Una estación de esquí, un refugio o un albergue en el que se puedan alquilar raquetas pueden ser espléndidos lugares donde iniciarse en esta práctica. Las zonas de relieve más suave, por ejemplo los extremos occidental y oriental del Pirineo, son el terreno que mejor se adapta a las características de la progresión con raquetas.
A la hora de elegir un modelo específico, hay que tener en cuenta que cada raqueta está especialmente pensada para su utilización en función de la orografía, del tipo de nieve y de las necesidades para las que va a ser utilizada. Así, hay dos tipos de raquetas: unas aptas para diferentes tipos de terreno y otras que sirven exclusivamente para pequeños paseos en zonas poco accidentadas.
Es preciso remarcar que, cuando el terreno se inclina, las raquetas tienen limitaciones en nieve endurecida y no sirven para superficies heladas. Su uso incorrecto puede conducirnos a situaciones de auténtico peligro. Las puntas metálicas que incorporan las raquetas no sustituyen a los crampones clásicos.
Escoger las botas en función del tipo de fijación
En un principio, sirve cualquier bota que incorpore una membrana impermeable y transpirable siempre que permita la adaptación de crampones. Pero en salidas de más de un día son más recomendables las rígidas de cuero hidrófugo. No obstante, para realizar travesías lo mejor son las botas de plástico con botín interior, pues mantienen los pies calientes y secos. Para la competición, existen unas zapatillas automáticas con polaina integrada.
Sea como sea, el sistema de fijación que incorpora la raqueta, condicionará el tipo de calzado que podremos utilizar. Estas fijaciones se clasifican en los siguientes tipos:
- Universal: es la atadura por medio de correas que incorporan la mayoría de modelos. La gran ventaja de la fijación universal es que permite la utilización de cualquier tipo de bota.
- Automática: Este sistema, además de ser de manejo más rápido, es más seguro, ya que, gracias a una mordaza trasera, la bota permanece unida a la fijación sin riesgo a que se salga de la raqueta. Precisa de unas de tipo cramponable, con rebordes en la puntera y el talón.
- Step-in: Esta fijación integrada para calzado automático ha revolucionado el trail running sobre nieve. Permite eliminar la placa de sujeción y las bandas de anclaje de la raqueta, ya que la misma suela realiza esta función, con la consiguiente reducción de peso. El anclaje es rápido y la sujeción del pie perfecta, gracias a los dos pivotes laterales de la raqueta.
También existe la posibilidad de insertar un eje en el interior de la suela de unas zapatillas deportivas. Lógicamente, no es necesario que éstas sean nuevas. Desde hace un año algunas tiendas ya ofrecen este servicio.
Elegir las raquetas
Los factores más importantes a la hora de escoger unas raquetas son: su flotación, articulación y tracción.También hay que tener en cuenta que deben adaptarse a nuestro peso con mochila. Si no, o nos hundiremos demasiado en la nieve o nos veremos obligados a andar con las piernas demasiado abiertas por haber escogido unas raquetas excesivamente grandes.
Así, por ejemplo, un modelo puede presentar una versión para usuarios de 30 a 80 kg y otra para usuarios de 50 a 120 kg. En este sentido, algunos modelos incorporan un innovador sistema que permite ampliar la superficie de la raqueta, adaptándose así a un gran rango de usuarios. Igualmente, otros permiten modificar su superficie mediante una espátula extraíble. Lógicamente, otro factor determinante es el precio, que oscila aproximadamente entre 40 y 200€.
En la actualidad, los diferentes tipos de raquetas se clasifican básicamente en tres grupos:
De paseo: Son las que menos se hunden en la nieve pero en cambio, resultan incómodas e incluso peligrosas en nieves endurecidas, ya que no suelen incorporar crampones. Sirven para hacer excursiones por pistas forestales, fondos de valles y terrenos suaves. La mayoría tienen forma de gota de agua y en algunas sobresale una cola estabilizadora que hace las veces de timón.
Son las más económicas. En este grupo también habría que incluir algunas raquetas de estructura tubular de aluminio, aunque no todas tengan esta utilidad. Generalmente, el uso de estas raquetas conocidas como canadienses tiene poco sentido fuera de las grandes extensiones llanas de nieve profunda.
Técnicas o de montaña: Se hunden algo más que las de paseo. Sin embargo, son más efectivas a la hora de traccionar y permiten la progresión en muchos tipos de terreno. Tienen la espátula elevada para evitar enganchones en la nieve.
Salvo los modelos técnicos de marco de aluminio, la mayoría tienen talle de avispa. Es decir, se estrechan en la parte central para evitar que pisemos una raqueta con la otra y hacer el paso más natural. Incorporan puntas metálicas a modo de crampones fijos bajo el bastidor y una uña delantera móvil. Algunas marcas disponen de recambios. Estas puntas impiden resbalar en la nieve endurecida y, al mismo tiempo, permiten patinar sobre la nieve blanda.
Algunos modelos, en lugar de puntas metálicas, incorporan perfiles dentados o grips. En otros, existe la posibilidad de acoplar cuchillas de aluminio similares a las que se utilizan en los esquís de travesía. Asimismo, para hacer frente a las pendientes inclinadas, hay modelos que consiguen un buen agarre gracias a un marco de aluminio con perfil en forma de T.
Es importante escoger un modelo que incorpore alza para reducir el efecto de pendiente y relajar las pantorrillas en las subidas. Las hay de una o dos posiciones y algunas incluso se pueden levantar haciendo presión con la punta del bastón, sin necesidad de agacharse. Existen modelos para mujer que tienen en cuenta sus especificidades morfológicas. Sin lugar a dudas, las raquetas técnicas son las más polivalentes.
De competición o de «running»: Son más ligeras y alargadas, para no interferir en el movimiento normal de la carrera. Están concebidas para correr sobre nieve compactada, ya que son demasiado pequeñas para abrir huella. Precisan de calzado automático o de la adaptación de unas zapatillas deportivas. En contrapartida, favorecen al máximo la rotación. Aun así, son poco recomendables fuera de la competición.