8a+ y 8a respectivamente».
Dos líneas que alcanzan los 35 metros, muy físicas y de continuidad, que desploman «sin prisa pero sin pausa». «El 8a es de agarres netos y El repte cuenta con chorreras al estilo de Rodellar», define las líneas Mar Álvarez.
Turno de Helena Alemán. Quién con 22 años ya anda subida al carro del 8b, gracias a la vía Santa Linya, y ahora gusta de repetir. Su segundo 8b se llama El brujo, está en Sadernes y lo encadenó el 12 de julio. Una primera femenina a las seis chapas de las que consta esta línea. No conforme con ello, el día 21, Helena, se hacía con su tercera vía del ya comentando grado: Residuos de opositor en Xert, una pequeña escuela valenciana que vive un ágil florecimiento.
«Es una vía de 25 metros ligeramente desplomada con un paso de bloque en la entrada, una sección central de continuidad, para acabar con tres chapas finales de canto muy pequeño y de intensidad muy alta», comentaba Helena a propósito de Residuos de opositor. Segunda ascensión de la vía, encadenada por primera vez por Joan Tur, quien también la equipó. Pero Helena no sólo le ha estado dando al 8b, en su libreta, este julio, también apuntó otro buen puñado de octavos, entre ellos Xylum (8a), en el sector de Guillaumes de Montserrat, al tercer pegue del día, Narcorranchera (8a), en el mismo sector y al segundo tiento de la jornada y Tragaldabas (8a), en Rodellar, al segundo intento.
Red points masculinos
Ahora, puntos rojos de un primerizo en estas crónicas, y primerizo también en el 8c. David Bizkai vive en Pamplona y cuenta con 25 años, y este julio se unía al club del ochocé gracias a Muerte a los psicólogos, en Lezaia (Navarra), una línea donde la resistencia juega el papel principal. Para celebrarlo, David, se hizo con Kalatxoriak akatu (8a+/8b), Artzai ta otso (8b+), y Enduranze (8b+) en la brutal cueva de Aizpun. Después pasó dos días en Mascún para firmar otro buen par de octavos, Familia Manson y Tragaldabas.
Y Patxi Usobiaga no cesa en su empeño de convertirse en el máximo exponente de la escalada a vista del mundo. Venía de competir en el Serre Chevalier donde acabó en segunda posición. El vasco anda muy fuerte, como siempre, y quiso pasar un día en Supermarche, en Francia. Un día sin una sola caída. Patxi resolvía onsigth y en unas horas un 8b+, un 8b y un 8a y demuestra como nadie que se puede estar al máximo nivel tanto en la competición como en la roca. Cosa que empieza a suceder muy a menudo, véase Edu Marín, Ramón Julián, Irati Anda, Angela Eiter o Eric López, escaladores que basan el entrenamiento del año en la competición y que cuando abandonan el plástico son capaces de escalar lo inhumano. ¿Qué ocurriría si se dedicasen exclusivamente a la roca?¿Cuánto tardaría en ascender el grado máximo de la dificultad?¿Cuanto tiempo podrían dedicar a la escalada sin los ingresos y la promoción que ofrecen las competiciones?
Acabamos la crónica con Chris Sharma, uno que no se tiene que preocupar de resultados ni ingresos. Hace unos días os traíamos la nueva de que el americano había encadenado un 9a en Cëuse. Su nombre confirmado es Three Degrees of separation y Chris la encadenó sin prisa y sin presión. De hecho sólo estaba probando esta línea «futurista pero posible» cuando resolvió sus tres lances. Lo cierto es que Chris reserva su concentración para el mega proyecto en el Monte Clark, una vía que puede redefinir la dificultad en la escalada deportiva.