Kilian Jornet lleva años soñando con el Everest (8.848 m). La montaña más alta del mundo es también la cúspide de su sueño, hecho realidad en el proyecto Summits of my Life, que inició en 2012 y en el que ha batido récords de ascenso y descenso de algunas de las grandes montañas más emblemáticas del mundo: Mont Blanc, Aconcagua, Denali…
El Everest, la pieza más cotizada de este puzzle, se está convirtiendo también en la más esquiva. Lo pudo comprobar Kilian Jornet desde el principio. En 2015, su expedición al Everest quedó abortada antes de comenzar a causa del terremoto que asoló Nepal, que sucedió mientras el ultrarunner viajaba hacia el país. En 2016, sí pudo llevar a cabo la expedición, aunque las condiciones meteorológicas y de la montaña no le dieron opción de intentar su ascensión exprés por la vertiente norte en verano.
La planificación inicial para la temporada 2017 que había realizado Kilian Jornet incluía de nuevo el Everest como uno de sus principales hitos. La intención del catalán era regresar al Tibet en agosto y realizar un intento serio en septiembre, en pleno verano y por tanto con el riesgo de recibir la influencia del Monzón pero con la ventaja de no tener que compartir la montaña con nadie más. Sin embargo, las autoridades chinas han dado al traste con toda esa planificación al denegar el permiso para aquellas fechas. Así pues, Kilian y su equipo han tenido que modificar su idea inicial y cambiar de fechas, sustituyendo el verano por la primavera.
Misma estrategia, más concurrencia
La estrategia de Kilian Jornet será, en principio, la misma que el año pasado. Así pues, su plan de ascenso comienza en el último lugar habitado a los pies de la cara norte del Everest, es decir, el monasterio de Rongbuk. Este emblemático centro de peregrinación budista se encuentra situado a 4.980 metros de altura y unos 8 km más al norte del campo base de la vertiente tibetana del Everest.
Desde allí, su plan consiste en superar los casi 4.000 metros de desnivel hasta la cima en el menor tiempo posible y en un estilo extremadamente ligero, sin la ayuda de cuerdas fijas, campamentos de altura, oxígeno o sherpas. Sólo lo acompañarán en la expedición, además de su pareja Emelie Frosberg, el alpinista y guía Jordi Tosas, el cámara, esquiador extremo y guía Vivian Bruchez y el realizador Sébastien Montaz-Rosset.
El cambio de fechas comportará dos modificaciones significativas respecto al año pasado: por una parte, se supone que en primavera se registrarán unas mejores condiciones meteorológicas y de la montaña para poder realizar la ascensión, pero por otra, Kilian Jornet y sus compañeros se encontrarán con la montaña mucho más concurrida y totalmente equipada desde CB hasta cima por la ruta normal.
En ese sentido, hay que tener en cuenta que lo más probable es que Kilian Jornet no utilice esa ruta para realizar su ascensión exprés. Durante la aclimatación, su equipo y él comprobarán las condiciones de otras líneas más directas hasta la cima. En principio, el corredor Norton y el corredor Hornbein serían sus principales bazas a considerar.
¿Tiempos a batir?
Cuando se habla del intento de récord de velocidad de Kilian Jornet en el Everest, conviene matizar que por ahora no existe tiempo a batir. De hecho, nadie ha realizado jamás una ascensión directamente desde el monasterio de Rongbuk hasta la cima sin establecerse en el campo base (5.100 m) o en campo base avanzado (6.500 m).
El italiano Hans Kammerlander realizó en mayo de 1996 la ascensión consignada como la más rápida de la cara norte, que le llevó desde el campo base tibetano hasta la cima sin oxígeno en 16 horas y 45 minutos. A continuación, llevó a cabo la mayor parte del descenso en esquís y alcanzó el campo base unas 6:45 horas más tarde, para totalizar un tiempo de 23 horas y 30 minutos de subida y bajada.
En la vertiente nepalí, los registros más veloces corresponden a sherpas: Pemba Dorje lo hizo en 8 horas y 40 minutos desde el campo base de la cara sur en 2004, utilizando oxígeno artificial; por su parte, Kazi Sherpa ostenta el mejor tiempo sin oxígeno desde el campo base de la cara sur hasta la cima, al subir en 20 horas y 24 minutos en 1998 (utilizó oxígeno al sentirse mal durante el descenso).
Qué tontería de Monzón, simplemente porque China no quiere gente por libre en el Tíbet fuera de temporada en un territorio ocupado ilegalmente por ellos.
Por el riesgo que conlleva la posible llegada de monzones.
¿Alguien podría explicar el motivo por el que le deniegan el permiso en la época en que lo querría? Gracias!