El otoño está brindando excelentes condiciones en la zona de Chamonix para los especialistas en escalada mixta. Dos de los más reputados practicantes de esta modalidad son los alpinistas locales Jeff Mercier y Korra Pesce, que no han desaprovechado la oportunidad para inaugurar dos nuevos itinerarios de consideración en la zona. Primero, en la carta norte de la Aiguille des Pélerins, donde abrieron Die hard. Rep a (king) line (V, 5+, M7, 90º, 600 m). Después, en la cara norte de la Aiguille du Peigne, donde trazaron Full love (V, 5+, M6 R, 85º, 500 m), esta vez en compañía de Julien Désecures y Jon Griffith.
Cara norte de la Aiguille des Pélerins
En una decisión de última hora, según cuenta el propio Jeff Mercier en su blog, los dos escaladores cambiaron su idea de fisuras por la de mixto tras ver las aparentemente buenas condiciones que presentaba la vertiente norte de la Aiguille des Pélerins. El plan de actuación era realizar una primera aproximación a la Dard-Repellin (abierta en verano de 1967 por Leon Dard y Jacques Repellin y nunca repetida en condiciones invernales o escalada mixta) y escalar la parte baja de la pared para comprobar la situación de ese incierto tramo inicial, bajar a vivaquear y volver a subir al día siguiente para atacar el itinerario completo.
Los tres primeros largos de la Dard-Repellin, rebautizada como Die hard. Rep a (king) line son comunes a la clásica Beyond the good and the evil. Desde allí, pudieron visualizar el resto de la pretendida línea, fijaron 120 metros de cuerda y descendieron para vivaquear sobre una placa de granito un poco más abajo.
A las cuatro de la madrugada vuelven a las cuerdas bajo la luz de las estrellas para superar la placa vertical. A partir del punto más alto alcanzado el día anterior, se enfrentan a las dificultades verdaderas, empezando por una travesía ascendente con un desplome inicial y una pequeña goulotte que llevan hasta el gran diedro que caracteriza la vía: “Los cuatro largos que siguieron son uno de los encadenamientos más sostenidos que he hecho en el macizo”, señala Mercier, quien apunta que su estilo de cordada implica que el primero lo hace a vista y sin colocar pitones. Más allá del diedro, la dificultad se modera, con otros seis largos de goulotte.
Cara norte de la Aiguille du Peigne
Un par de semanas más tarde, la historia se repite. Esta vez, el detonante de que salieran a las montañas fue un mensaje de su amigo Julien Désécures, anunciándoles el descubrimiento de una línea prometedora en la cara norte de la Aiguille du Peigne, la vía directa Británica de 1967 (placas de grado VI y numerosos tramos de artificial de A2 y A3). El equipo se completa con Jonathan Griffith, recién regresado de Pakistan. Después de un día de aproximación, visualización y fijación de 180 metros de cuerda en la parte baja, se sucede un nuevo descenso para descansar unas horas en el Refuge du Plan y recuperar fuerzas antes del ataque definitivo.
En esta ocasión, se ponían en marcha unos minutos antes de las cuatro de la madrugada, jumareando con dificultades el sistema de chimeneas hasta el punto más alto del día anterior, donde llegaban a las ocho de la mañana. Una vez allí, fueron sucediéndose inciertos largos en que placages de hielo les permitían seguir avanzando, disfrutando a la vez de “una de las escaladas más increíbles que he hecho nunca en el macizo”, según indica Griffith.
“Los largos siguientes son todos sostenidos, alrededor de M6 y 85º max”, comenta Mercier, quien destaca una “¡mención especial para el dry de salida!”