Lleva equipando competiciones desde 1998, lo que supone más de 60 competiciones nacionales y 15 internacionales. En el Campeonato de Escalada de Sevilla hablamos con él sobre su trabajo como equipador. Una labor poco conocida y que es clave para que la competición sea un éxito. La estructura puede ser perfecta, la organización también, pero si el equipador prepara itinerarios demasiado fáciles (y encadenan más de los previstos) o demasiado duros (y caen todos), la competición será un fracaso. Su trabajo es un auténtico arte pues se mueve en una línea intangible realmente difícil de conocer. Por eso Patxi dice que un equipador “siempre eres victima de sus resultados, cuando no sube ningún competidor, o suben todos, el fallo es del equipador, aunque la vía sea buena”. ¿Cuántos años llevas equipando competiciones? Competiciones nacionales desde 1998 hasta 2009, menos un año que no equipé porque competí, en 1999. En total unas 50. Competiciones internacionales, alrededor de 15, que incluyen desde campeonatos del mundo y pruebas de Copa del Mundo, hasta campeonatos del mundo juveniles. ¿En pruebas nacionales eres el equipador más constante? Siempre hay otros equipadores, pero el que está ahí siempre eres tú… Sí, hay gente que ha cogido mucha experiencia a base de equipar muy a menudo, como Carlos Brasco, Toti Vales, Carlos García, Carlos Suárez, o Carlos Logroño. Alguno de ellos es equipador internacional. Equipar este año la Copa España y el Campeonato de España, cuatro competiciones, sobre el mismo muro, ¿está resultando más complicado? Siempre estoy luchando para hacer variaciones. Estamos mirando a ver si en Madrid, aunque sea el mismo muro, transformamos los perfiles. Intento variar el itinerario, introducir cosas nuevas, meto volúmenes distintos… Siempre hay elementos para jugar. Háblanos del concepto tuyo de crear “sensaciones” en competición. En un campeonato como el de España, en el que participan dos de los mejores escaladores del mundo –porque el nivel de los competidores masculinos es increíble–, tienes que lograr que uno llegue arriba y otro no, y eso es muy complicado. Si pones un tipo de desplome con presa mediana mala pero que “muerda”, no se caen aunque la vía tenga mucha resistencia. Tienes que crear pasos que provoquen sensación de inseguridad, aleatorios. Pero, a la vez, tienes que intentar que llegue alguno y no se produzca un empate. En Sevilla traté de crear unas zonas en la parte superior muy técnicas y de presa pequeña, para que tuvieran que emplear al máximo su resistencia y que uno de los dos favoritos quedase mermado. Este es el tipo de sensaciones aleatorias, con el nivel que hay en la Copa de España, que hay que crear. Parece muy arriesgado equipar pasos aleatorios a mitad de vías porque te expones a que todos los competidores caigan muy abajo y se acabe el espectáculo.

Para provocar sensación de inseguridad en un paso debes apretar los tornillos lo suficiente para que pasen algunos y otros caigan, y los que pasen lo hagan algo tocados físicamente. Aquí es donde se diferencia a los escaladores de alto nivel. Hasta qué punto aprietas el tornillo depende de la mano del equipador. A veces cae un favorito en un paso de este tipo, pero forma parte del juego. Por ejemplo, en la final de Barcelona Patxi Usobiaga cayó en un paso como estos, cuando no estaba previsto ni mucho menos que fuera uno de los que no siguiera. Está bien que caiga un favorito y pase otro en teoría peor. Me gusta que esté abierto el juego. Como equipador no tienes favoritos. ¿Puede ser que un equipador a veces pierda la objetividad y favorezca a un competidor al crear los diferentes pasos? En el caso de darse esa situación, sería algo complicado porque con el nivel tan alto que hay en la competición masculina española, no sabes hasta qué punto un paso beneficia a un competidor u otro. Como equipador me olvido de las caras, me concentro en el nivel que quiero para la vía y trato, más que de beneficiar, que nadie salga perjudicado. Intento meter vías bastante “neutras” y donde la caída sea por nivel. En un mundo tan reducido como el de la escalada es muy fácil tener relación con el competidor, pero no significa nada porque entre todos siempre se van a establecer relaciones personales. Se presupone un trabajo profesional: cuando equipas es como si no conocieras a nadie. ¿Equipar competiciones te exige mantenerte en forma? Sí, hoy no puedes equipar en la Copa de España sin tener un nivel alto y estar muy entrenado. Entreno bastante, me lo tomo muy en serio. Escalo mucho en roca, entreno en presas…
¿Tu nivel sube con el nivel de los escaladores? Eso sería lo óptimo. No estaría mal que los equipadores pudieran participar y tener un papel decente en la competición. ¿Tienes en cuenta la altura del competidor la a la hora de equipar vías? Tengo en cuenta que hay gente más baja que otra. La altura mínima es 160 cm aproximadamente, y la máxima 190; pues la media que tengo en cuenta es de 175. Trato que hasta el más bajito llegue, por eso en algunos pasos pongo unas presas de pie extra, más que nada para no hacer daño a nadie, no para beneficiar. ¿Qué variación del grado en la competición se ha vivido desde 1998 hasta 2009? El grado en la competición para mí no existe. Las vías tienen un grado subjetivo, que puede ser 8b, pero en la competición se crea una vía que es tan artificial que genera una homogeneidad que no se existe en la roca. Es un tipo de vía ingraduable. Más que el grado, ha cambiado el concepto de vía. Las vías son correctas o no, según el objetivo que tengas. El grado es lo de menos si el objetivo está cumplido. ¿Cómo definirías la tarea de equipar? Un trabajo creativo, físico y, a la vez, sometido a mucha presión y estrés. Siempre eres víctima de tus resultados; cuando no sube ningún competidor, o suben todos, el fallo es del equipador, aunque la vía sea buena. Darío Rodríguez