El escalador madrileño CarlosSuárez ha vuelto a demostrar que es capaz de rendir a un altísimo nivel enespecialidades radicalmente diferentes. De las compes, el solo integral y lasespeluznantes tapias de Patagonia,ha pasado esta primavera al mono de plumas y la aclimatación en campos dealtura. El ChoOyu (Nepal, 8.201 metros) se ha convertido en su primer ochomil, que halogrado sin oxígeno, por la ruta normal y como guía de altura de la agenciaSANGA. Carlos nos ha contado su primera andadura por los nevados techosmundiales.

¿Es tu primera experiencia en un ochomil?
Sí. Aunque anteriormente he visitado el Himalayaen seis ocasiones -intentos a la norte del Thalay Sagar (6.904 m) y al Shivling(6.543 m)-, nuncahabía estado en altitud.
¿Cómo te has visto en altura?
Muy bien. Me he sorprendido a mi mismo porque iba muy cómodo, teniendo encuenta que nunca había funcionado a esa altura, aunque no deja de ser duro. Hesido muy cuidadoso en aclimatar bien e ir despacito y muy tranquilo. Estuve doshoras en la cumbre muy bien, con buen tiempo pero mucho frío.
¿Repetirás en el futuro?
Me llama la atención ascender algún ochomil estéticamente bonito, como elK2,o intentar el Everestsin oxígeno. Pero rutas normales a ochomiles me motivan relativamente poco. Unade las cosas que más me llamó la atención en el Cho Oyu fue encontrarme en lacima de un ochomil sin haberme enfrentado a ninguna sección exigente deescalada durante la ascensión. Me resultó más complicado el intento a lanorte del Thalay Sagar que llegar a 8.200 metros sin oxígeno.
¿Qué es lo que más te gustó de la ascensión ?
La sensación de estar en un lugar muy alto, sobre todo cuando en la cumbreves una impresionaste vista de Everest. Además, conocer y convivir contantísima gente diferente, como sherpas de una talla humana brutal.
¿Y lo que no te gustó?
Me impresionó mucho que el 90 por ciento de las personas que había en estavía no llegaría por sí sola a la cima, porque sería incapaz de equipar loslargos de las dos barreras de seracs que presenta la ruta. Posiblemente nohubiera más de 10 escaladores entre todas las personas que estaban ascendiendoel Cho Oyu. Lo mismo que pasaba en el Everest. Unos amigos suizos que conocí enPatagonia me contaron que había cuerdas fijas desde el Collado Norte hasta la misma cima.
Desde tu papel de guía de altura, ¿cómo has visto el polémico tema de lasexpediciones comerciales?
Creo que el mito de que son las principales culpables de la acumulación debasura en las grandes montañas no es del todo cierto. Hay muchas expedicionesdeportivas, formadas por alpinistas, que tienen una estructura y un desplieguemucho mayor que algunos grupos comerciales, y que lógicamente arrastran una mayor cantidad de desperdicios. Lo realmente negativo de las comerciales es quevenden la montaña a gente que no tiene nivel para afrontarla, por lo que seasumen riesgos a ochomil metros que están muy por encima de dinero, contratos ycualquier cosa.
Yo por ejemplo, sólo era responsable hasta el campo base yalgún campamento de altura. Pero al final, en la cima, tuve que hacerme cargode un cliente que se había desfondado subiendo y había consumido todas susfuerzas. Arriba cogí su mochila, fui esperándole durante toda la ascensión, ytuve que volver a subir a por él porque llegado un punto se desplomó y seabandonó a sí mismo. Acabamos pasando la noche en el C3, donde no había nicomida ni sacos, en lugar de llegar al C2, como estaba planeado. Incluso al díasiguiente presentaba problemas de visión y quizá principio de edema cerebral yhubo que darle dexametasona y tirar rápidamente para abajo.
En definitiva, que nada ni nadie puede asegurarte el éxito ni la seguridad,que es realmente lo importante. Es verdad que hay guías muy fuertes y puedesllevar 20 sherpas, pero nadie tiene esa seguridad. Además, después está lagente que te encuentras. Por ejemplo, un alpinista americano líder de unaexpedición, pasó al lado de mi cliente, le miró como si fuera una roca y sindecir ni hacer nada siguió descendiendo. Cuando pasó a mi lado y le pregunté,lo único que dijo fue ‘tiene un problema’. Con todo esto estamos destrozandolas montañas.
En el caso de España, hay algunas agencias como SANGA que están preparadas paraorganizar expediciones como las mejores, pero el público no es capaz deafrontar el pago de una gran expedición comercial dirigida a evitar los mayoresriesgos posibles.
¿Hay tanta suciedad en picos masificados como el Cho Oyu?
Vi como un sherpa tiraba la basura a una grieta delante de mi cuándo lepregunté lo que hacía con ella, en las barreras de seracs había combas de 40 metros decuerda que entraban y salían del hielo, pilas tiradas, etc. Y en los campamentosbase todavía es peor. Fuimos la última expedición en abandonar la montaña, yvimos una cantidad brutal de botellas de cerveza vacía que llevan todas lasexpediciones y que después se quedan allí.
¿Crees que hay alguna solución para todo esto?
Yo creo que la solución pasa por la conciencia de cada uno. Cada personatiene que ser consciente de dónde quiere llegar y en que momento te pones enpeligro y pones en peligro a los demás. Por otro lado, nadie es quien paradecirle a otra persona que no puede ir a una montaña determinada, pero tampocopuedes vender masivamente unas montañas que pueden no resultar tan fácilescomo se dicen.
¿Qué balance realizas de tu primera experiencia como guía?
La situación del guía es muy complicada en una expedición comercial. Porun lado eres el líder y tienes que mandar e imponerte a los clientes, pero porotro eres otro sherpa que trabaja para ellos y cobras porque han pagado porsubir. Además, la dificultad se agudiza si te enfrentas a un grupo de gente muydiferente y de una experiencia en montaña muy reducida.
¿Qué harías si supieras que un cliente no puede pero insiste en subir?
Tienes que imponerte, intentar por todos los medios que no suba si sabes quepuede ponerse en peligro el mismo y los demás compañeros y alpinistas. Porejemplo, este año en el Cho Oyu el guía de un grupo alemán que encontramos enun campo de altura, estaba ordenándoles a través del ‘walkie’ que descendieranhacia abajo. Pues uno de ellos, que en realidad se había propuesto saltar enparapente desde la cima, convenció al resto para que fuera bajando y de repenteintentó lanzarse desde allí mismo. Al final, hubo que rescatarle de una grietaque había unos 20 metros más allá y en la que se quedó colgando de lascuerdas con otros 30 metros por debajo. Pero podría haber muerto, claro.
¿Piensas volver como guía a una expedición de este tipo?
Sí, en otoño vuelvo, pero a montañas más bajas de seismil metros.También lo haré en Patagonia, porque es una zona que conozco mejor, y porquees un medio que a mi también me permite viajar e ir a estos lugares, que quizáno podría visitar afrontando los gastos yo mismo. En este momento sueño con laTorre Sin Nombre (Karakorum),es el primer destino al que me gustaría ir, pero el permiso por un mes no bajade 700.000 pesetas. Así que…vuelvo a la roca definitivamente (risas).