ATAQUE A CUMBRE

Alberto Zerain intenta solo el Manaslu y ya ha salido del C4

[Actualizada 4/10 a las 13:00 h] Alberto Zerain está a punto de coronar el Manaslu. Según su última comunicación, su compañero, Mariano Galván, ya ha alcanzado la cumbre tras un ataque en solitario.

Alberto Zerain (izq) junto al argentino Mariano Galván. 2016.  (@Colección 2x14x8000)
Alberto Zerain (izq) junto al argentino Mariano Galván. 2016.
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[Actualizada 4/10 a las 13:00 h] “Estoy bajo el pináculo de la cumbre. Hay mucha ventisca. Mariano ha llegado a la cumbre al 100% y yo estoy a punto de llegar. Él ha bajado ya y yo estoy a punto de llegar”. Esta es la breve comunicación de Alberto Zerain con el campo base informando de que está a punto de coronar el Manaslu. Sus palabras confirman que Mariano Galván también está en la parte alta de la montaña. Cuando Zerain lanzó el ataque a cumbre hace unos días, su compañero se encontraba en el campamento descansando tras 4 días incomunicado en la montaña en los cuales vivaqueó tres noches.

[Actualizada 4/10 a las 9:45 h] Alberto Zerain ha alcanzado el C4 del Manaslu. Ha dejado el C3 en la madrugada (hora española), donde esperaba desde ayer a que amainase el viento que estaba complicando su ascensión.

Alberto Zerain partió del campo base ayer por la tarde (13h españolas) para intentar coronar el Manaslu por la ruta normal. Ha alcanzado el campo 3 en la madrugada española (3 de la mañana) y se encuentra allí desde entonces esperando a que amaine el viento, que ha tapado la ruta y le ha obligado a ascender abriendo huella. En la montaña ya no hay nadie y él sube solo con bastante material encima, pues su compañero Mariano Galván se encuentra descansando en el base después de su intento de la semana pasada, que tuvo A Zerain y al resto del equipo en vilo durante cuatro días.

El pasado martes, cuando Alberto Zerain y Mariano Galván se disponían a vivaquear en algún lugar del campo 2 porque su tienda estaba sepultada, Galván sorprendió a Zerain con una arriesgada propuesta. Así lo recordaba el español: “Estamos allí, veo que se empieza a mover y me dice que para hacer vivac allí, prefiere tirar para arriba”. Ambos venían de abrir huella durante doce horas a través de metro y medio de nieve y de excavar durante dos horas más en busca del desaparecido campo 2, por lo que la situación no era la más propicia. En ese momento se hallaban en mitad del improvisado vivac sin saco y sin hornillo.

Zerain decidió dar un rapidísimo pegue a la vía normal con la esperanza de encontrar a su compañero

Lo que Mariano proponía era seguir ascendiendo hasta dar con alguna tienda de la expedición japonesa que había estado trabajando en las inmediaciones. Desde allí, si conseguían hidratarse y descansar un poco, podrían continuar hacia la cumbre. En vista de las circunstancias, Alberto consideró que la tentativa que proponía Mariano era muy arriesgada “¿A mí quién me dice que hay una tienda allá? Y después de la paliza que nos habíamos pegado, encima sin agua… ¿qué vuelta le das al tema si no encuentras nada?”, explicaba el montañero alavés al día siguiente. Pero Mariano estaba muy resuelto y decidió seguir en solitario.

Por su parte, Zerain pasó la noche solo y al amanecer descendió lentamente hacia el base. No habían pasado 24 horas desde que se separaran cuando Alberto comenzó a estar inquieto por la suerte de Galván. De modo que el jueves a media tarde decidió dar un rapidísimo pegue a la vía normal, con la esperanza de encontrar a su compañero descendiendo. Al no cruzarse con él, ya por encima de los 7.300 metros, dio media vuelta y descendió sin detenerse hasta el campo base.

No fue hasta la mañana del sábado, cuatro noches después de haberse separado, cuando Alberto Zerain y varios alpinistas que comparten base con él avistaron a Mariano con la ayuda de prismáticos. Durante las siguientes horas continuaron su progresión para asegurarse de que no se encontraba en un apuro y finalmente comprobaron cómo la figura efectuaba una travesía hacia la derecha y enlazaba con la ruta normal. “Era la escapatoria que teníamos pensada”, declaraba Zerain. A partir de ese punto la figura descendió por la traza abierta y alcanzó el campo base horas más tarde “con mucha hambre y mucha sed”, pero contento “de haberle dado a la vía”, de la que solo le quedaron 300 metros por completar, explicaba el argentino.

“Fueron cuatro días muy, muy duros, pero aprovechando el buen entrenamiento que uno tiene siempre, le pudimos dar batalla»

Mariano detalló cómo se habían desarrollado sus días en la montaña: tras separarse de Zerain, al día siguiente encontró la tienda de los japoneses que buscaba, pero estaba vacía. Para comer había algas y pescado, pero no podía cocinarlas ni derretir nada sin hornillo, por lo que pasó cuatro jornadas sin más alimentos que los que podía derretir con su propio cuerpo. “Fueron cuatro días muy, muy duros, pero aprovechando el buen entrenamiento que uno tiene siempre, le pudimos dar batalla y llegue hasta 300 metros antes de la cima, pero ya las dificultades técnicas hacían imposibles escalar solo, por lo menos para mi nivel. Así que hubo que pegar la retirada, como se dice en mi país”.

En total pasó tres noches al raso, la que se separó de Alberto, luego durmió dentro de la tienda, y las dos jornadas siguientes volvió a vivaquear. “Unas noches caminando, otras en el sitio, en alguna cueva de hielo que he tenido que hacer. Por suerte no hay congelaciones que lamentar, solamente mucha hambre y mucha sed. He tenido que calentarme un poco los dedos cuando he llegado [al campo base], pero nada más. Cuando hacía mucho, mucho frío salía a escalar para ponerme en movimiento y así mitigar un poco el tema del frío”.

“Suena raro, pero hace un tiempo era lo que se hacía»

Explicaba también los motivos que le hicieron seguir hacia arriba: “Me dio como mucho enojo esto de que perdiéramos todo el equipo y el trabajo que habíamos hecho Alberto y yo. Me dio enojo el no poder seguir adelante y dije “Voy a ver a dónde podemos llegar”. Y le quitaba hierro a los días de incertidumbre que pasaron sus compañeros mientras él estaba incomunicado: “Suena raro, pero hace un tiempo era lo que se hacía: las cuevas de nieve, sobrevivir… Yo lo extraño un poquito, así que lo pongo en práctica a pesar de que sé que a mucha gente la pongo nerviosa”.

Una vez aparecido, Alberto Zerain le dedicaba este poema:

No temiste ni el robo de la tienda, ni la falta de agua que hiere
Decidiste, más osado que nunca, cabalgar sobre el filo que tien
Pero no pensamos que tu amistad con él tanto te retiene
Caminar confiado por terrenos fuera de lo humano
te abres camino por caminos prohibidos, Mariano
No temes que el Manaslu te trate como a un enano
Tú te creces en las distancias cortas, deseo que no sea en vano

Comentarios
3 comentarios
  1. Esto es alpinismo no del bueno, sino de verdad. Dos auténticos figuras alejados de todo ego, dándolo todo por alcanzar sus metas. Zerain es grande, grande, grande. Como me podrá gustar tanto esta gente tan auténtica! Chapeau!

  2. Me asombra la facilidad de Alberto para moverse en altura, capaz de bajar de un vivac duro al día siguiente subir casi hasta el c4 y bajar en el día y a los dos días intentar un ataque en solitario y habiendo huella a cima. Creo que Kilian se tenía juntar a Alberto para poder llevar acabo el proyecto del Everest, mucha experiencia y gran físico el de Zerain.

  3. Vaya pareja estos dos! Se han juntado el hambre con las ganas de comer. Magníficos alpinistas. Ondo izan Zeras!


 

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