“He analizado situaciones cotidianas y las he trasladado a la escalada. Me he dado cuenta de que podemos ser mucho más eficientes a la hora de escalar si tenemos en cuenta ciertos parámetros. A través de este trabajo se puede afrontar el miedo o las caídas. Si hacemos un proceso de refinamiento gestual, podemos ver resueltos muchísimos de los problemas que teníamos al escalar” contaba ayer Juan José Andujar «Hippie» autor del libro Actitud, el arte de escalar, durante su charla en la madrileña librería Desnivel.
Fue una ponencia sin duda atípica, con los asistentes implicados dando saltos, palmas, simulando un bloqueo, una caída… y exponiendo luego qué habían sentido simplemente realizando estos movimientos.
Hippie se basa en su propia trayectoria vital, en la que ha pasado por un absoluto fanatismo por la escalada donde –a pesar de la consecución de los objetivos propuestos–, no conseguía satisfacción personal. Se reencontró luego con las artes marciales y, después de un profundo autoanálisis y renacimiento, decidió compartir su aprendizaje en charlas, artículos y en este libro.
Analizar nuestra “gestualidad emocional”
Actitud, el arte de escalar, ya va por su segunda edición, y es que parece que todos sabemos lo relacionada que está la mente y nuestra forma de pensar con la escalada, pero es importante que nos lo recuerden de vez en cuando. Espera pronto poder sacar una tercera edición de este libro, en la que profundizará en el concepto de la gestualidad emocional, estrechamente vinculado con el lenguaje corporal y las emociones. “Se trata de ser conscientes de nuestros sentimientos y saber utilizarlos, de observarnos y ser capaces de analizar nuestros patrones y encontrar respuestas, de imponernos a nuestros gestos”, explicaba ayer durante una participativa charla en la que invitó a los oyentes a poner en práctica esa “conversación con nosotros mismos”.
«La escalada es hacer el amor con la pared»
“La escalada es adaptación, es movimiento, es lenguaje… Es hacer el amor con la pared. Nosotros tenemos la posibilidad de cambiar nuestra perspectiva. Ante un reto –en la escalada, en la vida– tenemos que pararnos y preguntarnos: ¿En qué estado nos encontramos? ¿Qué obstáculos me encuentro y qué herramientas tengo para superarlas? Una vez tengamos esto claro, podemos seguir avanzando, o bien buscar alternativas, o retroceder”.
Ser un guerrero es saber adaptarse
Insistió en que el retroceso no tiene por qué ser visto como algo negativo: “No importa el hecho de agarrarse a una cinta cuando estamos escalando una vía, lo que importa es cómo nos sintamos nosotros ante ese acto”. Hace referencia a la figura del “guerrero” (reconoce que la obra Guerreros de la roca, tuvo mucha influencia en su propio trabajo, así como toda la filosofía de las artes marciales) pero alejado de la visión tradicional del guerrero que «muere matando»: “Para mí ser un guerrero es un compromiso con los valores propios y que nos rodean, es escucha, es respeto, y sobre todo es evolución, saber adaptarse. Intentar siempre resolver los problemas de la forma más creativa posible”.
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