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Xavi Arias: “Para mí la montaña lo es todo”

El alpinista catalán responde desde Nepal a las preguntas de Desnivel, en esta entrevista en la que se sincera sobre su relación con las montañas y la tragedia vivida en el Annapurna en primavera. Vive con ilusión el reto de ascender el Manaslu este otoño.

Xavi Arias en el Lhotse. En el reflejo se ve el Everest  (Xavi Arias)
Xavi Arias en el Lhotse. En el reflejo se ve el Everest
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La pasada primavera el Annapurna fue un sueño convertido en pesadilla para la mayoría de los alpinistas que allí coincidieron. Xavi Arias vivió malos momentos y tuvo que ser evacuado del campo base con dos costillas rotas a causa de una avalancha de bloques de hielo que arrasó su tienda con él dentro. Pocos días después se enteró desde su casa de la trágica muerte de Tolo Calafat, con quien había pasado buenos ratos en el campo base.

El dolor por una experiencia así no se desvanece en unos pocos meses. Y las molestias en las costillas tampoco han desaparecido del todo. Pero la ilusión de este alpinista, que desea convertirse en el primer catalán con los catorce ochomiles, le ha llevado a regresar al Himalaya este otoño. Esta misma semana se le espera en el campo base del Manaslu, donde coincidirá con otros varios montañeros de nuestro país como Carlos Soria, Juanito Oiarzabal, Carlos Pauner y Òscar Cadiach.

Arias viaja con Unai Llantada como compañero de cordada y espera sumar en el Manaslu su sexto ochomil. En esta entrevista, respondida desde Nepal, cuenta sus planes en la montaña y se sincera sobre su relación con las cumbres a la vez que recuerda lo sucedido en el Annapurna en primavera.

 

 

Una nueva expedición, en este caso al Manaslu, ¿cómo la afrontas?

Con ilusión y respeto. Para mí, subir montañas lo es todo a nivel personal y profesional. Volver a Nepal es, casi, como volver a una segunda casa, puesto que paso aquí un buen puñado de meses,entre expediciones y trekkings con clientes.

¿Cómo describirías esta montaña? ¿Qué riesgos y dificultades tiene?

Es una montaña preciosa de 8.163 metros, en una zona muy poco visitada. De hecho, el trekking de la vuelta al Manaslu es uno de los más auténticos. Técnicamente no es una montaña difícil, y tampoco es un 8.000 de los grandes, pero no podemos perder el respeto a una cumbre que pasa de los 8.000. Por otro lado, es una montaña donde nieve mucho, quizás este es uno de sus peligros, los aludes.

¿Qué ruta y que estrategia seguirás?

Seguiré la ruta normal, montando tres campos de altura, pero no descarto hacer un intento de ascesión en el día, es decir del campo base a la cumbre en el día, como ya hice el año 2007 en el Cho Oyu. Me encuentro muy fuerte, este verano entre otros picos he estado en el Nun (7.135 m) con un grupo de clientes, lo que será muy bueno para la aclimatación. Pero primero hay que llegar, ver cómo está la montaña y ver cómo se encuentra uno mismo.

¿Qué estilo preves utilizar (oxígeno, sherpas…)?

Haré la ascensión sin oxígeno. De hecho, en casi todas ha sido así, pienso que es una buena manera de medirme a la montaña. En 2008, intenté el Everest sin oxígeno, pero una lesión en el tobillo y la masificación debida a las Olimpiadas de Pekín hicieron que decidiera utilizarlo. También utilizamos sherpas, pues compartimos la logística con otras expediciónes y así lo dicidimos.

Esta vez compartes expedición con un buen número de alpinistas españoles reconocidos: Pauner, Pérez, Unai, Juanito, Carlos Soria, Òscar Cadiach… ¿Cómo se ha gestado esto? ¿Compartís todos expedición o es una coincidencia? ¿Qué tiene de bueno o de malo el hecho de estar todos allí al mismo tiempo?

La pasada primavera casualmente compartí el campo base del Annapurna con Pauner, Pérez y Juanito. La experiencia vivida hizo que nos conociésemos lo suficiente como para volver a compartir una nueva aventura. Por lo que veo hay mucha gente de casa este año, pero no todos compartimos el mismo campo base. En todo caso, este año me acompaña Unai Llantada, que ha escalado otras montañas en el Himalaya pero será su primera experiencia en montañas de 8.000 m. Es un tipo muy fuerte.

Para mí, el hecho de coincidir con toda esta gente me da la oportunidad de conocer a todos los que no tengo el placer de conocer, como por ejemplo Carlos Soria… ¡a sus más de 70 años todavía da guerra! Le tendré que preguntar qué come para estar en esta forma. Y, cómo no, la experiencia que se puede adquirir en una sola expedición por el hecho de escalar con ellos o simplemente tomar un café escuchando sus historias.

Es la primera vez que vuelves por estas tierras desde lo del Annapurna de la primavera, ¿qué sensaciones te quedan después de los meses pasados? ¿Cómo se enfrenta alguien otra vez a la montaña después de las duras vivencias experimentadas?

Para mí, el Annapurna ha sido una de las peores experiencias. Volvía por segunda vez, después de diez años, tenía muy claro que llegaría a la cima y que todo sería un éxito, pero nada fue así. Un alud nos enganchó a mi compañero Lluís Ràfols y a mí, que fui el peor parado con dos costillas rotas. Cuando al orinar ves que lo que sale es sangre te asustas mucho y lo único que quieres es volver a casa para recuperarte y estar con los tuyos. Aunque no lo parezca, los que nos paseamos gran partede nuestra vida alrededor del mundo también tenemos ganas de llegar a casa para abrazar a nuestra mujer y al resto de la familia.

Lo peor es cuando después de todo esto se complican las cosas en la ascensión de Carlos, Juanito,Tolo… te encuentras en casa después de ser evacuado y no puedes ayudar en nada. Seguidamente sabes que todo ha acabado mal, puesto que Tolo se ha quedado… es la mayor sensación de impotencia que he tenido en la vida. Lloré mucho. A veces, todo lo que la montaña te da en años te lo quita en horas.

Pero hay una medicina infalible contra todo esto, es el tiempo. El tiempo todo lo cura, y ya lo ves, aquí estoy otra vez a los pies de otro 8.000. Espero que estas vivencias me hayan enseñado lo suficiente para no repetir los errores cometidos y volver a estas montañas con la misma modestia pero más sabiduría.

¿Cómo va tu proyecto personal de los catorce ochomiles?

Sigo adelante con la idea de escalar todas las montañas de más de 8.000 m, al igual que también querría acabar con todos los 3.000 del Pirineo, que hay 212 y me faltan 18. De hecho, sólo hay 14 ochomiles y quizás incluso los acabo antes… Como puedes ver, bromeo, ya que pienso que el reto de llegar a la cumbre de las montañas más altas de la Tierra es difícil y a la vez muy ambicioso. Una de las dificultades es encontrar los recursos para poder ir una o dos veces al año a encaramarse a estos
gigantes.

¿Cuál es tu relación íntima con el Himalaya y las grandes montañas en general?

Para mí, la montaña lo es todo. De pequeño ya empecé a amar la montaña de las manos de mi abuelo y poco a poco te vas liando, conoces a tu mujer escalando y con ella he tenido el placer de compartir algunas montañas de 8.000 m entre otras. Y tal como decía antes disfruto igual subiendo un 3.000 que un 8.000. Sin embargo, tengo que reconocer que me apasiona seguir los pasos de los pioneros en el Himalaya. Por otro lado, desde hace unos años me dedico a la montaña profesionalmente, tengo una pequeña compañía de guías (Infinit Emotions) en la que nos dedicamos a transmitir a los clientes todo lo que hemos aprendido y nos ha emocionado en todos estos años.

 

 

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