Ha abierto 110 vías en menos de dos meses, como manera de homenajear su gran asignatura pendiente, su libro. Ordenadas por orden de aparición, tras un monumental trabajo exclusivo, Ernesto López ha recogido más de 1.400 vías y 1.700 largos de Montanejos en una espléndida guía, con todo lujo de detalles, que sirve como una suerte de homenaje a su vida, a un espíritu y a una época. La historia de aquel paraíso roquero en 400 páginas.

Y quién mejor que Ernesto López para llevar esta ardua tarea a buen puerto. Nació en Valencia en 1961 y descubrió Montanejos 16 años después, cuando sólo existían 8 vías de escalada. Allí encontró un magnífico santuario para empezar a trabajar, abriendo grandes vías de curiosos nombres. Cuando acabó los estudios se instaló en la zona y su casa se convirtió en un refugio para los escaladores. Tras 25 años ha visto como su sueño se cumplía, superando la mítica cifra de las 1.000 aperturas.
Capaz de encadenar 50 vías de sexto grado en un mismo día, de repetir 95 una misma vía de séptimo en 7 horas o de equipar 195 líneas en 30 días. Pura pasión, pura vieja escuela.
Has tenido que abrir 110 vías nuevas en menos de dos meses.
Sí. Mi ilusión estaba volcada en sacar un libro soñado, llevaba muchos años queriendo hacer esta guía, era como la culminación de tanto tiempo de escalada. Tuvimos la mala suerte de que apareciese otra guía del mismo lugar y eso ha supuesto una carrera sin fin, y debíamos hacerla bien y mejor. Abrimos todas esas vía como una forma de ganar la carrera. Ha sido un poco una locura pero también una especie de homenaje a esta guía y a la gente de Montanejos.
¿Cuanto te ha costado?
¡Uf! Una vez que tuvimos toda la infromación, todas las fotos… unos siete meses de trabajo duro. Se convirtió casi en una obsesión, tanta corrección, tanto detalle, llegas a sentirte como un maestro.
Este es un libro que recoge toda una vida, desde que recibiste tu primera cuerda con 9 años.
La verdad es que sí, veo que has leído sobre mí (se ríe). En realidad me centré en la montaña a los veintipocos. La primera vía que escalé fue el Techo pirineos, nos llevamos la quinta ascensión. Aquello se convirtió en una forma de vida, en una gran etapa. Ahora ya estas un poco más cansado, un poco más de vuelta. Ya no estoy todo el día dispuesto a escalar y esta guía ha sido la forma de honrar toda esta vida.
¿Has tenido disputas con otros equipadores?
No, allí hay mucha roca y buena gente. Ahora, además, está la moda del búlder y se pueden hacer vías de tres chapas muy interesantes si uno es lo que quiere.
Y muchos años como guarda del refugio de Montanejos…
Sí, he pasado mucho tiempo allí y he visto como todo ha ido creciendo. Hay momentos en que veo la evolución positiva y otros la veo negativa. Los tiempos cambian. He aprovechado el libro para hacer una guía constructiva. No quería dejar sólo una esencia, quería una guía completa, con toda la información, con todo tipo de vías y equipamientos detalladas. La gente de hoy es muy exigente, consume mucha información y la das debes hacerlo bien.
Lamentablemente debemos pedir mas colaboración para el mantenimiento ya que la gente hoy no dedica casi tiempo a sanear y hacer crecer las escuelas.
Mucha gente cuelga etiquetas a los equipadores y a los que publicáis guías. ¿Es realmente por dinero?
Mira, si por cada vía nos dieran 20 céntimos tendríamos una buena renta. No es por dinero, con esto lo único que haces es gastarlo. Lo hacemos por los demás, por disfrutar, por colaborar al saneamiento de las escuelas, porque es necesario aportar algo bueno.
Algunos dicen que con las guías se invita a la masificación.
Cuando a algo a alguien le cuelgan un San Benito es difícil quitárselo. Esta guía lo tiene casi todo, aunque guarda secretos. En Montanejos hay ciertos rincones que quieres para ti y para tus amigos, porque les has dedicado mucha pasión y tiempo. Siempre habrá secretivos, es una manera de reivindicar tu trabajo y tu lugar.
¿Qué buscas en la escalada?
Han pasado muchos años desde las primeras y he descubierto que me encanta encontrar sitios, ver una pared rodeada de un gran paisaje, se me pone la piel de gallina, me entusiasma como a un niño, es difícil explicarlo, me puede, me llena.
¿Se ha perdido cierto romanticismo?
Se ha perdido. Yo creo que soy de la vieja ola, para mí la ilusión no empieza por salir un viernes, pasar el día e ir por la tarde al bar. Prefiero reservarme un par de fines de semana y luego pegarme cinco días, o los que pueda, del tirón. De ese modo puedes vivir mas el monte, disfrutar de lo que te aporta a parte de la roca.
Las nuevas generaciones han cambiado, ahora está el plástico e ir a la roca es como culminar lo fuerte que estas, como demostrar que no eres sólo el más fuerte en el plafón. No hay que atender exclusivamente a la dificultad, sino al lugar, a la línea, a la montaña. Hay vías increíbles de 6c y la gente frecuenta más un mal 7a. Son las lagunas negras de la escalada y eso es difícil cambiarlo.
Un libro y un escalador…
Libros un montón, muchos con cosas buenas y escaladores… Edlinger siempre me impresionó, quizás por se de mi misma época, pero también ha habido muchos. Ahora me mantengo un poco al margen de los escaladores actuales. Antes éramos cuatro gatos, hoy en día hay muchos que son los mejores del mundo. De los nuevos me encantan Edu Marín y Ramonet, me impresionan, vienen de padres fanáticos, con mucho apoyo y son muy fuertes. Claro, que ellos han tenido las cosas más fáciles.