
Pasadas las navidades, el alpinista esloveno MarkoPrezelj se plantó en Chamonixcon aprovechar las excelente condiciones de la agujas que rodean a la capitalalpina. Él confiesa que «fue bonito, pero el tiempo no fue tan bueno como esperábamos. Estuvo nevando durante dos días cuando llegamos allí».
El primer día después de la nevada, con medio metro de nieve fresca, Marko,su socio francés, ManuPellissier, y dos militares amigos de Manu se metieron en el couloir surde la Aiguille du Midi, saliendo por arriba. Al día siguiente, con ganas dedejar una nueva línea en esta frecuentada y clásica aguja de los Alpes,Marko y Manu se fueron justo a la otra vertiente, a su cara norte, acompañadosesta vez de François Savary.
«Fue muy interesante», asegura Marko. «La aproximación larealizamos con un rápel desde el puente, con tres largos en la vertical delexcusado (si, sí, el servicio) de la estación del teleférico de la Aiguilledu Midi. El último largo de mixto, fue mixto sobre múltiples formas: hielo yroca, y escarcha mezclada con los desechos del váter en varios lugares.Bautizamos a la vía Digital Smell».
Olor digital

Para Marko el componente digital del nombre era obvio. «Nosotros noolimos nada, pero sí pudimos imaginar el olor». Además, «un díaantes, conocimos a un fotógrafo en el teleférico de la Aiguille du Midi,profundamente creyente en la tecnología digital, y con un carísimo equipodigital colgado al cuello».
«Comentaba que actualmente la fotografía es sólo digital, y como elolor de los lavabos en la goulotte también lo era, yo me preguntabaentonces cuando saldrá al mercado un buen grabador digital de olores». Ah,Marko nos recordó que las líneas digitales de escalada ya existen realmente, eincluso de dificultad. Basta con acercarse al Espolón de los Cósmicos…
Después de aquello, el tiempo volvió a estropearse de nuevo, y tuvieronalguna interesante retirada por tormentas de nieve. «Lástima, porque lascondiciones eran excelentes».