En 1980, Valery Babanov, tenía 16 años. Fue entonces cuando comenzó a interesarse por la escalada y la montaña. Hoy, con 43, ha completado más de 600 ascensiones, todas ellas con la voluntad férrea que caracteriza a los alpinistas rusos. Aunque con estilo propio. Desmarcado de las grandes expediciones, Babanov escogió la soledad, la velocidad y la limpieza. En 1990 realizaba su primera ascensión en solitario, algo que revolucionó su percepción de la montaña.
En 1997 hollaba su primer ochomil, el Lhotse (8.516 m), una ascensión a la que seguían algunas de las actividades más destacadas del alpinismo moderno en solitario: En el 99 la Cara Norte de las Grandes Jorasses, tras ella la nueva ruta de la Norte del Mount Kantenga (Alaska, 6.799 m), la primera ascensión del Meru (6310 m) o la pared oeste del Chomo Lonzo Norte (7.200 m), que le valieron nominaciones el Piolet d`Or en 1999, 2000, 2001, y 2003. En el 2002 lo ganaba por su ascensión al Meru.
Pero Valery no siempre escala solo. Hace cuatro años firmaba la primera del Nuptse Este (7.804), por su Pilar Sureste y con un solo compañero. Estilo que repetiría para abrir una nueva ruta en la vertiente Suroeste del Mc Kinley (6.200 m) en 2005.
En 2007, los objetivos de Babanov continúan siendo los mismos y le ha tocado el turno a la Norte del Jannu (7.710 m), cuya codiciada incógnita fue resuelta por un equipo ruso, de estilo pesado, disciplinado y paciente, en la primavera de 2004. Su severa pared de 1.200 metros, en estilo alpino, abriendo una nueva ruta (a decidir en el CB) y con un único compañero, Sergey Kofanov, es el nuevo proyecto que ansía resolver Valery. Tras la Oeste del K2, una de las mayores propuestas realizadas en los últimos años, ascendida por otro amplísimo equipo ruso, los alpinistas del antiguo sistema soviético continúan marcando el ritmo.
¿Qué opinión tienes sobre los alpinistas rusos?
Creo que son personas con mucha motivación, si se plantean subir una montaña, la suben hasta el final, ponen todo su empeño en llegar a la cima. Sin embargo y por desgracia, no tienen muy en cuenta el cómo: utilizan cuerdas fijas, espits, suben en grupos de tres o cuatro personas, etc… No es que sea malo, pero tampoco creo que sea bueno. Yo prefiero grupos más reducidos, de una persona o dos, pero en Rusia todavía hay personas que prefieren formar parte de grupos mayores.
En resumen, creo que son muy fuertes mentalmente: aunque haya tormentas, llueva, nieve, etc… intentan alcanzar su objetivo. Creo que ése es el punto fuerte de los alpinistas rusos.
¿Cómo cambió tu forma de pensar tras tu primera ascensión en solitario?
Mucho. Fue a principios de los 90, en 1991 ó 1992. Aunque ya tenía experiencia, unos 8 o 9 años escalando con equipos de 4 o 5 personas, fue en aquella época cuando realicé mi primera ascensión en solitario en una ruta bastante larga. Fue como si me hubiese desarrollado un poco más como persona.
Fueron 24 horas sin descanso, con mal tiempo, etc… una gran experiencia. Así que cuando volví tras esta ascensión, me di cuenta de que algo había cambiado en mi cabeza, entendí que ya no quería volver a subir formando parte de grandes expediciones. Incluso en el caso de un equipo de dos personas… no me motiva tanto.
A partir de entonces, y debido a que aquella experiencia cambié tanto, me despertó grandes sensaciones, estuve unos 6 o 7 años escalando en solitario.
¿Crees que existen algunas rutas que sí que exigen grandes expediciones?
Sí, creo que sí que existen algunas que no se pueden realizar en grupos pequeños. Por ejemplo, la cara oeste del Makalu, en el Himalaya. No es uno de mis objetivos en el futuro porque sé cual es mi nivel y cuales son mis posibilidades. Quizá en un futuro las nuevas generaciones puedan intentarlo, pero creo que hoy en día se trata de objetivos destinados a las grandes expediciones.
¿Qué opinas de la polémica surgida este año en torno al Piolet D’Or?
Creo que los medios de comunicación influyen mucho en todo. Sin embargo, a mí me parece que este premio es bueno sobre todo para las nuevas generaciones. Me acuerdo que hace algún tiempo yo soñaba con conseguir algún día este premio y ahora que lo tengo, podría decir: “no…, está mal,…” pero recuerdo que hace años, deseaba que me dieran uno. Creo que motiva muchísimo a los jóvenes, que les hace esforzarse al límite, por eso no me parece mal que exista.
¿Cuál es tu opinión sobre las competiciones rusas?
Creo que se trata de algo muy bueno porque motiva mucho a los escaladores y hace que se esfuercen al máximo. Quizá si no existieran, la gente no escalaría, pero gracias a ellas se han abierto muchísimas rutas.
¿Qué opinas del uso de oxígeno en grandes montañas?
No me parece bien. Cuando subí al Lhotse en 1997 lo hice sin oxígeno y estuve una hora en la cima y sin problema.
Eres guía de montaña pero me has comentado antes que no querías ser guía en el Himalaya, ¿no?
No, porque lo quiero reservar para mí. Me parecen unas montañas muy misteriosas, nada simples, y me gusta reservarlas para explorarlas yo.
Decidiste terminar con tu negocio, cambiar de país, etc… ¿Estás contento con las decisiones tomadas?
Sí, la verdad es que sí.
«Cuando subí al Lhotse en 1997 lo hice sin oxígeno y estuve una hora en la cima y sin problema.»

¿Es difícil compaginar la familia y el alpinismo?
Para mí sí, pero deberías preguntarle a mi mujer. Entiende lo que hago y ella también escala un poco, pero no es fácil porque yo intento ir siempre un poco más allá y eso puede darle miedo.
¿Hay algún escalador que te impresione?
Sí, hay bastantes. Cuando era un poco más joven consideraba héroes a Walter Bonatti, Reinhold Messner, Hermann Buhl, etc…
¿Qué diferencias encuentras en cuanto al alpinismo y a la forma de vida entre Europa y Rusia?
Creo que muchos de los escaladores occidentales tienen más facilidades económicas para practicar el alpinismo. Es decir, pueden trabajar por ejemplo seis meses y luego utilizar el dinero que han ganado para organizar una expedición al Himalaya. Sin embargo, los escaladores rusos tienen más problemas en este aspecto, aunque creo que su motivación es mucho mayor.
¿Por qué se produjo aquella polémica cuando recibiste el Piolet d’Or por la ascensión del Nuptse?
Porque utilizamos cuerdas fijas en una parte de nuestra ascensión y algún que otro espit, quizá dos o tres. Hubo algunas personas que dijeron que no nos lo merecíamos porque habíamos utilizado aquello y no estaba bien, pero creo que quizá en aquel momento era la única solución.