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Alex Txicon: “El Karakorum en invierno exige el 100% en todo momento”

Alex Txicon se encuentra en el campo base del G1. Junto con el canadiense Louis Rousseau y el austriaco Gerfried Göschl, va a intentar, por una nueva ruta, la primera ascensión invernal a esta montaña y la segunda de la historia en la cordillera del Karakorum.

Álex Txicon en el campo base del K2  (Darío Rodríguez/ Desnivel.com)
Álex Txicon en el campo base del K2
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En sólo siete días desde que salió de viaje, ha alcanzado el campo base del Gasherbrum 1. Prácticamente no durmió pues tuvo que viajar lo más rápidamente posible hasta alcanzar a sus compañeros de expedición que iban dos días por delante. 

Han vivido un mal momento al descubrir que las cargas que habían transportado los porteadores habían sido abiertas y que les han robado combustible, comida y material de montaña. Al llegar al campo base han compartido la alegría de la cima de Simone Moro, Denis Urubko y Cory Richards.

Están muy contentos por el éxito de estos alpinistas. El objetivo de Alex y sus compañeros: una nueva ruta en invierno en el Gasherbrum 1. Ha conseguido muy poco apoyo económico y la expedición se la paga en gran parte de su bolsillo.

¿Cómo es el Karakorum en invierno?
Es muy duro. No te puedes despistar en ningún momento. Estamos pasando mucho frío. Además el paraje es desolador. Sientes un vacío. En verano es todo más acogedor, pero el invierno no da tregua. Tienes que estar al 100% en todo momento.

¿Cómo se ve el Gasherbrum 1 en invierno?
La montaña está muy “seca”, con poca nieve, menos que en verano. Nieva después del invierno…   Pero muy, muy bonita.

¿Os preocupa esto?
Al estar tan pelado de nieve, puede haber mucho hielo. Avanzar, sobre todo en terrenos verticales, nos puede costar mucho.

¿Se nota tanto esta sensación de soledad?
Sí, pero si estás bien acompañado, como lo estoy yo, no te sientes solo para nada. Estamos muy a gusto con nuestro proyecto; el simple hecho de estar aquí vale mucho. Llegar hasta esta montaña, con el esfuerzo que ha supuesto, hace que merezca la pena simplemente estar.

A ti te gusta mucho, cuando estás de expedición recorrer los campamentos de otras expediciones y conversar. Eres muy extrovertido. En invierno estáis solos. ¿Echas de menos la vida social en el campamento base?
No estoy echando eso de menos. Añoras más otras cosas. La “vidilla” también pero sabes lo que tienes y te haces a esta soledad. También hay gente. Aquí cerca está el cocinero y el staff de la expedición de Simone Moro. También se han acercado esta tarde hasta aquí los militares, pues ya sabes que hay diferentes bases militares por todo el Baltoro. Es diferente pero te mentalizas. Encuentras otras cosas que hacer.

¿Por qué el G1 en invierno?
Llevaba unos años con la idea. Tenemos un amigo pakistaní y a través de él hemos conseguido que esto saliera adelante.

Has acompañado a Edurne Pasaban en sus ultimas expediciones. Este proyecto invernal te ha supuesto renunciar a formar parte de la expedición que irá esta primavera al Everest con Edurne.
Pues sí. Me hubiera gustado ir con Edurne al Everest, pero hubiera sido mucho hacer las dos expediciones. Tuve que elegir y al final he decidido venir aquí. Este proyecto tiene más valor. Prefiero estar aquí en invierno a estar en el Everest con todo el tumulto de gente. Edurne  tiene un equipo muy bueno y va a estar muy bien arropada.

¿Estando en el  campo base del G1 tienes recuerdos de las expediciones que has compartido con Edurne?
Me acuerdo todos los días. Montando hoy el generador me acordaba de Edurne, Asier, Ferrán, Nacho, Pablo…. y te da un poco de nostalgia. Quizá algún día volvamos a hacer algo juntos.

¿Cómo ha sido la aproximación?
Muy dura. Todas las mañanas te levantas con -15º C. El hecho de recoger las tiendas era ya un esfuerzo. Y encima, en los trekking vas con lo justo. La suerte que hemos tenido es que no ha nevado.

Os han robado parte de las cargas que habíais dejado.
Sí. Se han llevado la mitad de la gasolina, muchísima comida, y algo de material. Saldremos del paso… haremos un apaño. Lo peor no es lo que nos han robado, sino el hecho en sí, cómo han dejado todo. Por ejemplo: nos encontramos un mono de plumas tirado a 20 metros del depósito que teníamos  y totalmente congelado.

¿Sabéis quién ha podido ser?
No lo sabemos. Aquí en invierno no hay nadie. Los porteadores trajeron las cargas, las dejaron y se marcharon. Los únicos que están son los militares. Lo más seguro es que hayan sido ellos, pero no lo sabemos con exactitud.

¿Cuál es vuestro planteamiento
Vamos a intentar una nueva ruta. Tendremos unas tres semanas para fijar 1.000 metros de cuerda. La ruta va por la cara sur del G1, a la derecha de la expedición del 83 de los catalanes.

¿Por qué una nueva ruta?
Porque creemos que es factible, ya que la ruta normal del G1, debido a su orientación, tiene más nieve y viento y esta nueva ruta puede ser más accesible.

¿Tenéis contacto con la expedición del G2?
Por teléfono. Cuando llegamos ellos estaban en el campo 2. Luego vivimos la alegría de su cumbre. Es increíble lo que han hecho. Había previsión de mal tiempo y se levantaron a las tres de la madrugada lo que en invierno, con el frío que hace, representa un esfuerzo muy grande.

Ellos decidieron llegar mucho antes que vosotros.
Unos veinte días antes. La razón nuestra para salir más tarde era pasar las Navidades en casa, aunque también ha sido un poco al azar. Hemos visto que en febrero o marzo era factible hacer cumbre.

¿Cómo son tus compañeros de expedición?
Louis Rousseau, es de Quebec, es muy bueno escalando en hielo y en roca. Estuvo en el 2008 en el Nanga Parbat abriendo una ruta en estilo alpino. Göschl, es austriaco tiene  38 años, es un alpinista muy bien preparado, con mucha cabeza y mentalidad innovadora a la hora de abrir nuevas rutas.

¿Hasta cuando estáis allí?
El vuelo lo tenemos el 31 de marzo.

¿Has tenido mucho apoyo económico?
Muy justito. No he cubierto ni la mitad del presupuesto. Un par de empresas me han prestado ayuda, pero no es suficiente para cubrir los 14.000 euros que cuesta esta expedición. Pero así es mejor, porque no le debes nada a nadie, aunque sería ideal algo más de ayuda.

¿Y cómo te las apañas para llevar tu empresa desde el campo base del G1?
Les he dejado todo el trabajo y el dinero preparado para las seis personas que trabajan conmigo. Ha sido muy duro. Ha sido difícil pero así estoy más tranquilo. Además les llamo desde aquí para ver cómo va todo y organizar el trabajo.

¿Cómo te sientes?
Muy motivado y con muchas ganas. Me siento muy fuerte. Lo veo como una nueva etapa, dejando atrás las grandes expediciones, que empecé a los 21 años, cuando hice mi primer ochomil, en el Broad Peak con Iñaki Ochoa. Con 20 años ya estuve en el Pamir. Con 22 estuve en el K2. 

¿Cómo recuerdas a Iñaki Ochoa?
Antes me estaba acordado de él. Parece que me has leído el pensamiento con esta pregunta. Me estaba acordando de esa filosofía que tenía de correr, de entrenar tanto. Ahora los alpinistas parece que valoran más otras cosas, como estar en Internet con webs o blogs. Y  dejan de lado el entrenamiento. Iñaki era muy fanático de lo suyo.

Tengo la sensación de que falta un poco de ética, pero por suerte hay gente muy buena y no creo que haya tanta cosa mala. Es cierto que mucha gente hace lo mismo que hace treinta años, pero cada uno hace lo que quiere.

¿Ya has pensado en tu siguiente proyecto?
Primero vamos a ver cómo sale esto. Me gustaría participar en alguna expedición más este año. Quizás volver al K2, al que no voy desde 2004. Ya veremos.

Te quedaste con ganas de alcanzar la cima del K2
Sí, pero volveré…

¿Cómo se ve la montaña desde el campo base?
Seca de nieve, pero superbonita. Más seca que en verano. El glaciar está muy abierto. Las precipitaciones vienen después del invierno.

¿Qué es lo que más os preocupa de la ruta que queréis intentar abrir?
El hielo. Al estar muy helada es posible que haya mucho hielo y avanzar en un terreno vertical puede costar mucho.

 

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