Kilian Jornet se encuentra ya en los alrededores del monasterio de Rongbuk, desde donde partirá su intento de ascensión lo más rápida posible al Everest. En sus redes sociales, ya circulan fotos de sus entrenamientos en la zona, por ejemplo en las montañas de las afueras de Tingri (4.300 m).
Una de las grandes preocupaciones de Kilian a la hora de planificar esta aventura ha sido la elección de la fecha más adecuada. La primavera no era una opción factible, debido a la masificación que sufre el Everest en aquellas fechas, que no hubiera permitido al ultrarunner desenvolverse a su aire por la montaña. La alternativa lógica hubiera sido el otoño, pero Kilian y su equipo sorprendieron anunciando que irían en verano. ¿Es una buena época? Analizamos en el siguiente texto las cimas que se han realizado durante el período veraniego al Everest.
¿En pleno Monzón?
Desde la de Eric Larsen en 2010 no ha habido cimas en el Everest fuera de la primavera. Así que podría parecer que no hay opciones fuera de las ventanas de buen tiempo premonzónicas. La primavera tiene muchas ventajas: los días son más largos y por tanto el frío no es tan intenso como en otras épocas (sobre todo invierno y otoño), las precipitaciones suelen ser menos abundantes que en otros momentos del año (especialmente verano) y los vientos en altura acostumbran a dar algunas treguas a los alpinistas.
Antes de 2010, y especialmente durante la década de 1990, muchas expediciones coronaron el Everest en otoño, que es la segunda época del año favorita para el alpinismo. Si bien es cierto que las condiciones son más duras, puesto que hay menos horas de sol y por tanto más frío y más riesgo de ser alcanzados por la noche, también hay que tener en cuenta que la meteorología suele estar bastante estable durante este período que últimamente parece haber caído en el olvido.
¿Y el verano? Esta es la época en que el Monzón afecta con fuerza la zona del Himalaya. Los días son razonablemente largos y las temperaturas, bastante buenas, pero también es cuando se concentran las mayores precipitaciones y, por ende, las montañas se cubren de nieve profunda que dificulta la progresión y amenaza a los aventureros con avalanchas.
Cinco grandes éxitos monzónicos
Sin embargo, no siempre esas duras condiciones han derrotado a los alpinistas que se han enfrentado a ellas. A lo largo de la historia del Everest, un total de cinco expediciones hicieron cima a pesar de haber ido a la montaña en pleno Monzón, según los datos recuperados por Eberhard Jurgalski en 8000ers.com.
Coreana, 1977
La primera de ellas fue en los últimos días del verano de 1977. Corría el 15 de septiembre de aquel año cuando el coreano Sang-Don Ko hacía cumbre por la ruta normal de la cara sur en compañía del sherpa Pemba Norbu.
Messner en solitario, 1980
Tres años más tarde, el 20 de agosto de 1980, Reinhold Messner firmaría una de las páginas más brillantes de la historia del himalayismo con la primera ascensión en solitario y sin oxígeno del Everest, parcialmente a través de una nueva ruta por el collado norte, la arista norte y la cara norte (la normal del lado tibetano pasa por el collado norte y resigue la arista noreste).
Catalana, 1985
La siguiente ascensión veraniega al Everest fue la primera histórica catalana, protagonizada por Toni Sors, Òscar Cadiach y Carles Vallès, acompañados por los nepalíes Ang Karma Sherpa, Narayan Kumar Shrestha y Shambu Tamang. Ascendieron sin oxígeno por la ruta normal de la cara norte y alcanzaron la cumbre el 28 de agosto de 1985.
Loretan y Troillet, 1986
El año siguiente, el 30 de agosto de 1986, será recordado también en la historia del himalayismo en general y del Everest en particular por la excepcional ascensión de los suizos Erhard Loretan y Jean Troillet. Enlazaron, sin utilizar oxígeno, el corredor de los Japoneses y el corredor Hornbein de la cara norte, precisamente una de las alternativas que barajan Kilian Jornet y Jordi Tosas para su asalta al Everest.
Siffredi, 2002
La última cumbre registrada en el Everest durante la estación monzónica llegó el 8 de septiembre de 2002, de nuevo por la ruta normal de la cara norte. Corrió a cargo del alpinista y snowboarder francés Marco Siffredi, quien a continuación falleció durante el descenso en su intento por surfear el corredor Hornbein. En la ascensión lo acompañaron los sherpas Phurba Tashi, Paruru y Dawa Tenzing.
Hasta 46 cimas en septiembre
Pero los plazos de Kilian Jornet no son estrictamente veraniegos. De hecho, según ha adelantado su equipo, la idea es disponer de agosto y septiembre para realizar un buen intento al Everest. Y las estadísticas son más y más favorables a medida que la fecha avanza en el calendario hacia finales de septiembre, que estrictamente ya pertenece al otoño.
Un total de 46 personas han alcanzado la cima del Everest durante el mes de septiembre y 40 de ellas lo hicieron durante la última semana de ese mes, entre el 24 y el 30. Algunas de esas ascensiones son también bien conocidas.
Británica, 1975
El 24 de septiembre de 1975, los británicos Dougal Haston y Doug Scott llegaban a los 8.848 metros de la cima del Everest tras completar un nuevo itinerario por la cara suroeste. Dos días más tarde, el 26 de septiembre, los seguían su compatriota Peter Boardman y el nepalí Pertemba Sherpa.
Vasco-navarra, 1992
El 25 de septiembre de 1992 completaban su ascensión del Everest sin oxígeno por la ruta normal de la cara sur los hermanos Alberto y Félix Iñurrategi, acompañados por los navarros Pitxi Egillor y Patxi Fernández.
Ellos estrenaron las cimas ese otoño que registraría otras nueve cumbres antes del inicio del mes de octubre. Aunque el año más propicio para el septiembre en el Everest había sido 1988, cuando un total de 17 alpinistas consiguieron alzarse en el techo del mundo.