HERIDA EN LA CABEZA EN ‘RAINSHADOW’ 9A

Mina Leslie-Wujastyk debate sobre el arnés y el casco tras un accidente en Malham Cove

La escaladora de Sheffield de 30 años trabajaba en la primera femenina de Rainshadow 9a cuando sufrió una caída que terminó con una fea herida en la cabeza y una evacuación en helicóptero.

Mina Leslie-Wujastyk
Mina Leslie-Wujastyk
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El debate sobre el uso del casco en la escalada deportiva es general y recurrente. Muchos abogan por su utilización en cualquier circunstancia y vía. Otros opinan que no siempre es imprescindible y son muchas las fotografías y vídeos que corren por las redes de escaladores del más alto nivel escalando vías desplomadas de gran dureza con la cabeza desnuda.

Una de esas escaladoras era hasta el pasado fin de semana Mina Leslie-Wujastyk. La británica es una gran especialista en búlder, que a finales de la pasada primavera llegó a escalar su primer 8B con The pursuit of happinness en Redhill (Sudáfrica). También es una consumada especialista en escalada deportiva y prueba de ello es que su proyecto consiste en realizar la primera femenina de la emblemática Rainshadow 9a de Steve McClure en Malham Cove.

Fue precisamente en este proyecto, en el que lleva innumerables sesiones y en el que ha caído en innumerables ocasiones, donde el pasado fin de semana sufrió un accidente totalmente inesperado que acabó con una fea herida en la cabeza, una evacuación al hospital en helicóptero, varias pruebas y, en definitiva, un enorme susto que podría haber sido mucho peor.

Una caída normal

Como cuenta la propia Mina Leslie-Wujastyk detalladamente en su blog, en el momento de la caída trabajaba el tramo clave de la vía, un problema de bloque de 8-10 movimientos en un techo. “Caí a dos movimientos de la siguiente cinta, un lugar en el que había caído múltiples veces antes”, explica, y puntualiza que “mi pierna no estaba por detrás de la cuerda, así que la caída no fue inusual en ese sentido”.

Sin embargo, la dinámica de la caída fue muy diferente a la de otras veces:

Por supuesto, todo sucedió muy rápidamente, pero esencialmente caí, me di la vuelta hacia atrás quedando boca abajo y giré de lado impactando con fuerza la pared con la parte de atrás de la cabeza y el costado izquierdo de mi cuerpo. Sentí que mi cerebro reverberaba en el cráneo aturdiéndome, un dolor enorme en la parte de atrás de la cabeza, parestesia (sensación de hormigueo) instantánea bajándome por ambos brazos. No hace falta decir que grité.

Me cogí la cabeza, vagamente consciente de que eso significaba que podía seguir utilizando los brazos, y grité a Penny que me bajara. Al aterrizar en la repisa, noté mis manos calientes y húmedas y al ponerlas ante mis ojos, sentí una oleada de pánico al verlas cubiertas de sangre. Los hormigueos se apagaron al cabo de unos 20 segundos. Al Wilson estaba a mi lado para contener la herida y sostenerme mientras Penny y Eddie llamaban a los servicios de emergencias. Eran las 16.10 horas.

Una complicada evacuación

Afortunadamente, existe un servicio de rescate entrenado y preparado para actuar en aquella zona montañosa y bajar a una escaladora totalmente inmovilizada ante el riesgo de que sufriera graves daños neurológicos. A pesar de lo difícil del terreno, Mina Leslie-Wujastyk pudo ser trasladada en camilla hasta un prado, donde la recogió un helicóptero que la llevó al hospital. Ingresó en el centro hospitalario unas tres horas después de la caída.

Allí, continuó inmovilizada durante el tiempo en que estuvieron haciéndole pruebas para descartar complicaciones neurológicas. En total, fueron 7 horas sin moverse y con el susto en el cuerpo, que al final quedaron en eso al dar negativo todas las pruebas.

Las razones: arnés grande y sin casco

En el mismo texto de su blog, Mina Leslie-Wujastyk analiza las razones que la llevaron a sufrir ese percance:

Me gustaría hablar con franqueza sobre el mecanismo de la caída, los riesgos que estaba asumiendo y abrir un diálogo sobre los arneses y los cascos en la escalada deportiva.

Primero los arneses. Mi caída fue rara, pero fue rara por una razón: mi arnés me quedaba demasiado grande. Aunque no se me hubiera salido, la sección de la cintura era demasiado grande y como resultado la fuerza de la cuerda al tensarse que normalmente pondría a un escalador en posición vertical en una caída recta, en este caso no. Mi arnés se puso para arriba, pero continuó girando hacia atrás y de lado con la fuerza de la caída. Como he dicho antes, había sufrido exactamente la misma caída en el pasado y había sido totalmente segura pero, tras perder algo de peso en las últimas seis semanas, mi arnés (incluso apretado al máximo) estaba flojo.

Soy una escaladora experimentada y a pesar de que sabía que estaba un poco flojo, no preví las implicaciones que eso podía tener. Es muy fácil ser complaciente; no me iba tan grande como para que se me saliera jamás, pero no me iba lo suficientemente ceñido para prevenir que me moviera demasiado. Creo que este fue el detalle que hizo que las cosas fueran lo mal que fueron.

La siguiente conversación es sobre los cascos. Si mi arnés me hubiera ceñido correctamente, no lo hubiera necesitado, pero no fue así y si hubiera llevado puesto un casco mis heridas no hubieran sido tan feas ni mucho menos. Para contextualizarlo, por mi experiencia, creo que más del 90% de escaladores deportivos no llevan casco. Yo era parte de ese 90%. Para la escalada tradicional, siempre llevo un casco y creo que esa es una distinción común entre muchos escaladores.

Comentarios
31 comentarios
  1. Tú mismo Maldivo. Es tu cabeza. Mientras se lo pongas a un amigo/a que no han salido nunca a escalar y los saques a encaramarse un dia (a los que si será obligatorio que se lo pongas) o se lo pongas a tus hijos menores de edad, lo que hagas contigo mismo es cosa tuya. Eso si, como tambien se ha dicho, lo malo es que las imprudencias de unos las pagan a veces otros…

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